Rubén Wagner Fábrica de cerveza artesanal “WW”
Rubén Wagner se jubiló hace 12 años y recién entonces pudo dedicarse de lleno al hobby que lo acompañó durante buena parte de su actividad profesional: la producción de cerveza artesanal. Bioquímico de profesión, Wagner trabajó en el Sistema de Salud de la Provincia de Neuquén, principalmente en la ciudad de Cutral Co. Al jubilarse, tanto él como su señora, que había sido docente, encararon emprendientos acordes con sus gustos.
“Mi señora Ana María se dedicó a producir plantas en un viverojardín en el fondo de casa, y yo me dediqué de lleno a la producción de cerveza artesanal en sociedad con Víctor Wallingre, con quien elaboramos seis tipos de cervezas bajo el nombre de fantasía W & W. Tenemos la fábrica en Plottier, a 15 kilómetros de Neuquén. Allí también tenemos un bar llamado Bierhaus W & W, donde vendemos nuestras cervezas, y tenemos clientes en bares y growlers de Neuquén y Río Negro, Cipolletti, Fernandez Oro y Cutral Co”.
Dice Wagner que todo comenzó con un curso de elaboración de cerveza que compartió con otras cinco personas. Por supuesto que los conocimientos de bioquímica le fueron sumamente útiles. “No hay nada que en este proceso no se explique desde el punto de vista químico o bioquímico, lo que ayuda a comprender lo que sucede en cada uno de los pasos de la producción. Con eso y con las debidas precauciones se llega a lograr la cerveza diseñada y deseada”.
Entre los desafíos que los socios enfrentaron desde un primer momento figura la cantidad de productores de cerveza artesanal de la Patagonia y especialmente en Neuquén, que Wagner califica de explosión. “El mercado estaba saturado pero se ha ido depurando. Van quedando quienes tienen pasión por el emprendimiento, y no sólo lo hacen como una salida laboral”, dice.
La producción de W&W está destinada a barriles, en vez de botellas o en latas, como buena parte de la competencia. ”Ha sido un largo camino de aprendizaje. Ser emprendedor es un desafío, siempre puede aparecer un escollo que entorpezca el esfuerzo realizado y las ilusiones”.
Wagner dice sentirse cómodo en esa tarea. ”Cuando iniciamos la elaboración de cerveza tuve la impresión de comenzar a desarrollar por segunda vez mis capacidades físicas e intelectuales. Volví a sentir que tenía ímpetu juvenil y algo importante que hacer. Y el cierre obligado al que nos obligó la cuarentena fue solo una pausa para tomar impulso y redoblar la apuesta”.
“Comencé a desarrollar por segunda vez mis capacidades físicas e intelectuales, en hacer algo importante”.