Cómo usar la “4.0” en la vida cotidiana
Durante la edición 2019 del IAE Summit, varios especialistas describieron la manera en que la Internet de las Cosas y la Industria 4.0 ya están incorporadas en las rutinas de personas, empresas y ciudades. Por maximiliano kronenberg
Si observamos la cantidad de dispositivos conectados a Internet respecto de la cantidad de gente que hay en el mundo, vemos que desde 2008 hay más dispositivos conectados a Internet que gente en el mundo. De hecho, la mayor cantidad de tráfico de Internet ¡corresponde a objetos hablándole a objetos, más que a nosotros mandándonos mails o tuits!”, planteó Alejandro Repetto, CTO y fundador de Inipop, una firma especializada en diseño y aplicación de dispositivos y sensores para Internet de las Cosas (IoT). “La IoT se basa en poner dispositivos distribuidos en el mundo, recaba todo nuestro comportamiento del mundo físico y lo suma al mundo lógico. Son cuestiones que se suman.”
Repetto fue uno de los oradores de fondo de la edición 2019 del IAE Summit, que tuvo lugar a fines de junio en la Rural, en un panel donde también expuso el CTO de LivePanel, Leo Valente, y que contó con la moderación de
Lorenzo Preve, profesor del IAE Business School. A lo largo de las charlas, se fue desgranando la aplicación concreta de la industria 4.0 en nuestras vidas cotidianas: desde el sensor que mide la temperatura para calibrar el rendimiento de una máquina, hasta billones de datos cruzados que serán utilizados para predecir (e intentar orientar) nuestro comportamiento como consumidores.
CONDICIONES
“Cuando hablamos de ‘Internet of Things’ tenemos que tener en cuenta que, para que esto suceda, tenemos que usar varias cosas a la vez”, planteó Repetto. Enumeró:
Tiene que haber cosas: “Muchas veces se habla de ‘Internet of Things’ con conceptos abstractos, con un arduino colgado dando vueltas por ahí y es mucho más complejo porque el mundo físico representa complejidades que el mundo lógico no tiene”.
Tiene que haber conexión: “Hay que cambiarle la batería, tiene que ser resistente al agua si está puesto en una calle, tiene que ser resistente al viento si lo ponemos en el medio del campo. En fin, tiene una complejidad que el mundo lógico no tiene”.
Tiene que haber comunicación: “Tenemos otra complejidad que es el tema de comunicaciones. Normalmente los que venimos del mundo del software damos el tema de la comunicación por hecho, y eso no es una realidad. En actividades como la energía o el agro, las comunicaciones son extremadamente complejas”.
Tiene que haber procesamiento: “Lo que nos
da IoT es la capacidad de mandar datos in situ a la nube, para después trabajar con ellos”.
Según Repetto, hay tres maneras de utilizar toda esa información que, lejos de ser excluyentes entre sí, van “una sobre la otra”: ser reactivos, proactivos o predictivos. Y utilizó como ejemplo la exposición, el salón y el público.
“Ser reactivo es tener un sensor que me dice que acá hace más calor que lo normal y entonces prendo el aire acondicionado. Ser proactivo sería estar midiendo la temperatura en esta sala, y con una cámara medir la cantidad de gente que está entrando; entonces, predecir que por la cantidad de gente que está entrando y la temperatura que hace debería prender el aire antes de que haga más calor que el tiene que hacer. Y el comportamiento predictivo sería dar dos pasos más allá, cruzando los datos con big data e inteligencia artificial. Por ejemplo, saber desde antes la cantidad de gente que va a haber en este salón, midiendo la acreditación, y ya poner un sistema que sea mucho más eficiente para mantener la temperatura en este lugar.”
DECISIONES
¿Qué cosas se pueden medir? “Prácticamente todo, cualquier parámetro físico se puede medir”, señaló Repetto. “A mí me gusta separarlos en la telemetría –que son datos numéricos simples– y lo cognitivo, con la inteligencia artificial. Eso hoy se está aplicando en varias industrias como el agro por cuestiones relacionadas con meteorología, ambiente, calidad del suelo, niveles de verdor de las plantas. Son cuestiones que permiten a los ingenieros agrónomos tomar decisiones mucho más rápido” (ver recuadro). Y dio algunas recomendaciones antes de embarcarse en un proyecto de IoT:
1. Entender qué valor aporta ese dato, no todos los datos aportan valor y porque el dato sea fácil de conseguir no está bueno juntar basura.
2. Entender que es un proyecto físico, hay que prototipar, hay que iterarlo. No es lo mismo un sensor puesto en Bogotá que en Buenos Aires o en Lima y eso es porque el clima es distinto, porque las comunicaciones son distintas, porque la energía es distinta. Tiene mucho de localía y no es como un software que yo lo copio y anda más o menos igual en todos lados.
3. Entender la escalabilidad y la integración. En general, hay múltiples vendors; entonces, jugar con estándares y que sean escalabes es fundamental para este tipo de proyectos.
4. Hay que hacer mantenimiento: cambiar la batería de los dispositivos, resetearlos, cambiarles la antena. Las cosas fallan y, entonces, cuando falla algo de IoT y si distribuyes miles de sensores tengo que ir a mil lugares a cambiar mil cosas. Es distinto al software, al cual con un update mágicamente sube todo.
“Desde 2008 hay más dispositivos conectados a Internet, que gente en el mundo. La mayor cantidad de tráfico de Internet se corresponde entre objetos.”
TECNOLOGÍAS INCOMPLETAS
Valente, CTO de LivePanel, planteó que Industria 4.0 es sinónimo de impresora 3D, robot, realidad aumentada, inteligencia artificial. “Y, por supuesto, hay que ponerle un blockchain”, bromeó.
“En realidad, lo que está sucediendo y tenemos que tratar de ver tras la niebla, es que muchas de las tecnologías todavía no están listas. Muchas de las tecnologías están en las primeras etapas: nos enteramos de que existen y que podrían llegar a servir para algo en el pico de expectativas infladas. Todo el mundo habla de esto, todo el mundo lo quiere tener aunque no sepa bien para qué sirve y empieza a caer en lo que se llama el “valle de la desilusión”: vehículos autónomos voladores, inteligencia artificial, impresión en 4D, hardware neuromórfico, blockchain, plataformas IoT, realidad aumentada.”
Valente planteó que las definiciones de Wikipedia sobre Industria 4.0 “no me terminan de cerrar” y ofreció ejemplos concretos. “Lo que hice fue sentarme y mirar los ejemplos con los que convivo, propios y no tanto, algunas tendencias de que me hablen más concretamente qué es la industria 4.0”. Y mostró la foto de un centro de compras en la ciudad china de Shenzhen. Contó que la sacó hace seis meses. “Es un shopping adonde uno puede ir y comprar cosas que antes no estaban accesibles para el público en general: uno puede ir y comprar chips que se venden en rollo o por kilo. Con esos mismos chips uno sale a la vereda, donde hay unos kiosquitos como de panchos, pero con operarios con máquinas que ensamblan esos chips. En tres horas, uno se va con un prototipo; se puede hacer en persona o por correo. No hizo falta un diseño de dos años en un departamento de ingeniería sofisticada de una corporación, se hizo en tres horas, sin megaestructura. Por eso nos están sorprendiendo las cosas que vemos salir todo el tiempo en lugares como China, pero para mí también se puede hacer desde acá.”
Y trazó un paralelismo con los centros de procesamiento de datos o data center. “Nosotros pensamos que cuando subimos algo a la nube eso está en un lugar, pero en realidadd está en muchos lugares a la vez por varias cosas. Están por temas de performance o de seguridad, porque puede haber un atentado, porque puede haber un incendio, una inundación, o porque está la mala suerte de que te puedan pasar todas esas cosas juntas”.
MOTORES ELÉCTRICOS
Valente planteó que otro aspecto en el cual la industria 4.0 ya está presente es la escala industrial. Para ello, mostró en pantalla la imagen de un vehículo.
“Hay proyectos muy sofisticados, como crear motores eléctricos. Crear un motor de combustión es muy difícil, hace falta una estructura integrada, un departamento de ingeniería, una gran fábrica que procesa un montón de cosas y aun así la mitad del motor no va a estar hecho en
esa fábrica. Sin embargo, eso que ven ahí son dos motores en una Kangoo que están hechos en la Argentina y sirvieron para convertir esa camioneta en híbrida: todos los materiales, la gran mayoría de ellos fueron hechos, procesados e integrados acá. Entonces, hay una gran descentralización como un concepto nuevo o algo que no estaba accesible antes”, dijo.
Reforzó ese concepto con la imagen en pantalla de un desarrollo informático. “Eso que ustedes ven ahí es el primer controlador de código abierto para motores de cualquier tipo de potencia. Fue desarrollado partiendo de la base de otro proyecto de código abierto que servía para andar una patineta y con ese motor se puede hacer andar una locomotora, un auto deportivo o un helicóptero. Lo más curioso es que eso está desarrollado en un suburbio de la ciudad de Punta Alta, cerca de Bahía Blanca, donde vivo yo. Es un lugar que hasta hace dos años no figuraba en Google Maps: ahora ese proyecto, hecho literalmente en el fin del mundo, hoy es referente a escala global. Contratan y se exportan servicios de conocimiento desde Punta Alta porque se pudo hacer este desarrollo”, dijo Valente.
Otra imagen en pantalla: “Eso que ven ahí adentro es la primera batería de recarga rápida. Está instalada en mi moto eléctrica. Es una batería que se carga en 15 minutos y permite hacer un recorrido amplio con un cargador de alta potencia. Pero la gracia es que esa caja era fabricada en China con un montón de desafíos para meter las baterías ahí adentro, y lo que tiene es un separador hecho con tecnología 3D. La tecnología 3D ya no sirve solamente para hacer chucherías sino para resolver desafíos prácticos. Ir a ver
a un matricero para hacer una caja de pruebas me hubiese costado una fortuna”.
Lorenzo Preve: ¿Cómo decidir entre algo que es mejor y que funciona mejor pero que está hecho por robots o ejecutado por robots y me genera desempleo, contra algo que por ahí no es tan óptimo pero que le da trabajo a la gente?
Alejandro Repetto: Me parece bastante interesante del libro de Paul Daugherty
Human + Machine, donde hay un montón de actividades que hacen muy bien los robots.
Esas actividades que hacen muy bien los robots son repetitivas, de fuerza, peligrosas, etc. Ganan los robots. Después, hay actividades que son eminentemente humanas: liderar, juzgar, empatizar, que hoy por más que muchos hablan de inteligencia artificial y dicen que una inteligencia artificial puede hacer eso, la realidad es que no lo puede hacer y que falta muchísimo, ni siquiera hay un límite temporal para decir que lo puedan hacer. Que eso lo hagan los humanos. Daugherty también dice que hay actividades donde las máquinas apoyan a los humanos y donde los humanos apoyan a las máquinas.
Por ejemplo, algo de inteligencia artificial tiene que estar supervisado por un humano que tiene que aprender. Entonces, hay un humano que tiene que entrenar al sistema de inteligencia artificial. Creo que, tomando esa matriz, uno puede entender de qué lado está y cómo tratar de transformar, de hacer evolucionar a la gente que está haciendo trabajos de robots para que venga a hacer trabajos más humanos. La cosa se va a dar, no sé si se puede regular mucho pero me parece que es un buen punto para entender en qué lado están, en qué lado está la gente que trabaja en esas empresas y como tratar de reconvertirlo hacia el lado más humano, donde realmente habría valor.
Leo Valente: Ayer me fui a cortar el pelo para este evento, pero no me pienso dejar cortar el pelo por un robot. A veces no tenés más recursos que utilizar estas nuevas tecnologías o la inteligencia artificial. Nosotros utilizamos la inteligencia artificial para probablemente la más humana de las tareas, que es contestar encuestas. En LivePanel medimos opinión pública, de negocios, de mercados y, por un lado, las exigencias de mercado en términos de velocidad, de actualización y de profundidad de la información; por otro lado, la disponibilidad cada vez más escasa de humanos que contesten las preguntas, nos ha llevado a tener que ampli
ficar nuestros resultados y trabajarlos con nuestros clientes mediante modelos de inteligencia artificial. A veces no tenés chances de elegir o no. De todos modos, estoy convencido de que detrás de estos avances, de estas innovaciones, hay humanos creando y lo que hace es mutar las tareas, el reparto cambia, aumenta la productividad pero seguimos estando ahí. Hay cosas evidentemente humanas que las máquinas no van a reemplazar.
LP: ¿Cómo ven al Gobierno/Regulador en todo este nuevo mundo?
AR: Lo que noto es una incapacidad total para hacer prospectiva, para entender escenarios reales con base en las señales actuales, en lo que está pasando ahora. Parece como que reaccionan tarde y siempre en general los Estados o las leyes van detrás de lo que normalmente pasa.
LV: Lo que pasa es que vos tenés gobiernos más o menos criteriosos. Un buen ejemplo gubernamental, del cual he tenido el agrado de ser parte, es la mesa de innovación financiera del Banco Central. Me parece que es una movida espectacular donde hubo una estrategia que se llama sandbox de dejar hacer, vamos a probar, vamos a sentarnos todos juntos. Están los grandes, los medianos, los chiquitos y los muy chiquitos. Y el avance que ha tenido la estructura tecnológico financiera en estos últimos dos años es innegable. Lo vemos en productos, en servicios, pero muchas veces las empresas terminan en la estrecha cornisa de la ilusión, no hablemos de control ni de evasión sino de ilusión, porque te lleva el entorno y porque siempre la corren desde atrás. Es algo con lo que tenemos que convivir.
LP: Los que están muchas veces convencidos de estar protegidos por una regulación que eventualmente puede cambiar. Y los nuevos entrantes tienen que pensar que la regulación que rige hoy el negocio donde ellos eventualmente están queriendo entrar puede ser diferente en el futuro. Muchas veces, el cambio da un giro de 180 grados.
AR: Obviamente, si tengo una ventaja estratégica coyuntural la voy a explotar. Pero es clave entender hasta dónde me va a durar esa ventaja o en qué escenario se va a mantener. Si tengo una ventaja para entrar en el mundo fintech porque bajaron las barreras de acceso, mañana puede haber nuevas regulaciones y estoy acogotado. Eso es por no prever escenarios posibles.
LV: O aproveché la escala que logré para pisarle la cabeza al nuevo, al que quiere entrar ahora. El regulador te tiene que decir “te habilité el juego y vamos a permitir que otros puedan jugar, para no limitar la innovación”.
VEHÍCULOS AUTÓNOMOS
LP: Entre tantas innovaciones que aparecen hay unas que son bastante interesantes y bastante llamativas y que prometen cambiar bastante la manera en la que vivimos. Muchos de ustedes no lo saben, pero Alejandro es el único tipo en la Argentina que construyó un auto autónomo. Me gustaría que nos cuentes dos cosas: cómo ves el futuro del auto autónomo en el mundo y qué tan difícil es hacerlo.
AR: Hacerlo hoy es fácil, la tecnología y las herramientas están disponibles, el conocimiento también está disponible, no hay una barrera alta para hacerlo. El problema de hoy son los costos, hay ciertos sensores claves que tienen un costo alto. El guiar es un radar láser que sale entre US$ 5.000 y 6.000, y esa pieza en un auto ya hace la diferencia. El problema es la inteligencia artificial versus la estupidez natural. El problema es el problema de convivencia. Hoy no pueden convivir autos autónomos con el chofer de colectivo, o que alguien pase el semáforo en rojo. Con respecto al impacto, creo que el auto autónomo es el final de la película y creo que es anecdótico si todos terminan siendo autos autónomos o no. Creo que vamos hacia un futuro donde la tecnología nos asiste, nos mejora, evita accidentes, potencia nuestros tiempos de trabajo –porque perdemos nuestro tiempo manejando y podría estar manejando un robot y nosotros trabajando, leyendo, descansando, durmiendo, aprendiendo inglés o yendo al psicólogo. Cambia la forma del trabajo.
LP: Mientras la dificultad sea la convivencia entre el auto autónomo y el auto manejado,
¿ves posible un microcentro y un macrocentro, donde no entremos con nuestros autos y de ahí nos subimos a un autónomo?
AR: Estamos viendo dos o tres escenarios de autonomía vehicular. Uno es el tema de micrologística. Este tema lo hablé bastante con gente de la Ciudad. Por ejemplo, el Microcentro porteño está cerrado para el tránsito pero a las 15.00 hay una cola de ocho camiones de caudales.
Hay algo que parece contradictorio. Se podría
“Uno puede ir a un shopping en China donde venden chips de computadora por kilo. El vendedor toma una bolsa y una pala, y le decís dame 300 gramos.”
hacer micrologística para transportar caudales, en vez de tener ocho camiones de Prosegur, e ir con pequeños robots que son hasta más seguros porque, de última, el problema del transporte de caudales es cuando el tipo baja con una bolsa de plata. Si baja un robot, ¿qué pasa? Yo trabajo en el Ejército y estamos desarrollando un robot autónomo de vigilancia. Hoy, en la frontera norte, la Gendarmería está metida en el medio de la selva, buscando tipos que traen droga, y podrías mandar un robot tranquilamente. Entonces, hay aplicaciones que no son el auto, pero aplicaciones intermedias que marcan un camino “hacia”. ¿No?
LP: Leo, vos sos el único, hasta donde sé, que convirtió autos normales en autos eléctricos.
LV: Híbridos.
LP: Sí, híbridos, pero le metiste un kit. Contanos un poco de eso y qué tan lejos estamos de tener autos eléctricos en la Argentina.
LV: El parque automotor eléctrico-híbrido en la Argentina es muy, muy escaso. Hay 40 autos eléctricos circulando en la Argentina y no llegan a 1.000 los autos híbridos circulando. Por otro lado, se combinaba con un paradigma interesante de los países emergentes, que es el de la conversión: a nadie le parece extraño sacar un auto y llevarlo a convertirlo a gas por temas de conveniencia, de ahorro. Nosotros dijimos por qué no trasladar este paradigma de la hibridización como un puente hacia una tendencia que es inexorable, que es la electrificación del parque automotor y vehicular mundial. El que se queja de los autos eléctricos es porque nunca manejó uno, es una sensación muy divertida. Se viene una revolución en híbridos a muy corto plazo, en dos o tres años, que es lo que llaman Mild Hybrids. Son los híbridos tibios, vehículos con una hibridación muy chiquitita para andar apenas metros, pero muy accesibles. Estamos hablando que le agregan US$ 1.000-1.200 de costo al vehículo actual. Ahí podremos ver al vehículo híbrido de gama baja. En cuanto a los eléctricos, cuando se supere el principal desafío que tenemos, que es el de las baterías, llegarán por volumen, por innovación tecnológica y se harán mucho más populares. Y esto no queda ahí: probablemente en el largo plazo el futuro sea el hidrógeno, fundamentalmente en un escenario de abundancia de generación eléctrica por vías renovables como las que conocemos o por vía de fusión nuclear. Lo que vamos a necesitar es una herramienta muy práctica y muy rápida para trasladar energía de un lado para el otro, sin que nos preocupe que energéticamente el balance no sea óptimo. Ahí juega el hidrógeno como para volver a cargar un vehículo en un par de minutos, que es lo que hoy podemos hacer con una tecnología con tantos problemas como es la de los combustibles fósiles pero con un nivel de conveniencia y practicidad muy grande. Es algo que no nos tenemos que olvidar cuando hablamos de tecnología: si la tecnología no es conveniente, si no es práctica, no tiene futuro.
LP: ¿Qué papel va a jugar la educación en todo esto?
AR: En el mundo de la accesibilidad de la información, la educación tiene que jugar el rol de ordenar el lío de información que tenemos, eso sería lo fundamental. La información está, antes íbamos a la facultad porque era el lugar donde nos encontrábamos con la información, hoy la información está dando vueltas. La facultad, la universidad o el colegio nos tiene que ayudar a ordenar, a seleccionar y a encauzarnos.