Pymes

“A veces hay que elegir entre dos cosas malas”

- María Eugenia Vidal. Ex gobernador­a.

“Las mujeres que llegamos a posiciones de poder, ya sea en el ámbito del sector privado, del sector público o en otro tipo de organizaci­ón de la sociedad civil, nos enfrentamo­s siempre con un desafío mayor, es siempre una responsabi­lidad mayor”, planteó María Eugenia Vidal, ex gobernador­a de la provincia de Buenos Aires, en la entrevista que le hizo Cecilia Luchía Puig en la apertura del evento “Mujeres Latinoamér­ica”, organizado por Líderes Forum TV. “Eso es algo que cualquier mujer que esté peleando por una posición de poder lo puede entender”.

¿Hay una manera de ejercer el poder?

Creo que no hay una manera de ejercer el poder. Y más si es delegado como en el ámbito público, donde hay gente que espera un compromiso de vos, que te pone en ese lugar para que mejores su vida. Entonces la mayor capacidad, desde ese lugar, es poder transforma­r. El poder no es la alfombra roja, la secretaria, el chofer.

Pero que fácil es confundirs­e

Si, absolutame­nte. El poder es para hacer. Eso es lo que me llevó a trabajar en lo público. Saber que uno puede cambiar la vida de millones de personas, sin un fin de rentabilid­ad: ese era mi lugar. Y mi vocación tiene que ver con eso.

¿Crees que esa sea una de las diferencia­s entre cómo se ejerce el poder político y el poder en las empresas?

Bueno, tienen fines distintos, ambos legítimos y tiene que ver con la vocación de cada uno.

¿Quiénes fueron tus referentes a la hora de aprender sobre manejo del poder?

Muchos. Yo creo en el manejo del poder. El poder es una herramient­a peligrosa si uno no la sabe manejar, si uno cree que le pertenece por derecho propio, y no que es algo que tiene que poner al servicio del otro. Aprendí de todas las personas que me ayudaron a crecer pero, fundamenta­lmente, creo que el rector principal fue el manejo de los valores. Siempre cuando tenés dudas sobre si tomar una buena o mala decisión, tenés que volver a la pregunta de qué es lo que está bien, y qué es lo que es correcto. Parece una pregunta simple y obvia, pero muchas veces las decisiones en el poder están atravesada­s por múltiples variables: qué es lo que la gente va a querer, qué es lo que te da más votos, qué es lo que te da más prestigio personal, qué es lo que te va a hacer subir en las encuestas, qué es lo que te va a dar más recursos.

Preguntas difíciles.

Sí, uno se enfrenta por muchos dilemas. Muchas veces se tiene que decidir entre dos cosas malas, y eso es también lo que te va marcando el camino.

¿Te sentís muy sola cuando tenés que tomar este tipo de decisiones?

Lo que te genera soledad es ser la última instancia de la decisión. Para acompañarl­a un poco más, la clave es tener un buen equipo de gente honesta, capaz, buenos pares, a quienes consultar, creo que la escucha de otros siempre suma, y más de aquellos que piensan diferente. Y la escucha activa de aquel para el que trabajás.

La gente.

En mi caso, siempre fueron los ciudadanos. Y tengo que decir que las mujeres líderes, de distintos espacios sociales, empresaria­les, de sindicatos, son de las que más he aprendido. Como todas sabemos que nos cuesta mucho llegar, hemos recorrido un camino muy claro, con metas muy claras, dispuestas a defenderlo. Debo decir que de las que más he aprendido fue de las mujeres pobres líderes de barrios, tanto de la Provincia como de la Ciudad. Son un ejemplo de los millones de mujeres, y a las que todavía sigo viendo.

¿Y las nuevas generacion­es de mujeres, las millenial?

Un concepto que aprendí de mis hijas, tengo una de 19 y una de 17, que saben mucho más y mejor sobre los derecho que los de nuestra generación, es sobre la sororidad, la solidarida­d entre mujeres.

Más conexión

Nosotras las mujeres que peleamos por ocupar posiciones, estamos muy acostumbra­dos a tener que pelear contra los varones por ocupar estás posiciones, tener que superar prejuicios y no nos damos cuenta que muchas veces, tan importante como dar esa pelea, es la solidarida­d entre pares. Creo que nuestras hijas lo tienen muy incorporad­o, creo que no solamente hay que facilitarl­e la huella sino que hay que escucharla­s.

¿Qué contribuci­ón crees que hace la mujer en la función política?

Creo que hay un clima muy favorable ahora para las mujeres en la política. Tiene que ver con que por mucho tiempo fue para los varones. Creo que muchos se están preguntand­o si no es mejor dar una oportunida­d a las mujeres.

Un cambio de época

Hay un cambio de época que tiene que ver con la movilizaci­ón por los derechos de la mujer, eso es lo histórico. Ahora se está desarrolla­ndo en términos masivos y eso es una buena noticia. Pero a la vez me niego a creer que las mujeres tengamos que aportar algo distinto. Somos personas, tenemos estilos de liderazgo distintos entre varones y mujeres. Pero nadie le pregunta a un líder varón sobre cuál va a ser su aporte especial, por ser varón. Este es un prejuicio que tenemos que dejar atrás, porque muchas veces es aceptado.

¿En lo familiar te faltó algo?

Siempre uno lamenta el tiempo en que no está. Y cuando uno desarrolla tareas con esta intensidad no hay tiempos. En días como estos, el gobernador no tiene familia y está completame­nte abocado, permanente reunido para ver qué medidas tomar y tratar de manejar los problemas. Y eso cuesta tiempo familiar, tiempo con los hijos, yo soy madre de tres hijos. Lamento el tiempo que dejé pasar y hoy estoy recuperand­o el tiempo con ellos.

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PREGUNTA. “Cuando tenés dudas sobre una buena o mala decisión, tenés que volver a la pregunta de qué es lo que está bien, y qué es lo que es correcto”.

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