“A quien creen los jóvenes de la Generación Z es a Google.”
Los “Z” son los jóvenes que nacieron con el siglo y llegaron con un smartphone bajo el brazo. La española Vilanova, coautora de “Generación Z”, desmenuza sus características, virtudes y fortalezas, así como algunas de sus debilidades.
Hace 30 años, cuando Núria Vilanova, nacida en Barcelona y residente en Madrid, fundó Atrevia, una consultora de comunicación que hoy tiene oficinas en 16 países y emplea a 325 personas, cuenta que le tocó lidiar con todas las generaciones: los ambiciosos
“baby boomer” nacidos a partir de la posguerra, la “Generación X”, que hoy tiene entre treintaipico y 50 y, más adelante, con los jóvenes “Y”, que hoy pisan los 30 y que debieron transitar la transformación de un mundo analógico al digital. Ahora, en la literatura de Recursos Humanos, llegan los “Z”, donde ya no hay transición: son 100% digitales. En efecto, dice Vilanova, en Generación Z (Plataforma Editorial, 2017, en coautoría con Iñaqui Ortega) se describe a la generación que viene detrás de los Millennial.
Los Z nacieron después de 1995, cuando Internet ya no era una novedad; llegaron con un celular bajo el brazo y son nativos digitales. Se trata de una generación que para Vilanova hay que entender, no sólo para dejar de sentirse un extraño frente a un YouTuber sino porque serán los empleados, jefes, consultores y consumidores de los próximos años.
De visita por Buenos Aires junto a la comitiva que acompañó al premier español Enrique Rajoy, Vilanova conversó con Pymes.
¿Qué es lo que hay que entender en la Generación Z?
Son el 25% del planeta y es la primera generación que no sabe que existió un mundo sin Internet. Se despiertan por la mañana y antes de salir de la cama miran el Whatsapp e Instagram, las dos plataformas que hoy los conectan con el mundo. Cuando les preguntas si le creen más a mamá, papá o al profesor, te miran con ojos desorbitados y te dicen que a Google: que a sus padres los pueden querer, pero le creen a Google. En una discusión, acuden a Google para poder decirles a sus padres que se equivocan: en este sentido, se sienten autosuficientes y, claro, son irreverentes. No creen que todo lo de antes era bueno y mejor. Buscan soluciones diferentes.
¿Qué los diferencia de los “Y”?
Los Y o Millennial aprendieron Internet, los Z nacieron con Internet; ésa es una diferencia fundamental. Para los Z es muy importante la inmediatez, todo lo tienen al alcance de su mano en el móvil. Muchos profesores nos cuentan que un Z no entiende cómo es que el resultado del examen se entrega, en el mejor de los casos, al otro día; porque claro, cuando ellos hacen una encuesta en Internet, el resultado está en el momento. Cuando compran quieren comprar ya, no quieren encargar algo para que llegue a la semana. Otra característica de esta generación es que ha superado los conflictos. Lo millennials estaban preocupados, tuvieron que asumir que ya no tendrían, como sus padres, un trabajo para toda la vida. A los Z eso no los preocupa; es más, los alivia, ellos ven con horror la idea de estar siempre en el mismo trabajo. Es decir, convirtieron lo que para sus hermanos mayores era un conflicto, en una ventaja.
¿Y las diferencias geográficas?
Por supuesto son diferentes, depende del país, pero también es cierto que nunca el mundo fue tan igual como ahora, precisamente por Internet y el acceso a la tecnología, que ya tampoco es un inconveniente ya que está siendo más transversal de lo que había sido nunca. Nosotros tenemos oficinas en Guatemala y, hace dos años, al presidente (Otto Pérez Molina) se lo denunció por corrupción y su renuncia se dio porque la población se movilizó a través de las redes sociales. Es decir, los teléfonos inteligentes en Guatemala, uno de los países con menor renta del continente, fueron los que provocaron el cambio político. Mi hija, que tiene 17 años, una Z: cuando tiene un mal profesor, o la clase no resultó clara, acude a un tutorial en YouTube en busca de un profesor que le explique ese punto en particular que no entendió. Esos profesores son globales; en Internet las fronteras no la marcan los países sino los idiomas.
¿Y en cuanto a los valores?
Yo creo que ellos aprendieron de nuestros valores, pero los mejoraron. Uno de los temas que más los preocupan es el tema de la mujer. Nunca las mujeres fueron una preocupación de toda una generación. En realidad, creo que es más lo que nosotros podemos deberle a los Z, los necesitamos. Nos enfrentamos a un mundo de cambios muy fuertes, ellos saben que su trabajo de mañana todavía hoy no está inventado. Cambiarán las empresas, el trabajo, la tecnología, la robotización, la digitali-
zación, la medicina; todo cambiará de una manera tremenda y necesitamos de la mirada de los Z para entender estos cambios y anticiparnos.
¿Se termina con ellos el Techo de Cristal?
No sé si se terminará, porque los cambios sociales son muy lentos.
Hoy una hija cree que la mujer tiene que tener las mismas oportunidades que un hombre, pero aún le reclama a su madre que por qué no la fue a buscar al colegio, y no se lo exige a su padre porque entiende que tiene que trabajar; eso es machismo. Entre lo que decimos y lo que hacemos, muchas veces hay contradicciones y nuestros hijos Z no se libran de ellas. Pero aunque las costumbres tarden en cambiar, las líneas de pensamiento son más claras y se irá produciendo una conjunción entre lo que se piensa y lo que se hace. El techo de cristal se acabará cuando la más débil de las mujeres no sufra discriminación y en las capas más pobres, donde aún se sufre la violencia y la falta de educación, falta mucho por avanzar. La gran revolución será cuando esa mujer tenga las mismas oportunidades que la mujer que tuvo un desarrollo profesional visible. La revolución se va a dar desde abajo, no cuando las mujeres que estamos en un entorno profesional sintamos que no hay techo. En la historia, siempre los cambios han dado miedo; yo hoy lo percibo en el enfado de las poblaciones.
¿Por qué contratar a un Z?
Para tener un diálogo abierto y abrazar nuevas oportunidades necesitamos perfiles profesionales diferentes; hoy tienes que mezclar gente de tecnología, con perfiles profesionales más humanistas, creativos, pragmáticos y también generaciones diferentes. Una de las grandes ventajas de los Z es que ellos, a diferencia de otras generaciones, saben que su formación nunca acabará porque el mundo cambia a toda velocidad. Saben que de su formación va a depender el nivel de empleabilidad. Ese concepto de formación continua y apertura al cambio tiene también una gran ventaja. Los X nos hemos criado pidiendo –a nuestros padres, al gobierno, al Estado– y ellos son autodidactas; toman una iniciativa y la llevan adelante, creando su propio conocimiento, creando su modelo de negocio y buscando soluciones sin pedirle nada a nadie.