La I3D del futuro
La impresión 3D no se limita a usos industriales o artísticos. También se utiliza en diversas ramas de la ciencia. La medicina es una de las disciplinas que más puede beneficiarse de esta tecnología. Por ejemplo, científicos de la Carnegie Mellon University lograron imprimir partes funcionales de un corazón (actúan como las partes reales). Entre ellas la ”matrix extracelular”, un conjunto de proteínas –mayoritariamente colágeno– que es el nexo entre las células que integran los órganos. Del otro lado del océano, un equipo de científicos españoles logró imprimir tejido humano (integrado por hueso y cartílago) y lo implantaron en un paciente con total éxito.
La principal característica de esta rama de la I3D, llamada bioimpresión, es que replica una parte humana a partir de células del propio paciente. Esto minimiza la posibilidad de rechazo cuando esa parte es implantada en el paciente. El cuidado del medio ambiente también es impactado por la impresión 3D. Entre 2016 y 2017 más de 30% de la Gran Barrera de Coral australiana se dañó debido al aumento de la temperatura del agua. Si bien son muchas las iniciativas que apuntan a recuperarla, un equipo de científicos de universidades israelíes propone imprimir en 3D estructuras complejas similares a los corales y ubicarlas en zonas donde no hay regeneramiento natural, para que puedan usarse como viveros de peces, que es un factor que interviene en el renacimiento de los corales. La idea ya fue probada en la costa israelí.