Asociatividad entre pymes: aunar fuerzas
Asociatividad.
La unión hace la fuerza. La máxima aplica a un espectro tan amplio que se la encuentra desde en las fábulas de Esopo hasta en los símbolos nacionales de Bélgica, Bolivia, Bulgaria y Haití. Las pymes, siempre preocupadas por cubrir el día a día y a menudo acuciadas por urrgencias financieras, no suelen priorizar los espacios de reunión e intercambio. Sin embargo, el cambio de época que se está verificando en la manera de hacer negocios puede funcionar como un potente motivador para encarar, puertas adentro de las compañías, sus propios cambios de base.
“En un mundo cada vez más globalizado y complejo, las pequeñas y medianas empresas necesitan encontrar nuevos mecanismos para impulsar su desarrollo, ser más competitivas y sostenerse en el tiempo”, afirma María Alejandra
Méndez, directora ejecutiva de INICIA, asociación de emprendedores que se dedica a la promoción de los negocios responsables.
Uno de esos mecanismos es el de la asociatividad: consiste en generar un vínculo de confianza que permite a dos o más pymes cooperar entre sí.
“No hay una sola manera de asociarse: puede tomar diferentes formas en función de las necesidades de las empresas y sus entornos”, destaca Méndez, y enumera algunos de los modelos más transitados: cadenas productivas, consorcios y clústeres.
“La asociatividad no se reduce a esos tres modelos, puede tomar la forma que las propias empresas determinen”, especifica.“El modelo de asociatividad se vincula con el de coopetencia, la cooperación con la competencia”, agrega.
INICIA cuenta con más de 20.000 socios y uno
de los propósitos principales de la organización es, precisamente, “fortalecer la conciencia y la acción social a través del desarrollo de la confianza, la equidad, las redes colaborativas, la participación y los puentes entre sectores”, de acuerdo a lo que la entidad señala en su página web.
Una de las características de la asociatividad es que permite a las empresas mantener su individualidad y, al mismo tiempo, resolver problemas en forma conjunta con otras empresas, en la medida que las unifique un objetivo común.
“Esto, en parte, es lo que diferencia la asociatividad de un modelo de partnership, en la que se comparte la empresa tanto desde lo económico como desde las operaciones y las responsabilidades, o de la representación, en la que uno de los modelos de negocio queda supeditado a lo que establece la casa matriz”, indica Méndez. Por ese motivo, resalta, la asociati
“La asociatividad resulta esencial en épocas de crisis, en las que los recursos se vuelven aun más escasos y el crecimiento se limita a su mínima expresión”.
vidad resulta esencial en épocas de crisis, en las que los recursos se vuelven aún más escasos y las capacidades de crecimiento (y hasta de supervivencia) quedan limitadas a sus expresiones mínimas.
Según Méndez, los beneficios de la asociatividad impactan en diferentes aspectos. “Puede ocurrir que las empresas se agrupen para conseguir una mejor tasa de financiamiento u
obtener un precio más competitivo en la compra de insumos”, enumera. “También puede que se asociente para compartir costos sobre algún rubro común, bien para invertir en el desarrollo de nuevas tecnologías o maquinaria, sólo por citar algunas de las posibilidades de este formato”.
¿De qué manera el trabajo asociativo entre empresas chicas o medianas puede cobrar relevancia? Para Méndez, la primera respuesta es que, asociadas, las empresas chicas pueden conseguir objetivos que no alcanzaría por su cuenta.
“La asociatividad contribuye a satisfacer necesidades conjuntas que, de manera individual, muchas veces no lograrían alcanzar, permite minimizar riesgos y debilidades, enfrentar retos de mercados a los que no podrían ingresar de otra manera”, dice la especialista. “En definitiva, la asociatividad genera mayor competitividad y apuntala la sostenibilidad
concluye.• en el tiempo”,