Exportación, el fin de año menos pensado Empresas que salen a la caza de dólares en el exterior.
La devaluación representó para algunos un giro de 180 grados: el mercado externo, durante una década inaccesible por los altos costos locales, ahora comienza a abrirse. por nino fernández
En el momento que nuestras ventas estaban en los peores niveles en la historia de la empresa, trabajando en un 30% de nuestra capacidad de producción, con apenas 13 personas, hace unos meses volvimos a tener la esperanza de exportar. Fue como volver a vivir”, cuenta Alfredo Carfora, socio de Manufactura Patagona SRL, una productora de calzado de calidad en Villa Madero, en la provincia de Buenos Aires.
Hace 12 años, en 2006, Patagona había llegado a tener 32 empleados y exportaba sus productos a España y Sudáfrica. Con el tiempo, las condiciones se fueron deteriorando, tanto en el plano cambiario como en ventas al mercado interno, hasta llegar a la peor crisis en los 50 años de la firma. Pero desde hace unos meses, tras una corrida cambiaria que no estaba en los planes de nadie, Patagona volvió a exportar: ya concretó ventas a Chile y a Rusia. Para agosto, cuando el dólar rondaba los $ 39, cerraron un negocio de exportación a México. Quieren consolidar estos mercados y sumar algún otro en el 2019.
La reseña es un simple botón de muestra de una larga lista de pymes de diversos sectores a las que la devaluación les abrió las puertas de la
exportación y les permitió compensar, al menos en parte, la caída de ventas en el mercado local.
“La suba del tipo de cambio puede ser una buena salida para aquellas pymes que desarrollaron canales de exportación. Pero la inestabilidad cambiaria y el contexto inflacionario son obstáculos serios, porque un negocio de exportación no es algo que suceda de un día para otro, sino que lleva tiempo”, dice Martín Alfie, economista jefe de Consultora Radar.
Desde Fundación ICBC, con vasta experiencia en la conformación de consorcios de exportación, destacan el creciente interés de las pymes por exportar. “Hay un importante aumento de las consultas. En el interior hay muchas con potencial exportador que encuentran en la propuesta asociativa una herramienta para abordar los mercados internacionales”, asegura Emma Fontanet, gerente del Departamento de Promoción del Comercio Internacional.
Eduardo Rodríguez, vicepresidente de Economías Regionales de CAME, dice que el nuevo tipo de cambio ayudó a oxigenar la actividad de varias economías regionales, pero en muchos casos llegó a destiempo. “Peras y manzanas tuvieron su cosecha en el verano, varios meses antes de la devaluación: habían exportado con el dólar a $ 19 y tuvieron que proveerse de insumos con el dólar a $ 26. En el caso del ajo, la devaluación ayudó pero estuvo lejos de contrarrestar la sobreoferta del producto a escala global por la enorme producción china y la caída de la demanda de Brasil. Mejor ha sido la suerte de los lácteos, el vino, el mosto y los cítricos, sobre todo el caso de las naranjas y mandarinas, que se cultivan en invierno y que en buena parte logró ser exportado”, señala.
ADELANTADOS
“Indudablemente, el tipo de cambio mejora la situación de todo el sector vitivinícola y especialmente de las pymes que dependen casi exclusivamente de un dólar favorable para exportar, ya que el mercado interno está sobreofertado por las grandes bodegas y la
exportación es la principal salida a sus producciones”, dice Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina, una entidad que agrupa a 230 firmas viñateras que representan el 90% de la exportación de vino fraccionado.
En Bodega Cassone, de Luján de Cuyo, Mendoza, los envíos al exterior se remontan al mismo origen de la empresa. “Buscamos exportar y vender en el mercado interno al mismo tiempo. Por supuesto que los cambios en la valuación del dólar de este año impulsaron las exportaciones, pero es un beneficio inmediato, que se diluye con el tiempo si no se controla la inflación”, advierte Federico Cassone, director comercial de la firma que lleva su apellido.
Diferente es el caso de Ezequiel Cupani, director financiero de Molinos Río Segundo, de Córdoba. Hace varios años que la empresa sufre la retracción del mercado interno, por lo cual empezaron a explorar la alternativa exportadora bastante antes de la devaluación. Pero por entonces era imposible competir.
“En algunas misiones comerciales hicimos contacto con ejecutivos de una cadena internacional de hipermercados que tiene sucursales en la Argentina y en Chile. La realidad es que la devaluación nos favoreció en el ámbito externo. De hecho, con el dólar a $ 38 éramos muy competitivos a pesar de los derechos de exportación que nos aplicaron. Pero debo decir que la devaluación nos perjudicó en el mercado interno, porque la materia prima está en dólares y los cambios en la cotización se trasladan a precios y retraen el consumo”, dice.
El nuevo tipo de cambio le abrió las puertas en Chile, para lo cual debieron cotizar una exportación simulando los costos de logística. “Tuvimos que hacer los cálculos con un paquete de 400 gramos para avanzar, que es la medida que se utiliza en el mercado del vecino país, y para ello fue necesario adaptar la enfardadora
y reorganizar los pallets, porque, como se sabe, lo normal en la Argentina son paquetes de 500 gramos”.
Para Carfora, de Patagona, la fuerte depreciación del peso motorizó las exportaciones pero el costo de producir se había disparado a la par de la devaluación, por lo que debieron resignar rentabilidad. “Cuando cerramos la operación en México hicimos cálculos y encontramos que sin contar la nueva retención a las exportaciones de $ 3 por dólar exportado, estábamos con los mismos precios del año 2011. En pocas semanas, el precio del cuero se había disparado: a principios de año pagábamos $ 450 el metro y a mediados de septiembre costaba $ 800. Y en lo que va del año los adhesivos aumentaron 100%. O sea, el margen se achicó en forma significativa”, dice.
Faraoni y Lo Menzo SRL es la razón social de una empresa que produce y comercializa las marcas de juguetes Chikitos y Chikimasa, además de ser licenciatarios de Barbie y Hot Wheels (en masas para modelar juguetes), Power Max y Vértigo 40. Con más de 50 años en el mercado, la empresa tiene experiencia en el negocio exportador. “Habíamos exportado entre 2003 y 2005, y luego en el 2016 a Brasil, en momentos en que no estaban dadas las mejores condiciones cambiarias. Pudimos hacerlo por mérito del diseño de los productos. Ahora hemos vuelto a exportar pero a Uruguay y a Paraguay, tanto con nuestros juguetes de línea, como con productos premium que fabricamos para la empresa Mostaza. Si se estabilizan los costos internos y se mantiene la competitividad del tipo de cambio, crecerán nuestras chances de aumentar nuestras exportaciones”, afirma Claudio Lo Menzo, socio de la firma.
PRODUCTO
El tipo de cambio tampoco ha sido determinante de la decisión de empezar a exportar de Laboratorios Garre Guevara SRL, una empresa que emplea a 16 personas en la producción de fitocosméticos para la recuperación capilar. En abril de 2018 la empresa empezó a exportar al Reino Unido. La línea, conocida comercialmente bajo el nombre de EcoHair, es producto de una investigación propia que cuenta con patentes del Conicet y compite internacionalmente con productos premium.
“No dependemos tanto del dólar porque este tipo de productos, llamados Fito, son una tendencia en algunos países de Europa que promueven el reemplazo de drogas químicas. Por eso apostamos a la innovación en ese mercado y observamos una gran oportunidad en el segmento de la alopecía, dado que la oferta
de productos con evidencia científica es escasa a nivel mundial. Esto es lo que nos permitió desembarcar en Inglaterra con dos primeros envíos por US$ 11.000 y aspiramos a expandirnos al resto de Europa. Por lo pronto, con nuestro cliente (Prevention Hair Loss, de Southampton, Inglaterra) mantuvimos reuniones con interesados en el producto de Alemania y España. Paralelamente, hemos tenido algunos contactos con importadores de Singapur”, dice Sergio Garré, socio del laboratorio.
ESTÍMULOS Y VÍAS
“Un mercado interno que funcione bien es una condición importante para las exportaciones, no sólo por el trainig sino también por una cuestión de escala: cuanto mayor es la producción, mayor es la posibilidad de prorratear los costos fijos”, dice Matías Alfie, de Radar.
Dante Sica, ministro de Producción y Trabajo de la Nación, asegura que desde el Gobierno se buscan impulsar las ventas externas, abriendo mercados, acompañando a las pymes exportadoras y simplificando la operatoria, a través de diversas iniciativas.
“Disponemos de instrumentos como la Ventanilla Única de Comercio Exterior, a través de la cual procuramos facilitar el comercio exterior, y para ello simplificamos regímenes como el de
Importación Temporaria. Además, implementamos Exporta Simple, que hasta diciembre bonifica los 1.000 primeros embarques de hasta 100 kilogramos. Por otra parte, en octubre lanzamos Argentina Exporta, una iniciativa federal, que a modo de plataforma abarca la totalidad de las herramientas de exportación de la administración nacional”, dice el funcionario.
Sandra D’Amico es la gerente de Administración y Comercio Exterior de Netio SRL, una empresa de 15 empleados fabricante de comunicadores de alarmas de alta tecnología, que luego de varios años volvió a vender sus productos en el exterior. “Exportamos 30 placas de comunicadores con tecnología IP a México, en una experiencia muy interesante, a través de Exporta Simple, un programa que nos permitió bajar los costos con un procedimiento muy sencillo y amigable. De hecho, nos aprestamos a replicar la operatoria a otros destinos de la región”.