Cinco cualidades relevantes
Marcelo Elizondo Especialista en negocios internacionales. Titular de la consultora DNI.
El reciente ajuste cambiario (120% de apreciación del dólar) cambia el marco de referencia en el que las pymes actúan en el comercio internacional. Ha desaparecido una barrera: el atraso cambiario, que elevaba costos de producción y comercialización medidos en moneda dura.
Esto debería facilitar la internacionalización de productos desde la Argentina. Sin embargo, la nueva estructura de costos (que deberá probar que se mantiene y no es neutralizada por un gradual pass trough inflacionarios) debería ser acompañada por otros cambios concomitantes para mejorar la inserción internacional de las pymes. En primer lugar, los cambios en el entorno macroeconómico y mesoeconómico que deben sumarse son lo que solicita el World Economic Forum en su reporte 2018: mejorar en inflación, sistema tributario, estabilidad en las políticas públicas, acceso a financiamiento, la rígida legislación laboral, la burocracia gubernamental, las condiciones de la fuerza de trabajo y la infraestructura.
Pero, además, el nuevo escenario exige de las empresas el desarrollo de atributos competitivos, en el plano microeconómico. Así, hay cinco cualidades relevantes para que, con el nuevo entorno, una empresa pyme pueda competir externamente. En primer lugar, se debe desarrollar una estrategia adecuada (elegir bien los mercados, conocer las condiciones de acceso, seleccionar socios externos y métodos de ingreso) y actuar con una planificación inteligente previa, basada en sólidas razones. Confeccionar una estrategia es planificar antes de actuar; no quedar sometido a decisiones amparadas en circunstancias accesorias, sino basadas en razones esenciales.
En segundo lugar, es preciso desarrollar productos calificados (con conocimiento incorporado en la producción, o en los procesos de comercialización, y con innovación para garantizar solidez competitiva). El conocimiento y la innovación no son meras novedades adjetivas y tampoco son necesariamente procesos que requieren altas inversiones: requieren perspicacia y desarrollo de características singulares sostenibles.
En tercer lugar, se deben generar arquitecturas vinculares que mejoren el posicionamiento de la empresa (alianzas, tanto en la producción como en el desembarco en los mercados). No se ganan mercados en soledad. La formulación de contratos relacionales (más que legales) por vínculos sistémicos que conforman redes son críticos para llegar, permanecer y crecer en un mercado. En cuarto lugar se deben generar instrumentos que crean reputación (marcas, certificaciones de estándares y cumplimiento de normas, alianzas con terceros que califican en la imagen de la empresa o el producto). La reputación es el conjunto de intangibles que hacen a un producto preferido en un merado, aun cuando las prestaciones funcionales son equivalentes a las de la competencia. Y, finalmente, hay que desarrollar la capacidad de administrar ambientes. El ambiente es el conjunto de hechos, actos y procesos exógenos que influyen en una empresa y esos conjuntos varían según el mercado, por lo que un buen producto puede no tener el mismo éxito en diversos mercados si no se administra bien el ecosistema de acción. A la nueva estructura de costos, hay que acompañarla con atributos competitivos.
La Argentina tiene muy pocas grandes empresas exportadoras (apenas 57 empresas exportan más de US$ 100 millones por año, y sólo 361 exportan más de US$ 10 millones por año), por lo que la mayoría de los alrededor de 7.000 exportadores en nuestro país es pyme. Esa masa de exportadores podrá sacar provecho del nuevo contexto si su competitividad no se basa sólo en costos, sino especialmente en el valor.