“Salimos a vender entre todos”
Daniel Ruggiero es dueño de 7 franquicias Bonafide desde hace 9 años. Cinco están en el norte del Gran Buenos Aires y dos en el oeste. Las dos últimas fueron inauguradas a comienzos de 2019.
-¿Cómo los afectó la cuarentena?
-Mucho. Hay que destacar que el consumo ya venía en caída desde hacía casi dos años. Por lo tanto la pandemia nos encuentra en una situación no muy favorable; sobre todo porque nosotros estamos en un rubro que no es el de primera necesidad y nuestros productos son premium, con precios más elevados a los de un supermercado. Con la cuarentena obligatoria decidimos cerrar los locales y la primera semana estuvimos sin hacer nada, pero para peor nos entró a cada local el pedido de mercadería por Pascuas. Así que con mis socios pensamos qué hacer, porque las ventas de Semana Santa y Navidad son las que te salvan todo el año; no podíamos dejar esa mercadería frenada. Finalmente decidimos lanzar las promociones por WhatsApp e Instagram para vender y hacer entrega por delivery. Vendimos parte de ese stock que, de otra manera, nos hubiese quedado estancado. Igualmente habremos vendido entre un 25 y un 30 %; no mucho más.
-¿Pudieron cumplir con los sueldos?
-Tenemos 18 empleados y sus sueldos fueron desde el día uno nuestra prioridad. Para preparar los pedidos de Pascuas los envíos los armamos y entregamos entre los tres socios y los encargados de local que no estaban dentro de ningún grupo de riesgo. Al resto de los empleados les dijimos que se queden en sus casas, pero por mail les envié una convocatoria para que vendan los productos de Pascuas para juntar la plata de sus sueldos. La respuesta fue increíble; vendieron por sus redes; a sus amigos, familiares y vecinos. Con la ayuda de los chicos pasamos de entregar dos pedidos diarios a 35. Así logramos pagar los sueldos de marzo en dos partes; pagamos 70% los primeros días de abril y la diferencia el 15, con el cierre de las ventas de Pascuas. Para mayo ya les adelanté que íbamos a tener que seguir hablando, porque con la extensión de la cuarentena dependemos de que el Gobierno nos ayude con el plan de sueldos. Además queremos pagarle a Bonafide, que nos están bancando con las obligaciones mensuales y a los propietarios de los locales con los que estamos negociando los alquileres. Por suerte, siempre fuimos muy prolijos con las finanzas y hasta el 15 de marzo no teníamos deuda con nadie.
-¿Cómo imagina el escenario post pandemia? -Es algo que me preocupa mucho, las limitaciones lógicamente también impactarán en la facturación. También estamos pensando es que en ese escenario nos va a sobrar personal, por lo que estamos evaluando sacar promociones de desayunos y meriendas para delivery en la zona, de modo que a ese chico que tenía atendiendo las mesas se dedique al armado del pedido y de llevarlo hasta la casa del cliente; en la jerga se llama bandejeo. Es un plan…
Ariel Davalli es titular de Chungo, la cadena de heladerías artesanales que además controla otra marca asociada, la de las paletas heladas Yolas. Cuenta que ya en las semanas anteriores a la cuarentena obligatoria había menos movimiento en los locales. “Las ventas nos habían caído en el orden del 50%; la gente ya casi no salía de sus casas y lo que se vendía era por delivery. El 20 de marzo, con el asilamiento obligatorio, además de cerrar los locales, decidimos suspender también el delivery, más que nada porque el decreto no era lo suficientemente claro y no entendíamos si podíamos hacer o no, por lo que ante la duda, suspendimos. Finalmente el 1 de abril abrimos lo locales para delivery”, cuenta.
-Comenzaron a facturar algo. -Desde entonces las ventas repuntaron un poco porque claro, también es cierto que la mayoría de las heladerías estuvieron cerradas, por lo que hubo también mucha abstinencia de helado. Sólo el 80 % de los locales Chungo están pudiendo trabajar porque un 20% está en shoppings y no pueden hacer delivery hasta que a los shopping les permitan abrir.
-¿Cuánto se cubre con el delivery? -Con el delivery la mayoría de los franquiciados lograron juntar el dinero que les faltaba para cubrir los sueldos de marzo. Los alquileres salieron cada uno a negociarlos con los propietarios porque cada uno tiene realidades distintas; no es lo mismo alquilarle a un shopping que a un propietario que vive de ese alquiler u otro que vive de varias rentas. Por nuestro lado reactivamos la producción de la planta y la logística para que todas las sucursales estén abastecidas, con horarios y dotación reducida al 30%, porque además de las franquicias nosotros atendemos también a hoteles, restaurantes, casinos y bingos; todos cerrados. -¿Cómo imaginan el negocio, pasada la pandemia?
-Desde el sector creemos que nos vamos a tener que reinventar, reactivando más fuerte la herramienta del delivery, nuevas promociones y productos. La actividad en los puntos de venta es una incógnita. Tenemos la cadena de pago resentida; nosotros le debemos plata a nuestros proveedores, nuestros clientes y franquiciados a nosotros, pero de a poco confiamos que se irá reactivando. Nuestra primera propuesta es “pagame lo que te voy entregando, la deuda anterior ya veremos”, como para activar el flujo de caja.
-¿Y la ayuda oficial?
-El gran problema es sostener el empleo y la ayuda no alcanza. La mayoría de las empresas no tiene recursos para sobrevivir mucho más de un mes , entonces que la línea de crédito con tasa 24 %, por ejemplo, no es una buena medida. Creo que debería ser exclusivo para pagar sueldos y a tasa cero. Y para los servicios públicos también debería haber algún tipo de renegociación. La luz en la planta es un monto significativo. ¿Si la pagamos más tarde nos cobran el 15 % de interés después o nos condonan los intereses? Quizás el Gobierno debería intervenir para que las empresas de servicio nos
permitan pagar en cuotas.