3. INSTALACIONES SUSTENTABLES LENALED-SOLUCIONES SUSTENTABLES
Pedro Pereda se instaló recién recibido en la selva de Costa Rica, donde aprendió el uso de productos naturales para usos cotidianos. Allí diseñó su protector solar orgánico, Selva Brava, que ahora produce y vende en la Argentina.
Lenaled, especializada en mantenimiento integral eléctrico, y Soluciones Sustentables, comercializadora de productos de bajo impacto ambiental, se unieron para ofrecer soluciones de punta a punta.
Lenaled, nacida en 2015, es una empresa de mantenimiento integral eléctrico con orientación a la reducción de consumo. “El principal problema que existe en los hogares es la antigüedad de las instalaciones, la falta de mantenimiento y el desconocimiento al hacerlas y desarrollamos un servicio diferente para no cometer los mismos errores”, dice Leandro Rondinela, dueño de la compañía. “Adicionalmente hacemos otro tipo de arreglos domiciliarios, pero el fuerte sigue siendo lo eléctrico”, concluye.
Soluciones Sustentables, por su parte, ofrece reducir impactos ambientales y optimizar los costos de sus clientes a través de iluminación led o energías renovables, así como purificación de agua con filtros con conexión a la red de agua corriente, que evitan el consumo de agua embotellada. “Acompañamos a las empresas en el camino de la sustentabilidad, diagnosticando, asesorando y emprendiendo junto a ellas todo el proceso”, señala Juan David Molina, fundador y director del emprendimiento. “Apuntamos no sólo a que las empresas o los hogares logren reducir sus impactos medioambientales negativos, sino además que obtengan ahorros en todo ese proceso”, aporta.
Visiones similares, propuestas diferentes. Era esperable que ambas pudiera unir sus energías en un proyecto común. La semilla quedó plantada en un curso sobre Costos y Análisis de Resultados a cargo del disertante Mariano Tórtora, en la UCEMA, organizado por INICIA. Rondinela intercambió tarjetas con Molina, casi como un acto reflejo más que como una visualización de un futuro conjunto.
COMPLEMENTOS
Sin embargo, debía suceder: desde principios de 2019 ambas compañías decidieron encarar de manera conjunta los nuevos proyectos que fueron apareciendo. “Nosotros estábamos muy consolidados como asesores de empresas y hogares en las soluciones en que nos especializamos, pero nos faltaba cerrar la pata de instalación para poder brindar al cliente proyectos llave en mano, asegurándonos de que los productos quedasen en correcto funcionamiento y garantizando un buen servicio de posventa”, señala Molina, quien detalla además que el proceso se produjo de manera gradual. “Primero fueron unas conversaciones, luego algunos proyectos y, a medida que seguían apareciendo trabajos, nos dimos cuenta de que funcionábamos muy bien en equipo”, explica.
Teníamos necesidades diferentes: él buscaba alguien confiable con quien contar para instalar los productos que vendía, que respondiese ante la aparición de inconvenientes o de problemas en la etapa de garantía y que no le trajera problemas a la hora de resolver las instalaciones”, explica Rondinela. “Por mi parte, yo requería materiales eléctricos más económicos para ofrecer un precio más competitivo a mis clientes y la posibilidad de conocer y conseguir nuevos consumidores en el rubro de energías autosustentables”, asegura.
Entre los beneficios que obtuvieron Soluciones Sustentables y Lenaled del modelo asociativo, Molina destaca “la posibilidad de brindar un buen servicio de punta a punta, desde la compra hasta la instalación, en un proceso en el que cada parte delega en la otra y se dedica a lo que mejor sabe hacer”.
“Para nosotros el modelo de asociatividad es clave: creemos fuertemente en este tipo de relaciones”, enfatiza Molina. “Por el lado de nuestros proveedores también desarrollamos algunos acuerdos colaborativos muy importantes”, agrega. “Los beneficios principales son, principalmente, potenciar la cantidad de productos y servicios que compartimos con nuestros clientes: los de Soluciones Sustentables conocen mis servicios y los míos se ponen al tanto de la existencia de sus productos, por lo que terminamos ganando los dos, ya que si uno de ellos compra y pide instalador, vamos nosotros, con la puerta abierta para ofrecer un sinfín de soluciones adicionales a la que le fui a resolver en ese momento”, concluye Rondinela.
Pedro Pereda nació hace 28 años en Buenos Aires y al año su familia se fue con él a vivir a Punta del Este. Sin embargo, su destino estaba lejos de las grandes moles urbanas. “Siempre fui fanático de la ecología y del cuidado del medio ambiente”, afirma. Sus hechos demuestran sus dichos: se embarcó en la carrera de Gestión Ambiental en la Universidad de la República del Uruguay y, con el título en la mano y apenas 23 años, se fue a vivir a la selva en Pavones, Costa Rica.
“Quería experimentar el contacto real con la naturaleza, aprovechar las olas alucinantes que suele haber por esos sitios (soy surfista) y vivir en comunicación con los nativos”, narra. Se construyó una casa con madera y los materiales propios del lugar en un pequeño terreno. Entre los descubrimientos que le estaban deparados en ese mágico lugar se destacó el buen manejo de los indígenas de la zona para generar productos naturales con aceites y mantecas directamente de la materia prima: el cacao, el coco y otras frutas.
Sintió que el proyecto de vida en la selva se volvía cada vez más demandante en términos de fuerza y energía. “Entonces decidí ponerlo en pausa por un tiempo y volver a la ciudad para poner en práctica lo aprendido”, cuenta Pereda. Así nació Selva Brava, su emprendimiento de protectores solares orgánicos factor 60, a prueba de agua, y 100% naturales: carecen de conservantes,
agregados químicos y perfumes artificiales. El propio Pereda actuó como conejillo de indias: “Los primeros los produje en mi casa, me los untaba y me exponía al sol tres horas seguidas durante los mediodías”, cuenta Pereda. Era prueba y error, al principio sin mayores expectativas, hasta que verificó que la fórmula estaba dando resultado. “Guau, qué bueno lo que estoy haciendo”, fue su expresión triunfal.
¿Cuál es la receta, por qué da resultado sin necesidad de productos químicos? Pereda cuenta que utiliza aceites tropicales (en especial de coco), aceite de almendras, manteca de cacao, manteca karité, cera de abejas y minerales que actúan como fotoprotectores y “hacen que los gases reboten por efecto físico y no químico”.
Por tratarse de un producto orgánico, dirigido a un público que efectúa compras “conscientes”, Pereda decidió presentarlo en envases que también reflejen esa tendencia. “El cambio debe abarcar todo el sistema de producción, con envases y etiquetas biodegradables”, asegura.
POR LAS PLAYAS
Su primera experiencia comercial fue en las playas “esteñas” de José Ignacio, el lugar donde se crió. “Mi idea en realidad no era vender directamente, sino hacer que lo pruebe la mayor cantidad de gente. Si eso después se transformaba en un deseo de comprar, mejor”, agrega. El número de personas que querían tener el protector superó la capacidad de Pereda de satisfacerlo. “Me mudé a Buenos Aires hace ya dos años para iniciar un proceso de producción en serio, por eso puede decirse que mi empresa nació en ese momento”, destaca.
La transformación de “el chico que vende en la playa” a “la empresa que fabrica protectores naturales” incluyó la aprobación por parte de Anmat. “Fue un proceso muy difícil y sacrificado, en el cual tuve que atravesar seis exámenes diferentes, algunos de los cuales los tuve que preparar en el exterior porque en la Argentina resultaban tan costosos como un automóvil cero kilómetro”, explica. Dice que se asoció con laboratorios para la producción, pero que cuida que los procesos se hagan “de manera cuidadosa, casi artesanal”.
Si bien todavía la oferta se compone de este único producto, el proyecto involucra otras dos propuestas, una manteca de cacao para los labios y un hidratante para después del sol. “El protector es un producto muy estacional, que se vende básicamente en el verano y un poco durante el período de nieve, por eso hago toda la producción anual de una única vez”, cuenta Pereda. Este año hizo su primera tirada masiva de 1.000 unidades.
“Selva Brava se posiciona como una filosofía bajada a tierra: no se trata sólo de una ideología teórica, sino de hacer algo concreto en pos de ella”, define el emprendedor. “Es la oportunidad de que una persona, parada en una farmacia frente a dos productos con prestaciones similares, pueda elegir el que es responsable con el medio ambiente”, concluye.