El ejercicio de la autoridad
En turbulencias que hasta dan miedo, se necesita un buen comandante para que haga uso de su autoridad. Ese ejercicio requiere de ciertas características insoslayables.
Vivimos tiempos muy cambiantes. Casi constantemente el viento viene de frente, con intensidad y de golpe aparece por un costado. Y nosotros, en nuestra pyme, deberemos aprender a volar por arriba de las tormentas. Aunque las turbulencias sean muy fuertes y hasta a veces nos den un poco de miedo. Y para eso se necesita un buen comandante para que haga uso de su autoridad.
Por eso me gustaría repasar los que llamaremos “las cuatro P” para ejercer la autoridad:
Poder: ejercer el poder no es tiranía ni arbitrariedad. El poder se debe ejercer para exigir que nuestros colaboradores cumplan con los objetivos acordados oportunamente; para que no se pierda la coordinación de la tareas internas y multidisciplinares. La mejora de objetivos, el delegar funciones que ya no debería hacer el número uno, y tantas cosas más, se van implementando con seguimiento, y corrigiendo el camino para llegar a buen puerto.
Persuasión: ejercer el poder de manera unilateral y a ciegas no es formativo.
Genera una dependencia con quien lo ejerce que no permite el desarrollo personal del empleado. Por eso es fundamental saber desarrollar la capacidad para convencer con razones o argumentos cuando queremos defender una posición. El preguntar varias veces porqué, dar ideas, reflexionar juntos, hace que el aprendizaje de las partes crezca por la visión complementaria que puedan tener de un mismo objetivo. Y así sacar propuestas superadoras y desafiantes. Prestigio: los seres humanos somos medio “una caja de Pandora”. Ante el mismo impulso reaccionamos de manera distinta y no sabemos explicarlo. Nuestro temperamento, nuestra forma de ver la realidad, la capacidad de interpretar la comunicación (a veces escrita) de los demás, hace que nuestras respuestas puedan ser desde entusiastas, hasta que nos llenen de amargura. Porque entre el hacer (el Poder) y el pensar (la Persuasión) existen las emociones que no nos dejan ser objetivos. Por eso, la autoridad sin prestigio es una autoridad sin fundamento.
El prestigio es un medio, que logramos cuando nuestros colaboradores ven que sabemos hablar mirando a los ojos, que intentamos ser personas íntegras, que nos interesa el desarrollo del equipo de trabajo, que aprendemos a ser uno más en las “tormentas de ideas” sin imponer nada. El prestigio es una necesidad de la autoridad y no un privilegio, que me da derecho a que me lo reconozcan.
Paciencia: es el hábito que nos ayuda a comprender a los demás como son, a no lamentarnos de cosas que no podemos solucionar, a tolerar contrariedades que vengan tanto de acciones externas como internas, a soportar los contratiempos. Suele decirse que es la ciencia de la paz.
Sólo tendremos una autoridad creciente, sólida y cercana, si nuestros colaboradores nos ven que actuamos de esa forma. Porque ellos aprenden de nosotros más por la vista que por el oído. Ven lo que hacemos con más intensidad que escuchar lo que decimos. Y eso debemos tenerlo en cuenta para poder cumplir un rol fundamental del líder, que es hacer llegar a nuestra gente a lugares que no hubiesen llegado por sus propios medios. Y si lo hemos hecho mal, a rectificar y saber pedir perdón, quizás el acto de mayor autoridad
brindar.• que podemos
La clave. Nuestros colaboradores aprenden de nosotros más por la vista que por el oído. Ven lo que hacemos con mayor intensidad que lo que escuchan. Debemos tenerlo en cuenta para hacer llegar a nuestra gente a lugares donde no hubiesen llegado por sus propios medios.