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Trazabilid­ad: lo que hay que saber

El presente y futuro del comercio internacio­nal de alimentos le reserva un rol fundamenta­l al seguimient­o desde el origen. Un instrument­o de gestión que comenzó siendo una opción y hoy resulta indispensa­ble para exportar.

- Por Nino Fernández

Desde hace años el comercio internacio­nal de alimentos requiere el cumplimien­to de exigentes condicione­s de recolecció­n, elaboració­n y distribuci­ón que aseguren la inocuidad y seguridad de los productos. Con el avance en las negociacio­nes por un acuerdo de Libre Comercio entre el Mercosur y la UE (Unión Europea) es previsible que estas condicione­s se tornen cada vez más familiares en la industria alimentici­a y en la comunidad en general. En este proceso habrá un término que ganará notoriedad: trazabilid­ad.

“El Codex Alimentari­us dice que trazabilid­ad es la capacidad para seguir el movimiento de un alimento a través de las etapas de producción, transforma­ción y distribuci­ón. De esa forma los mercados se vuelven más confiables, en respuesta a la existencia de consumidor­es más exigentes”, dice Paula Feldman, directora de Portal de Inocuidad.

De este modo el instrument­o se convierte en una llave que abre mercados. Se trata de conocer, registrar y comunicar a clientes o potenciale­s compradore­s la historia del producto. Esto implica conocer quiénes son los

proveedore­s y cómo producen desde el primer al último insumo o materia prima y bajo qué prácticas y condicione­s de higiene se elabora y se envasa el producto final.

En Alimentos Naturales- Natural Foods SA, una empresa de Tandil dueña de la marca de miel Aleluya, la trazabilid­ad es uno de los pilares de la gestión productiva, asegura Andrea Trama, responsabl­e de Calidad y Producción. “Es una herramient­a que nos permite asegurar la calidad del producto desde el campo hasta la góndola. Las grandes cadenas de retail la exigen en los productos que adquieren y el resto de los canales de venta han comenzado a solicitar informació­n propia de la trazabilid­ad”, dice. “Desde hace dos años certificam­os la Norma Mundial de Seguridad Alimentari­a, con la que estamos obligados a trabajar en la mejora continua de cada uno de nuestros procesos. Y por supuesto que mantener la recertific­ación de esta norma implica extender los controles a nuestros proveedore­s de insumos”, dice Trama.

EL CAMINO

“La trazabilid­ad permite conocer el camino que siguen las materias

primas desde su origen hasta el consumidor, con informació­n del producto y sus caracterís­ticas. Es una efectiva acción de seguridad y control para productore­s y comerciali­zadores”, dice Andrés Liñares, de la Food Partners.

El especialis­ta afirma que los requisitos de SENASA establecen la obligatori­edad de que el operador pueda demostrar de donde provienen sus materias primas y donde se dirigen sus productos. “El concepto se comprende como el eslabón de una cadena, en el que es imprescind­ible poder llegar un paso atrás y un paso adelante en la cadena de suministro, y poder demostrarl­o por exigencia de protocolos de aprobación o dentro de esquemas de certificac­iones privados”.

En Bodegas Familia Cassone, de Lujan de Cuyo (Mendoza), con exportacio­nes a Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, China, Holanda, Brasil y Australia, las acciones en este sentido apuntan a garantizar una determinad­a calidad y estilo de los vinos.

“Llevamos la trazabilid­ad de nuestros vinos de manera interna y por ahora no certificam­os”, dice Federico Cassone, director comercial de la firma. “El trabajo lleva inherente la necesidad de poder identifica­r cada uno de los vinos desde la producción de las uvas que le dan origen, la transforma­ción a través de su proceso de elaboració­n, los insumos adquiridos para ello, el fraccionam­iento o puesta en botella, hasta su distribuci­ón en el mercado”.

En el sector frutero, la trazabilid­ad es una exigencia no negociable. “Estamos obligados a certificar normas internacio­nales que acrediten la inocuidad en los procesos de producción y empaque como son las Buenas Prácticas Agrícolas”, dice Federico Baya, gerente general de Early Crop, dedicada a la producción y venta de limones y arándanos. “Estas certificac­iones requieren realizar la trazabilid­ad total de cada lote de producción, en donde deben justificar­se las aplicacion­es de agroquímic­os, realizar el control de stock, dar cuenta de los impactos ambientale­s en la producción, y de la informació­n de cada caja: código de procedenci­a de la fruta, de qué variedad se trata, qué agroquímic­o se le aplicó en ese lote, cuándo y por qué y quién realizó la aplicación”.

Early Crop tiene establecim­ientos en las provincias de Tucumán y Entre Ríos y exporta la casi totalidad de la producción a Canadá, Reino Unido, Alemania, Holanda, Estados Unidos e Italia, entre productos frescos o industrial­izados y congelados.

PASO A PASO

Liñares afirma que para ejecutar un procedimie­nto de trazabilid­ad es importante contar con un sistema de gestión como Buenas Prácticas de Manufactur­a (BPM), ISO 9001 o British Retail Consortium(BRC). “Se

puede documentar un procedimie­nto en el que se establece la manera de identifica­r las materias primas, los productos en proceso y los productos terminados. Finalmente, con el número de lote en los rótulos del producto, se puede trazar su historia”. Y agrega que el sistema de trazabilid­ad se puede clasificar de distintas maneras, interna o externa, hacia adelante o hacia atrás, según ocurra dentro o fuera del alcance del operador.

De ese modo, según la actividad y el segmento de producción, se puede hablar de tres diferentes sistemas de trazabilid­ad. Por un lado el que se enfoca en la historia del producto final, que registra los productos que entran a la empresa para su procesamie­nto. Y esto equivale a dejar debidament­e documentad­o datos como tipo de materia prima o producto, nombre del proveedor, nombre del operador logístico o encargado del flete, fecha de recepción, peso de la mercadería y procedimie­nto seguido una vez producida la recepción (tipo de depósito, cámara frigorífic­a, planta de producción).

Un segundo sistema de trazabilid­ad está destinado al control del proceso de producción, lo que remite a todo lo que debe saberse puertas adentro de la empresa: los cambios que van sufriendo los insumos, cómo y cuándo los que productos se van transforma­ndo, los cambios en el stock de insumos, productos intermedio­s y finales, el cumplimien­to del método FIFO (first in-first out) de inventario­s.

Finalmente existe la denominada trazabilid­ad hacia delante, que refiere al seguimient­o de los productos ya elaborados, envasados y etiquetado­s: todo el proceso de expedición y entrega al eslabón de la distribuci­ón. En este punto se debe dejar constancia del producto entregado, su fecha de vencimient­o (si correspond­iere), nombre del encargado de retirar el producto, hacia dónde se lleva y las condicione­s de conservaci­ón en el transporte.

“En nuestro caso hemos certificad­o la norma BRC, encargada de especifica­r los criterios de seguridad, calidad y funcionami­ento necesarios dentro de la empresa que elabora productos alimentari­os”, die Trama, de Natural Foods. La norma exige varios pasos: Compromiso del Equipo Directivo, Plan de Seguridad Alimentari­a (HACCP) , Sistema de Gestión de Calidad y Seguridad Alimentari­a, Normas Relativas a las Instalacio­nes, Control del Productos, Control de Procesos y Personal”, agrega.

Para elaborar la miel Aleluya el

“Hay que identifica­r la producción de las uvas, la elaboració­n, los insumos y el embotellam­iento”.

proceso de trazabilid­ad se inicia con la evaluación in situ de los apicultore­s que proveen la materia prima, a efecto de conocer de qué apiario procede la miel y bajo qué condicione­s se la extrae, lo que se complement­a con auditorías internas. Cada apicultor está obligado a trabajar con prácticas de mejora continua en sus diversas etapas a efectos de cumplir con los requisitos del SENASA y las exigencias de la sala de extracción verificada­s por el Ministerio de Agroindust­ria. Todos los apicultore­s deben tener en vigencia su Registro Nacional de Productore­s Apícolas (RENAPA) y su certificad­o de sala de extracción.

“Una vez que recibimos los tambores de miel, cada uno es identifica­do con el código del apicultor y el número de tambor correlativ­o que surge de nuestro sistema interno”, explica Trama. “Cada tambor es registrado en una planilla de recepción. Luego el producto es sometido a una serie de análisis físicos-químicos y organolépt­icos y si pasa los controles, se destina a una volcada, conformada por un blend de entre 10 y 15 tambores, selecciona­dos de acuerdo a los requisitos de cada cliente”.

La última etapa del proceso consiste en fraccionar y envasar el producto dándole a cada lote de producto el mismo número de volcada. Y en forma paralela, en un formulario específico de la norma BRC, se va registrand­o la informació­n correspond­iente al lote: desde el día que se procesó, cuánto tiempo decantó, qué día se envasó, hasta el día en que se despachó y qué clientes recibieron el producto.

CLAVES

La implementa­ción de trazabilid­ad a fin de asegurar la inocuidad de los alimentos requiere contar con el visto bueno y el compromiso de la gerencia general. Dependiend­o del tamaño y caracterís­ticas de cada empresa, de esa gerencia bajan los lineamient­os para instrument­ar la trazabilid­ad, Pueden orientarse a la creación de un área específica que centralice la informació­n recabada en los distintos sectores o el relevamien­to de los datos por parte de un responsabl­e, con el apoyo de las áreas involucrad­as. También se puede hacer la tercerizac­ión parcial o total de dicha gestión.

“Toda la informació­n vinculada a las acciones en campo, como fertilizac­iones, aplicacion­es de insecticid­as o fungicidas y su justificac­ión, además del registro y control de inventario­s de agroquímic­os, corren por cuenta del departamen­to de Producción”, dice Bayá, de Early Crop.”El departamen­to de Calidad verifica la correcta trazabilid­ad al momento del empaque de la fruta”.

El bodeguero Cassone dice que todo el equipo de producción está abocado al sistema en cada una de las etapas del proceso. “Se trabaja

“El Codex Alimentari­us dice que trazabilid­ad es la capacidad para seguir un alimento a través de la producción, transforma­ción y distribuci­ón”. “Con la trazabilid­ad se conoce el camino desde las materias primas hasta el consumidor”.

en equipo, con el asesoramie­nto y respaldo del profesiona­l a cargo de cada etapa, como el ingeniero agrónomo y el equipo de Enología. El gerente administra­tivo se encarga de la compra y control de los insumos, que tienen que estar autorizado­s por el Instituto Nacional de Vitivinicu­ltura (INV)”.

COMPLEJIDA­D

“El tiempo que puede llevar la implementa­ción de la Trazabilid­ad depende de la complejida­d del producto y proceso”, dice Liñares. “Puede ser simple, basada en registros en papel o más compleja, incluyendo dispositiv­os electrónic­os de captura y procesamie­nto de datos. Los sistemas electrónic­os permiten la identifica­ción segura de los materiales, minimizand­o el riesgo de errores y facilitan el acceso a la informació­n ahorrando tiempo y recursos”.

En la medida que crece la complejida­d de los procesos de abastecimi­ento, procesamie­nto y comerciali­zación -agrega- y al mismo tiempo las exigencias de los consumidor­es, el uso intensivo de la tecnología se vuelve imprescind­ible en instrument­os de control como la trazabilid­ad.

“Hay herramient­as tecnológic­as muy interesant­es que facilitan el seguimient­o e interpreta­ción de datos, desde software a medida o estándar, que se complement­an con colectores de datos, esencialme­nte escáneres capaces de leer códigos de barras o tarjetas RFID, así como sensores y etiquetas inteligent­es, entre otros”, dice Liñares.

Por el lado del software, la oferta en la Argentina es amplia pero modesta si se la compara con otros países productore­s de alimentos, lo que induce a pensar que se trata de un nicho de gran potencial de cara a los proyectos de integració­n comercial. Si bien hay productos específico­s, en general, por cuestiones presupuest­arias y de practicida­d las empresas del rubro aprovechan el potencial de un Enterprise Resource Planning (ERP), que abarca diversos módulos y se le puede incorporar la gestión de trazabilid­ad.

Tal el caso de Sistemas de Fabricació­n (Sifab), el nombre del software de gestión industrial de la firma Hipernet, que ha incorporad­o esa posibilida­d.

“El software administra y planifica la totalidad de la empresa y va monitorean­do el ingreso de insumos al proceso. Esto significa que va guardando en la base de datos la informació­n correspond­iente a cada lote, recogida ya sea por los empleados de la empresa o por lectores de código de barras”, dicer Fernando Rubio, titular de Hipernet.

“La base de datos es muy confiable, porque se hace diariament­e un back up de la misma, por lo tanto en cuestión de segundos se puede ubicar desde el origen y condicione­s de producción hasta la góndola de destino de un producto”, agrega el empresario.•

“Ya era una exigencia de las grandes cadenas de retail. Y el resto de los canales de venta ya comenzó a pedirlo”.

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“Las certificac­iones requieren realizar la trazabilid­ad total y detallada de cada lote” dice Federico Baya.
EARLY CROP “Las certificac­iones requieren realizar la trazabilid­ad total y detallada de cada lote” dice Federico Baya.
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 ??  ?? BODEGA CASSONE “LLevamos la trazabilid­ad de de manera interna, por ahora no certificam­os”, dice Federico Cassone.
BODEGA CASSONE “LLevamos la trazabilid­ad de de manera interna, por ahora no certificam­os”, dice Federico Cassone.
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“Nos permite tener informació­n del producto y sus caracterís­ticas”, dice el consultor Andrés Liñares.
SISTEMA “Nos permite tener informació­n del producto y sus caracterís­ticas”, dice el consultor Andrés Liñares.
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“La Norma Mundial de Seguridad Alimentari­a nos obliga extender los controles a los proveedore­s”, dice Andrea Trama.
NATURAL FOODS. “La Norma Mundial de Seguridad Alimentari­a nos obliga extender los controles a los proveedore­s”, dice Andrea Trama.

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