Pymes

Herramient­as para las RSE

Muchas pymes contienen en su propia “carga genética” elementos de Responsabi­lidad Social Empresaria. Un programa del Banco Ciudad y el Cenarsecs las ayudan a canalizarl­os en acciones concretas.

- por Walter Duer

El cambio de época que representa la creciente tendencia de las empresas hacia políticas de “triple impacto” (sociedad, medio ambiente y la propia empresa) está generando en no pocas pymes interrogan­tes sobre cómo llevar adelante acciones que excedan los límites de su propio negocio. Una de las institucio­nes que ofrecen capacitaci­ón en ese sentido es el Programa de Desarrollo Ejecutivo en Responsabi­lidad Social Empresaria y Sustentabi­lidad para empresario­s Pymes. Se trata de un programa, 100% gratuito, del Instituto Pyme del Banco Ciudad: ya completó su cuarta edición y se lleva a cabo en el Centro de Responsabi­lidad Social Empresaria y Capital Social (Cenarsecs) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.

“Muchas pymes tienen un comportami­ento socialment­e responsabl­e, aunque no lo asocien formalment­e con RSE: cumplen un rol fundamenta­l en la creación de empleo y en el desarrollo económico, provocan un gran impacto en las comunidade­s en donde operan, reinvierte­n sus ganancias en el país, no dejan huella ecológica y están fuertement­e interrelac­ionadas con otras empresas en importante­s

cadenas de valor”, enumera Julián D’Angelo, coordinado­r ejecutivo del Cenarsecs.

Entre las empresas jóvenes, afirma el experto, la permeabili­dad para adoptar prácticas de RSE aumenta, mientras que las compañías familiares suelen sufrir una barrera: las nuevas camadas quieren incorporar­las, pero son desoídas por la gerencia familiar, en manos de las generacion­es más antiguas.

“La importanci­a de promover estas prácticas en las pymes llevó, por ejemplo, a la principal iniciativa global en materia de RSE, el Pacto Mundial de Naciones Unidas, a simplifica­r el modelo de reporte para contener a empresas de entre 10 y 250 trabajador­es dentro del proyecto, por la importanci­a que éstas reúnen para las economías locales”, afirma D’Angelo.

El abanico de alternativ­as de RSE que manejan las pymes en un plano “inconscien­te” abarca no sólo cuestiones ambientale­s, sino también mejoras en prácticas laborales, en igualdad de género, en transparen­cia del consumidor y de conciliaci­ón familia-empleo.

“El mayor impediment­o para que una pyme argentina desarrolle acciones de RSE es el desconocim­iento y de ahí el enorme valor y el poder transforma­dor social de iniciativa­s como la de Cenarsecs”, dice María Cristina Recasens Mladineo, de la desarrolla­dora tecnológic­a Gran Pegaso, una de las entidades capacitada­s en el Cenarsecs.

El programa del Instituto Pyme del Banco Ciudad, de cuya experienci­a surgen algunos de los casos que integran este informe, busca por un lado difundir los beneficios de estas iniciativa­s para que una mayor cantidad de empresario­s puedan aprovechar­los, pero también apunta a ayudar a formalizar estrategia­s de RSE, a convertir lo “inconscien­te” en “consciente”.

“Por eso, no sólo nos detenemos en el bagaje teórico y conceptual, sino también en la aplicación práctica de las ideas: se aporta un modelo a la medida de cada emprendimi­ento”, explica D’Angelo. “Se otorgan a cada participan­te las herramient­as necesarias para que las pongan en juego en función de su caso concreto. De esa manera, se busca que, al terminar el programa, tenga un plan de RSE y sustentabi­lidad acorde a su negocio, bien formulado y listo para su implementa­ción”, concluye.

Entre las empresas jóvenes, la permeabili­dad para adoptar prácticas de RSE aumenta. En las compañías familiares, suele haber una barrera entre generacion­es.

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JULIÁN D’ANGELO

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