Premio “ADN exportador”
IMS, en África y Medio Oriente
La empresa International Merchandising Solutions (IMS), diseñadora y fabricante de exhibidores y “mantenedores” para alimentos, recibió una mención especial en los premios Exportar de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI). El fundador de IMS, Jorge Barisonzi (en la foto, a la derecha), recibió de manos del titular de la AAICI, Juan Pablo Tripodi, el reconocimiento al “ADN exportador”.
IMS es una empresa argentina que diseña y fabrica exhibidores y mantenedores de alimentos. Los exporta a más de 30 países en el mundo.
La organización fue creada en el año 2004 por Barisonzi, orientada a la comercialización de exhibidores desarrollados por terceros.
Un año después introdujo productos de diseño propio fabricados por terceros y luego abrió sus propios centros de producción. Cuenta con tres plantas, dos en Tigre y una en San Fernando, que incluyen sectores de metalúrgica, carpintería y producción.
Pero una característica que destaca por sobre otras a IMS, es la cantidad de mercados externos que viene abriendo.
“Exportamos más del 80% de nuestros bienes de capital de alto valor agregado a mercados de América, África y el Medio Oriente”, dice Barisonzi.
“Nuestro mayor cliente es la cadena de supermercados Shoprite, el retailer más grande en el continente africano: llevamos equipados más de 200 locales de la cadena en más de 15 países; entre ellos, Nigeria, Ghana, Zambia, Sudáfrica, Mozambique, Mauritius, Madagascar, Angola, Zimbabue, Namibia y República Democrática del Congo”.
El empresario cuenta que cuando comenzaron con su proyecto de exportación se plantearon diferenciarse de la competencia a través de investigación y desarrollo.
“Lo que buscamos fue adaptarnos a las diferentes tradiciones con nuestras propuestas y no tratando de que los clientes se ajustaran a nuestros diseños. Contamos con un equipo de diseñadores industriales que representa más del 10% de nuestro personal, orientados exclusivamente a analizar las tendencias e innovaciones del mercado”, cuenta.
Pero la clave de esas aperturas en mercados no tradicionales fue una actitud de exportación que se desarrolló más allá de los vaivenes del tipo de cambio. “Adaptamos nuestros equipos a las necesidades culturales de cada uno de nuestros clientes, viajando al destino para evaluar las características del alimento, la importancia de su consumo en los habitantes del continente y los requerimientos técnicos que debemos cubrir en nuestro equipo para poder competir con los módulos existentes en el mercado”, dice Barisonzi.
“Asesoramos al cliente según sus necesidades para aumentar sus ventas: ayudamos en la selección de comida, a vender y cómo venderla”. Barisonzi detalla su propia experiencia en lo que bien podría ser un manual sobre cómo debe moverse una pyme artentina para salir a vender al exterior: “Comprendemos que debemos atender los requisitos y necesidades de dos clientes, tanto el directo, que integra a los representantes comerciales de las tiendas en las cuales comercializamos nuestros equipos, como el cliente final, que son los consumidores que atienden al local”, dice. “Este doble relacionamiento nos permite buscar constantemente nuevas maneras de optimizar nuestra producción”.
La inversión en viajes no es un dato menor, habida cuenta que es tanto a los mercados donde IMS exporta sus productos como a aquellos donde se lanzan las novedades.
“Nuestro poder de adaptación a nuevas ideas es elevado: invertimos en viajes constantes para investigar las tendencias e innovaciones internacionales con el objetivo de conocer proveedores líderes en el mercado para mejorar nuestra calidad final”.