Workey: una puesta en valor en la cúpula del Edificio Benchich.
Con una inversión de más de US$ 250.000, dos socios refaccionaron este edificio histórico para transformarlo en Workey, un moderno espacio de trabajo.
El edificio Miguel Bencich, en Diagonal Norte y Florida –conocida como la esquina de las cinco cúpula–, es una joya arquitectónica, nombrada patrimonio histórico de la ciudad de Buenos Aires. Fue construido en 1927, diseñado por el arquitecto Eduardo Le Monnier, que conjugó elementos del clasicismo y academicismo francés para la ejecución de un edificio de oficinas encargado por los hermanos Massimiliano y Miguel Bencich. Workey, el emprendimiento llevado a cabo por los socios Ana Fenochietto y Diego Belli, se encuentra en la cúpula de este edificio.
“Hace ya algunos años que veníamos siguiendo el crecimiento de las oficinas flexibles o coworking a escala mundial. Hicimos una investigación
de mercado y realmente nos entusiasmó muchísimo”, explica Belli. “Además, el edificio tiene una importante historia detrás, no podíamos hacer cualquier cosa. Tenía que ser algo extraordinario, que cuando uno entre se quede maravillado y no tenga ganas de irse”. Según los socios, el edificio es una propiedad de la sociedad familiar, con lo cual no hay contratos de alquiler de por medio.
Workey funciona bajo el modelo de coworking o espacio colaborativo de trabajo, “porque, al final, de eso se trata, de colaborar con los otros miembros, de compartir experiencias, que fluyan ideas y proyectos conjuntos”, dice Belli. Agrega que han querido crear un espacio armónico de trabajo, donde los miembros interactúen en un ambiente de sinergia. Y afirma que se diferencian de otros lugares por la calidad de los servicios y la atención personalizada. “El nuestro es un coworking boutique”.
¿Cuáles son esos servicios? El uso ilimitado de la sala de reunión para todos nuestros miembros y la posibilidad de traer invitados. No limitan el uso de las salas con créditos, de modo que sus inquilinos-miembros pueden hacer presentaciones y reuniones, trayendo clientes al edificio. Cuentan con servicio de coffee break, banda simétrica de fibra óptica de alta velocidad, con acceso WiFi y por cable de red en el caso de servidores y computadoras de escritorio. También hay líneas de telefonía dedicadas, recepción de correspondencia, iluminación led y seguridad las 24 horas.
Cuando Belli y Fenochietto se hicieron cargo del inmueble, cuentan, se encontraba en un estado de total
abandono, con los pisos de madera destruidos, los vidrios rotos, escaleras demolidas, baños clausurados y techos hundidos. Los socios invirtieron más de US$ 250 .000 para transformarlo en el actual espacio. “Contamos hoy con cuatro pisos, dos de ellos de 150 metros cuadrados, renovados y restaurados, con pisos de mármol, terraza y ascensor privado circular de acrílico; hemos puesto dos baños por piso; armamos un coffee break con heladera, dispenser de agua y microondas; tenemos cerraduras electrónicas, cámaras de seguridad y acondicionador de aire frío-calor”, explica Diego Belli. Los $ 6.500 con los cuales cualquier empresa o profesional independiente puede tener una membresía en la Cúpula incluyen todo este espacio y todos los servicios.