“Esta ley es lo que se dice política de Estado”
“Todo el proceso de la Ley de Conocimiento es muy interesante, incluso le sugerí a la gente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que lo estudien como un caso. Surgió en 2003 como una Ley de Software, en un sector que recién comenzaba a tener impacto y no tenía visibilidad a escala de la política pública. Esa ley generó un crecimiento del sector”, dijo el ministro de Producción, Dante Sica, en una entrevista con Pymes, durante un alto del foro Argentina Exporta.
Fue la ley de los unicornios.
De ahí surgieron las principales empresas de los cinco unicornios: Globant, Mercado Libre y Despegar. Hoy, ese sector, según los años, oscila entre tercer y cuarto bloque exportador, y generó una masa de empresas que se empezaron a mover alrededor del crecimiento tecnológico.
Además, se vencían los plazos.
La ley vencía este año y desde 2018 se empezaron a mover los sectores para una renovación. En el Gobierno había diferencias sobre la necesidad de una ley sectorial. Nosotros logramos, trabajamos la necesidad de tener una ley: desde el Ministerio planteamos que la Ley de Software había sido un paso importante, pero que había que ampliarlo a otras actividades y que fuera más transversal, como la industria 4.0, biotecnología, biofarma, inteligencia artificial, generación y producción de medios audiovisuales, plataformas de servicios que también podrían ser plataformas exportadoras. Todas usan temas tecnológicos.
Hubo intereses contapuestos, ¿no?
Comenzó una discusión con los sectores para rediscutir, precisamente, la ley. Hubo sectores que estaban consolidados y que resultaron más conservadores y querían dejar la ley como estaba. “Si la abrimos va a ser peor, saquémosla como está”, decían. Otros se mostraban desconfiados: “¿La van a apoyar o no?”, nos preguntaban. La discusión la íbamos dando el año pasado, en medio de una crisis. Quizás no era el momento para discutir esto.
Les habían quitado los beneficios.
Les habíamos sacado los reintegros y puesto retenciones, todo. Dimos la discusión de la ley en el medio de la crisis donde estábamos poniendo retenciones. Nos desconfiaban. Les decíamos que nos esperaran, que pasara un poco la crisis y el Presupuesto (2019) e íbamos a impulsar la ley. Tuvimos que construir con los sectores, también con los gobernadores, ya que es una ley que tiene mucho impacto federal. Fue un sistema de trabajo que se basó en construir confianza.
Pero el proyecto terminó siendo presentado incluso por representantes de la oposición.
Tras la aprobación del Presupuesto tuvimos una reunión con los presidentes de las cámaras, donde el presidente Macri les dijo: “Señores, voy a impulsar esta ley”. Junto con las cámaras sectoriales, nos dimos un trabajo con los legisladores, tanto propios como de la oposición. Fue un proyecto que terminó siendo presentado con la firma de diputados de oposición. Hubo un buen trabajo de nuestro equipo técnico y el de las cámaras sectoriales, hablando con cada uno de los diputados. En la Cámara Baja, la ley salió casi por unanimidad, con sólo dos votos en contra del Partido Obrero. Luego hicimos el mismo trabajo en el Senado, donde salió por unanimidad. Hasta votó Cristina Kirchner a favor. Es una ley que uno denominaría política de Estado.
Va a entar en vigencia a comienzos del año próximo, con un nuevo gobierno.
Sí, pero queremos reglamentarla rápido para que la conozca, sea transparente y, con eso, junto con las principales cámaras empresariales y algunas provincias, ver dónde tenemos que ir. Por ejemplo, llamar a Accenture e
ir con su casa matriz para que le dé la inversión. HSBC, por ejemplo, quiere un centro de servicios: le decimos a (Gabriel) Martino (titular de la filial argentina) que vamos a ver a su casa matriz. O, si hace falta, hacer una ronda para captar inversores en Silicon Valley, o en Inglaterra.
Un road show con la nueva norma.
La idea es hacer algunas acciones y, a la vez, estamos rearmando nuestros programas para trabajar en formación profesional, ya que va a ser un sector que va a dar mucha mano de obra. Que también se trabaje en un programa de digitalización de pymes, ya que va a ser la demanda que muchas de las empresas que van a formarse a partir de esta ley van a estar necesitando. Y también darles instrumentos a las startups, para que puedan incorporarse a la ley.
Una mirada más transversal.
Es que gran parte de estas empresas van a vender servicios de digitalización a las industrias, para que sean más competitivas. El otro día estaba con las empresas de maquinaria agrícola: Ombú, Apache, Crucianelli, entre otras. Hasta hace 10 años, la maquinaria agrícola consistía en soldar piezas de metal. Tenían diseño, por supuesto, pero ellos mismos te lo describen así. Soldaba fierros, dicen.
Hoy la maquinaria agrícola es tecnología aplicada sobre máquinas agrícolas. Los pulverizadores tienen medición milimétrica sobre la cantidad de fertilizante que tienen que echar, o la forma en que lo tienen que vaporizar.
Hoy, la tecnología termina generando tanto o más valor que los fierros que le sirven de soporte.
Muchas de esas empresas han desarrollado unidades de tecnología que claramente podrían separar de su empresa primaria y brindar servicios a otras empresas. Y participar de los beneficios de esta ley. Y lo que ellos desarrollaron como tecnología propia pueden terminar vendiéndolo como aplicación a otros sectores.