“Las empresas compran startups para innovar”
El titular de PRODEM relevó, en el último trabajo de la entidad, el tipo de vínculo que se viene dando entre las empresas tradicionales y las startups tecnológicas, las cuales en no pocos casos les aportan una vía rápida para insertarse en el siglo XXI.
Investigar para la acción es la propuesta de valor que Hugo Kantis propone en el Programa de Desarrollo Emprendedor (PRODEM), de la Universidad de General Sarmiento. Desde hace más de dos décadas, Prodem plantea en sus trabajos el fortalecimiento de un ecosistema emprendedor que vincule gobiernos y diferentes organizaciones para la creación de nuevas empresas dinámicas.
Economista (UBA), con doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona (España), Kantis encabeza este think tank que, de manera periódica, genera trabajos dirigidos a los actores económicos y productivos. El más reciente, con el título “Grandes empresas + Startups = ¿Nuevos modelos de innovación?”, fue realizado con apoyo de Wayra, Red Pymes y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En 90 páginas, el reporte describe el nivel de desarrollo y madurez del “Corporate Venturing”, es decir, el trabajo que las grandes empresas realizan para fortalecer aquellos emprendimientos que pueden aportarles innovación. Según el reporte, en Latinoamérica son alrededor de 2.000 startups las que, a través de diferentes programas, están en relación con más de 150 empresas grandes; Brasil lidera el ranking con 64 iniciativas, seguido por Chile con 28, México con 24 y pisándole los talones Argentina con 23.
¿Qué es el Corporate Venturing?
Es una forma que las grandes empresas usan para innovar de manera más rápida y profunda a través del trabajo con los emprendedores y startups. Para lo que no consiguen hacer tan rápidamente con sus propias fuerzas, se nutren de lo que genera una startup.
¿Cómo impacta la disrupción tecnológica?
Las corporaciones tecnológicas ya tienen en su ADN el trabajar con startups, incluso adquirirlas. Google, por ejemplo, compra una empresa naciente cada dos semanas. Después están las empresas tradicionales que toman el Corporate Venturing de manera defensiva, por el susto que les provoca ver cómo incide en la facturación, como cuando aparece un Netflix, un Airbnb o un Uber. Entonces, con la transformación digital, la robótica, la realidad virtual, inteligencia artificial o el G5, las grandes empresas son más conscientes de la urgencia de innovar.
¿Sólo innovación?
Es innovación que claramente está en relación con otros objetivos, como defender su posición en el mercado, conquistar nuevos mercados o rejuvenecer la cultura de la empresa. Algunas empresas entran al Corporate Venturing para acceder a talentos y recursos humanos que de otra manera no podrían tener, ya que posiblemente esos emprendedores no estén esperando trabajar dentro de una empresa.
¿Qué persiguen las startups?
La promesa es el respaldo. Pero, además, al trabajar con una empresa grande, acceden a gerentes como mentores, a recursos humanos de la empresa y a una economía de escala. Además, les permite hacer pruebas piloto y ver, por ejemplo, cómo es trabajar con una corporación, como potencial cliente, o acceder a clientes de la propia corporación.
¿Qué programas usa el Corporate Venturing?
No hay recetas únicas, en América Latina tenemos identificadas 183 iniciativas de Corporate Venturing. Los programas dependen mucho de los recursos y del grado de compromiso de las empresas. Algunas organizan concursos, hackatones o espacios de coworking y, de esta manera, van conociendo empresas nacientes. Otros, lo más frencuente, crean aceleradoras e incubadoras. Otras, con grado mayor de compromiso, celebran alianzas, ofician de Venture Capital o directamente adquieren la startups.
¿Qué tipo de empresas participan?
Hay empresas de sectores tradicionales como energía, salud, bancarios, financiero, seguros, entre otros. El Corporate Venturing no es exclusivo de las empresas tecnológicas. Pero cabe señalar que las grandes empresas acuden a las startups para que los ayuden a recorrer el camino de la transformación digital y la revolución 4.0.
¿Cuáles son los contras a tener en cuenta por las dos partes?
La startup debe tener en cuenta que la corporación es un elefante, y para que el elefante no pise a la gacela deberá entender cómo se juega este juego, con un actor organizacional bien diferente de ellos. Por otro lado, las corporaciones deben aceptar la prueba y el error como parte del camino a tran-
sitar; algo que los emprendedores tienen más aceitado. En este sentido, las empresas deben trabajar con las startups poniéndose el sombrero de startups. Eso significa, por ejemplo, que contemplen sus niveles de madurez y sofisticación para adaptar y flexibilizar sus procesos y tiempos para que resulten acordes a los recursos de los emprendedores. La fórmula que se busca es la de “ganar /ganar”.
¿Está desarrollado el Corporate Venturing acá?
Es muy incipiente. En América Latina, unas 155 empresas grandes ya están trabajando con más de 2.000 startups. Sin embargo, los programas más antiguos, con más de seis años, no llegan al 10%, y las iniciativas están más concentradas en los países de mayor tamaño, o en los que su ecosistema emprendedor está mucho más desarrollado. En la Argentina tenemos rastreadas 23 iniciativas, en Chile hay 28 y en Brasil 64; el que más iniciativas tiene está más atrasado.
Es escaso el desarrollo argentino.
Creo que, a diferencia de la Argentina, países como Brasil, México y Chile tuvieron políticas tempranas que permitieron el desarrollo del ecosistema emprendedor. En la Argentina empezaron a aparecer políticas de desarrollo emprendedor recién hace dos años; estamos en la línea de largada.
¿El Corporate Venturing aporta elementos para la supervivencia?
Si bien creo que el escenario felizmente no es el mismo, durante la crisis del 2001-2002 tuvimos mucha más mortalidad que nacimiento de empresas. Sin embargo, cuando el proyecto era innovador, exportable, y contaba con un equipo de trabajo potente, esos proyectos nacieron y sobrevivieron. Además, hay que tener en cuenta que, en épocas de crisis, las startups tienen más chances de acceder a proveedores y a talentos que, en una etapa de bonanza, probablemente sería más difícil. Dicho esto, creo también que habría que preguntarse si el Corporate Venturing no es una buena herramienta para las corporaciones, que en tiempos de crisis deben focalizarse en el corto plazo, pero que así y todo quieren innovar. Las startups les aportarían esa innovación que requiere una visión a más largo plazo. Con la ventaja de no tener que inmovilizar recursos internos.