Pymes

“Hacer negocios en Argentina exige tener mucha agilidad”.

Hace 15 años cambió Washington por Mendoza. Junto a un socio argentino, Pablo Giménez Riili, y el aporte de diez inversores de EE.UU. compró las primeras 40 hectáreas. Hoy, The Wines of Mendoza produce 365 etiquetas boutique y maneja un hotel.

- MIKE EVANS

En 2004 Mike Evans se tomó las vacaciones más largas de su vida. Desde Washington tomó un vuelo a Buenos Aires para recorrer Argentina, pero cuando llegó a Mendoza nunca más quiso salir de allí; ya lleva 15 años radicado en el Valle de Uco. En 2005, con Pablo Gimenez Riili, fundó The Vines of Mendoza, un emprendimi­ento vitiviníco­la, inmobiliar­io y turístico que factura US$ 14 millones y emplea a 300 personas

Con un perfecto español Evans explica que vive en Argentina y acá, dice, se quiere quedar. Lejos quedaron sus trabajos en empresas de tecnología y el de asesor de campañas presidenci­ales como la que llevó a cabo con John Kerry, aunque lamenta los cimbronazo­s de la economía.

“Es increíble que siempre seguimos sufriendo los mismos problemas. En el mundo la política es un desastre, pero acá, con tantos recursos y tanta gente que quiere trabajar, es frustrante; no podemos encontrarl­e la vuelta para crecer”.

¿Cómo surgió The vines of Mendoza?

Siempre fui fanático del vino y para viajes siempre elegí destinos relacionad­os con el mundo vitiviníco­la pensando en probar nuevos vinos. Cuando fui a Mendoza me enamoré de sus paisajes y sus vinos increíbles, pero más allá de eso, mi sueño siempre fue elaborar y tener mi propio vino. Mi idea era comparar un pedacito mínimo de tierra, quizás 4 hectáreas para tener mi uvas y viajar todos los años para hacer un vino, pero para mí, no para vender. En ese viaje conocí a Pablo Giménez Riili que con su familia tiene una bodega hace muchas generacion­es. La idea era que yo compraría las tierras, ellos las administra­rían y yo vendría una vez al año a hacer mis vinos con uvas de mi propio viñedo. Cuando le conté el plan a mis amigos de Estados Unidos, la mayoría me dijo que también querían y de repente tenía a 10 personas que también compartían el sueño de tener su propio viñedo y vino. Ese fue el origen y entonces con Pablo, pero ahora como socio, iniciamos el negocio.

Una bodega desde cero

En 2005 buscamos tierras para comprar, vimos 76 fincas hasta encontrar la indicada. Finalmente compramos 40 hectáreas para empezar; ahora tenemos 500. Esas primeras tierras se las vendimos a 12 personas y plantamos en 2007 las primeras vides y en 2010 tuvimos uvas para producir los vinos. Ese año abrimos la bodega. El 31 de diciembre de 2013, para que los dueños de las tierras tengan un lugar dónde hospedarse cuando visitan la finca, inauguramo­s The Vines Resort & Spa con 22 villas. Actualment­e tenemos 245 dueños de tierras, 33 variedades diferentes de uvas y en 2019 elaboramos 365 vinos, cada uno con su propia etiqueta y con las uvas de sus parcelas. Sin duda es la producción más grande de cualquier parte del mundo.

¿Quiénes son los dueños?

Empecé con plata propia y después se fueron sumando inversores privados; tenemos unos 60 inversores chicos. Para empezar juntamos alrededor de US$ 13 millones de dólares. Son amantes del vino de 18 países. El 60 % son de Estados Unidos, el 20 % de Brasil, un 5 % de Argentina y el 25% restante de otros países del mundo. Todos llegaron por recomendac­iones y la mayoría lo hacen por hobbie; unos pocos venden sus vinos de manera online. Los interesado­s pueden comprar entre 4 hasta 9 hectáreas y pueden elegir entre tierra virgen para plantar o un viñedo ya hecho. Para la compra por acre (0.4 hectáreas) abonan entre US$ 100.000 y US$ 140.000 dependiend­o de si es la tierra está virgen o no.

¿Les cobran por el mantenimie­nto?

Sí, abonan aproximada­mente U$S 3.000 por año, pero este monto se puede recuperar vendiendo la uva que les sobra luego de hacer sus vinos. Nosotros con ese dinero cubrimos el trabajo; el negocio The vines of Mendoza tiene más que ver con el

Real Estate y el hotel; en 2019 facturamos U$S14 millones. Nosotros le mantenemos las parcelas e incluso les vendemos las uvas. La idea es que ellos hagan lo que tengan ganas de hacer y nosotros el resto. Si lo que les entusiasma es estar en la elaboració­n del vino están, sino se los hacemos nosotros y se los entregamos. Si quieren diseñar sus etiquetas lo hacemos juntos y si no nos dicen qué les gustaría y nosotros no encargamos. Sin embargo la idea es que estén involucrad­os, eligiendo las uvas, elaborando sus vinos y diseñando el packaging. Por lo general nos juntamos en invierno para definir el plan de mantenimie­nto anual que depende

de si buscan un vino más potente, más frutado o más elegante. Unos meses después de la cosecha vuelven a Mendoza para probar y hacer el corte final de acuerdo a su paladar. Trabajamos con un equipo de enólogos y más de 300 empleados entre la finca, la bodega y el hotel.

¿Cuesta emprender en Argentina?

Es difícil, hay que ser muy ágil porque las condicione­s cambian todo el tiempo. En 15 años, sólo hemos tenido un año y medio o dos de tranquilid­ad. La economía y la política están cambiando todo el tiempo y los norteameri­canos no estamos acostumbra­dos a tantos cambios. Por otro lado acá la gente no tiene deudas; en Estados Unidos todos tienen una hipoteca y alguna deuda. Acá la gente invierte en real estate, en autos o en dólares. Las hipotecas allá son un motor para el crecimient­o, pero por otro lado tienen más riesgos.

¿Y entonces?

No sé porque acá es imposible hacer un presupuest­o anual y ni hablar de un plan a cinco años. Para una empresa eso significa que tus ingresos pueden duplicarse o bajar. ¿Cómo manejas eso? ¿Y si además te cambian las leyes de un día para otro? Hoy si alguien no está trabajando bien y tenés que despedirlo hay que pagarle el doble. Yo por eso contrato menos gente o no contrato; me encantaría tener más gente trabajando en la empresa, pero no puedo porque es muy costoso despedir al que trabaja mal y no puedo premiar al que trabaja bien. Esto es muy frustrante. Nosotros pagamos bien, pero no puedo creer que una misma persona finalmente gana lo mismo que hace diez años; en otros países creces. Tenemos una chica que empezó a trabajar con nosotros cuando tenía 26 años ganando determinad­a cantidad de dinero estaba bien; diez años después y a pesar de percibir más dinero en realidad gana lo mismo y además tiene dos niños; es muy difícil.

¿Lo miran como quien compra tierras en Argentina para revenderla­s después?

No, pero igualmente para mí esto es claro. Yo no soy un inversor que viene compra y vive afuera; yo vivo hace 15 años en Mendoza y ya soy parte de la comunidad. Yo amo Mendoza y no tengo intencione­s de volver a Estados Unidos, tengo un compromiso asumido con los 300 empleados; yo

vida.• quiero un negocio para toda la

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