Acuerdos de transición
Los períodos de armonía en una empresa familiar ofrecen una buena oportunidad para llevar adelante un acuerdo de socios, para brindar un marco de referencia a las generaciones que siguen.
Estoy decidido a dejarle el manejo de la empresa a dos de mis hijos. Mi hija no quiere trabajar en la empresa y ella no pretende incorporarse. Así le comentaba, Esteban, fundador y actual número uno de la empresa familiar. Me parece una buena idea. ¿Vos y tus hijos ya firmaron un acuerdo de socios?, le preguntó Martín, asesor y gran conocedor de estas transiciones.
“No es necesario. Nos llevamos muy bien todos en casa, así que no tenía pensado hacer nada. Además, mis hijos no tienen acciones en la empresa aún y no sé si se las transferiré en el corto plazo”, respondió Esteban, a punto de retirarse.
“¡Por eso! Cuando mejor se estén llevando en la familia es cuando hay que firmar estos acuerdos. No te olvides que tus hijos son herederos forzosos de tus acciones y tener todo preparado en momentos de armonía es fundamental para la unidad de la familia y el modo de tomar decisiones”, argumentó Martín. Y le empezó a explicar de qué se trataba.
Es muy importante, en un proceso de transición, saber muy bien a dónde quieren ir con la relación de socios y directivos dentro de la empresa familiar.
Que sean familiares puede ser un gran beneficio, pero también un gran problema si no se hacen las cosa con seriedad y planeándolas. “Dos de tus hijos ya están casados y el más chico seguramente lo haga en algún momento. Ni que hablar cuando tus nietos se empiecen a hacer grandes”, agregó Martín. “Deben tener muy claro cómo van a dirigir la empresa y cómo van a seguir manteniendo la armonía entre todos, que tan bien han logrado”.
Para ello, prosiguió, es importante saber coordinar los roles de cada uno de los miembros de la familia, “incluyendo a tus parientes políticos, y poder lograr una buena relación entre la comunidad familiar, como creadora de felicidad y la comunidad de la empresa familiar, como creadora de riqueza, y que el proyecto de la empresa pueda transformarse un buen proyecto entre los miembros de la familia”. -¿Eso es posible? -repregunta Esteban
-Los más importante es que estés convencido que, así como las empresas se van desarrollando, los miembros familiares de las mismas cambian sus expectativas dada la diversidad de roles que cumplena a diario. No sólo son miembros de una familia, sino que son o serán accionistas, directores y hasta gerentes de la compañía. Cada una de esas funciones tiene un rol distinto y la capacidad de “cambiar de sombrero”, en función de lo que están haciendo, es clave que esté acotada por una “hoja de ruta” que los oriente en caso que empiece a ver visiones distintas del futuro de la empresa.
“Tengamos en cuenta -agrega Martín- que puede ocurrir que los accionistas, en algún momento no sean solamente familiares, porque han decidido abrir el capital a nuevos inversores, o que parte de los miembros del directorio estén conformados por personas expertas y de confianza, o accionistas que no quieren ser directores. Además, seguramente en el futuro la familia salga de la gestión de gerencias para delegarlas en gente más idónea, para dedicarse a desarrollar negocios, siempre dentro de un paraguas de grupo familiar”.
“Muchas gracias Martín, creo que este puede ser unos de los proyecto familiares más desafiantes de los últimos años. Creo que has llegado en el momento oportuno. Ya hablaremos…”• Guillermo Fraile es profesor del IAE Business School.