“Las pymes tienen que ser una razón de Estado”.
Fundador de la escuela de negocios MateriaBiz, acaba de publicar su décimo libro, “Qué hacer con las pymes argentinas”. Y llama a que el Gobierno arme una agencia en Internet, para atender los desafíos de las empresas en la post pandemia.
Es momento de que el Estado nacional construya una plataforma que aporte financiamiento, directrices, herramientas, metodologías y procesos para tomar decisiones en esta coyuntura”, plantea Manual Sbdar en la columna “El dilema de la última cama”, que acompaña a esta entrevista. Pero más allá de la situación terminal que la cuarentena le está imponiendo a muchas empresas, Sbdar viene dando el grito de alerta desde mucho antes.
Investigador y docente, Sbdar intentó por todos los medios posibles enseñarles a los empresarios herramientas concretas para alcanzar la perdurabilidad de sus empresas. Lo viene haciendo en MateriaBiz, la escuela de negocios que fundó en 2005; con charlas a lo largo de todo el país y a través de sus 10 libros. Sin embargo, entendió que el impacto de sus iniciativas nunca tendría el alcance de una política pública por lo que había que cambiar de interlocutor. Antes de la pandemia y de la cuarentena, a comienzos de marzo Sbdar lanzó junto con Revista Pymes el libro “Qué hacer con las pymes argentinas” (Granica), donde no sólo da cuenta sobre las problemáticas actuales de las pymes sino que propone políticas concretas, como la creación de una plataforma al alcance de las pymes de todo el país. Buscando, de manera más directa, encontrar algún tipo de interlocutor a nivel oficial.
“Cuando nosotros hablamos de pymes no hablamos de las de Capital, hablamos de todas las pymes, pensando de manera más federal.
Hay que comprender es que no es lo mismo una pyme de Río Gallegos que de Perico, en Jujuy. Aunque ambas son pyme, son unidades económicas totalmente distintas, por cómo se constituyen esas empresas y por el lugar donde se desempeñan. Por lo tanto hay que tener una idea bastante más profunda. Nosotros lo vemos y lo vivimos cuando estamos en las aulas de todo el país”, dice Sbdar.
El dinero no es todo…
Sin duda la financiación es importante; es necesaria la creación de créditos blandos y la mejora las condiciones de acceso porque, sin duda, la circulación financiera es el corazón de la empresa. Ahora bien, es imprescindible, pero tan imprescindible como insuficiente. Porque si el bolsillo del pantalón tiene un agujero por más que le pongas monedas y más monedas se van a ir por el agujero y el bolsillo va a terminar vacío. Lo que hay que hacer es coserlo.
¿Cómo?
La costura, en mi opinión, viene del lado del conocimiento. Sinceramente me daba temor hablar de la necesidad del conocimiento en el libro porque pude parecer muy abstracto y conceptual; incluso la lectura puede ser que se trata de una medida para el largo plazo, pero no los es. Automáticamente como reacción un decisor público puede llegar a pensar que es como decir que el país se arregla con educación y que el efecto es a 20 años cuando en realidad necesita tomar decisiones ya. Mi respuesta ante esta reacción es no.
El conocimiento en negocios pertenece a una ciencia práctica que se alimenta de la observación. Esa observación es la que te permite preguntarte (y luego generar conocimiento) cómo puede ser que de diez empresas del mismo sector económico, con la misma cantidad de gente, en el mismo país, con la misma presión impositiva y con la misma falta recursos financieros ocho quebraron y solo a dos les fue bien. ¿Qué hacen esas dos? ¿Qué diferencia ejecutan? Con esa observación se construye un modelo; el nuestro es el Modelo Palanca. El conocimiento llevado al mundo de los negocios se trata de herramientas y habilidades concretas que permiten construir negocios capaces de adaptarse a realidades cambiantes. Claramente, cambia la tecnología, cambia el modelo de negocio, cambia el marco contextual económico. Se trata de un conocimiento capaz de provocar una renovación de mentalidad en la estructura empresaria muchas veces anquilosada en aquello que sabe hacer y no necesariamente lo que necesita el mercado.
¿Por qué el Estado debe ser el que difunde?
En realidad ya lo hace. El Estado tiene muchísimos recovecos desde donde se brindan capacitaciones, también hay agencias encargadas de acompañar a los empresarios. Hay un montón de cosas dando vueltas, pero desarticuladas, se enseñan prácticas aisladas. Es decir, si enseño a hacer más eficientemente un delivery de pizzas está buenísimo, pero aislado no te soluciona el problema estructural de las pymes; hay que pensar en el sector y no en la problemática específica de una pyme en parti
cular. ¿Sabés por qué escribo libros? Porque sé que no todo el mundo puede acceder a MateriaBiz, ya sea por un tema geográfico o de presupuesto, pero a lo que sí pueden acceder casi todos es a pagar un libro que les permita acceder al conocimiento que difundimos en la escuela. Ahora el Estado cuenta con una multiplataforma para llegar digitalmente, televisivamente, radialmente, etcétera, a todo el país. Su impacto, el poder de transformación es mucho mayor a lo que personas como nosotros podemos aportar individualmente.
¿Con qué eje deberían articularse las políticas?
Yo creo que no existen sectores económicos inviables, existen sectores que se deben potenciar y existen sectores que se deben rescatar. No es lo mismo el trabajo que hay que hacer para rescatar un sector complicado como el textil, que potenciar un sector como agroindustria. En este sentido es muy importante el diagnóstico y las políticas, pero también un subproducto que es la clusterización; la posibilidad de identificar a esos sectores y trabajar lo que nosotros en la escuela llamamos la palanca de socios. Es altamente probable que dos empresas de un mismo sector puedan exportar si se asocian y muy poco probable que logren hacerlo individualmente. El conocimiento tiene una derivada central que es la clusterización.
¿Qué ventajas tiene?
Tiene dos efectos bien concretos: la venta y el ahorro. Nos juntamos entre todos para vender más y nos juntamos para ahorrar costos. Nosotros hemos tenido muchas experticias de clusterización en las aulas; se han
juntado para hacer compras conjuntas, unificar servicios; todo eso hace que la estructura de costos adelgace y sea más eficiente. En Posadas existe el Cluster del Té, pero está hecho a pulmón, pero para que esto perdure y funcione con todo su potencial debe ser orgánico. El Estado debe generar conocimiento y fomentar la clusterización. En mi libro, como resultado del conocimiento adquirido en estos estos años, intento aportar ideas para una política pública. Porque, además, el conocimiento y clusterización en Río Gallegos es distinto al conocimiento y clusterización que se necesita en San Salvador de Jujuy, de modo que se debe hacer con las patas locales. Está muy bien hacerlo desde la Sepyme, pero sería aún mejor si también se puede hacer con un municipio, con la gente que conoce bien lo local, la idiosincrasia del consumo o de asociatividad de lugar.
¿Están los mentalmente empresarios preparados para trabajar en cluster?
Es cierto que los empresarios son muy celosos de sus emprendimiento, pero lo son hasta que empiezan a trabajar y se dan cuenta lo que tienen para ganar versus lo que pueden perder. Esto está también en cualquier orden de la vida, siempre para ganar algo hay un costo. Acá el costo es que tenés que salir a mostrar tus números; quizás no todos, pero hay que jugar con cartas abiertas. Pero el beneficio que se obtiene por las asociaciones supera con creces el costo. Eso sí, es un trabajo, porque al comienzo nadie quiere mostrar sus números. La clave es construir una propuesta de valor que sea superior a la propuesta individual de valor.
¿Has tenido oportunidad en estos años de hablar con alguien del Estado para aportar tus ideas?
No, pero porque, hasta ahora, no habíamos buscado esa interlocución. Pero este diálogo queda abierto, si se quiere, ahora con el libro, es importante. Nosotros venimos trabajando mucho desde nuestro lugar, pero sinceramente a veces pensamos que se torna insuficiente. Pasé varias semanas en Jujuy y en Tucumán trabajando con pymes y la sensación con la que salí de los encuentros es la que generamos resultados extraordinarios. Pero cuando vuelvo a mi oficina y me pregunto sobre el impacto, me doy cuenta que es mínimo. En Argentina tenemos 700.000 pymes, ¿a cuántas puedo llego yo? Si alguien desde el Estado pudiese implementar algo parecido a lo que hacemos nosotros, sería un enorme beneficio para todo el segmento, con un potencial enorme de transformación.
PARALELISMO
Sbdar traza un paralelo entre la adaptación de los sistemas de salud en el mundo para enfrentar la pandemia (camas disponibles, testeos, respiradores e insumos) y las políticas más generales como el aislamiento domiciliario, que pueden lograr que haya menor cantidad de infectados y por lo tanto menor necesidad de utilizar los escasos recursos de la salud pública. “El desafío en el ámbito de las pymes es romper la encrucijada de esa última cama. Los recursos de los que dispone el Estado para hacer frente a esta asfixia financiera generalizada son, por definición, escasos. Cuando se intenta con esa manta corta cubrir los pies, se deja al descubierto la cabeza. De modo que distribuir recursos en el segmento pyme tan imprescindible como insuficiente. Es hora de inventar lo no inventado e imaginar lo no imaginado”, plantea. La plataforma multimedia, dice, es un primer paso para poder sacar provecho del tiempo de cuarentena, en vez de que todo caiga únicamente en el renglón de las pérdidas.
¿Políticas públicas y herramientas para crecer?
Más que crecer se trata de perdurar y los negocios son perdurables en la medida que son capaces de no enamorarse de lo que hacen. Un negocio perdurable no es lo que fabrica ni lo que vende. Un negocio perdurable es el capaz de adaptarse a lo que ese interlocutor cliente necesita en cada momento. Para eso se necesita una maquinaria flexible y con capacidad adaptativa. Esa característica de ser una empresa adaptativa, insisto, se obtiene con herramientas y habilidades.
¿Hay una medida de perdurabilidad?
Sí. En contraposición en Argentina la tasa de mortalidad es de un 70% en 7 años. Las que van perdurando son ese 30%; hay que superar los 7 años. Pero también hay que preguntarse qué es perdurar, porque por supuesto hay empresas de 50 o 100 años, pero también pueden tener vida vegetativa. Una empresa perdurable además de sobrevivir en el tiempo, crece y le aporta valor a la sociedad. Cuando a una empresa le va bien le va bien no solo a los dueños, sino también a los empleados, a los proveedores y al Estado mismo porque recauda más dinero. Pero insisto, una mejora de la tasa de natalidad de las empresas y su perdurabilidad requiere de un contexto macro fuerte y previsible; el largo plazo es el idioma que todas las empresas deberían poder hablar.
¿Estado interventor hasta dónde?
Yo creo que cualquier medida que tome el Estado en función de las pymes hay que mirarlos como proyectos de inversión. Cuando generas una baja de la tasa de interés, por ejemplo, lo que estás buscando es que esa unidad económica se fortalezca y desarrolle un retorno de la inversión que finalmente redunda en mayor recaudación. Esa es una visión; no estoy ni a favor ni en contra. Acá lo que se necesita es gestión con sintonía fina en cada momento con cada sector económico. La Sepyme tiene herramientas muy buenas, herramientas que mejoran los negocios de los empresarios, pero además la vida de todos lo que lo rodean; entonces, sin duda la Sepyme debe seguir con sus políticas de apoyo.
Acá de fondo hay una cuestión que creo que es bien importante resaltar y es el de la equidad. Yo creo que la meritocracia es un asunto complicado porque asume que todos parten del mismo lugar, pero no todos parten del mismo lugar, ni a nivel individual ni empresarial y eso no es bueno ni malo, sencillamente así son las cosas. Sin embargo creo que sí es responsabilidad del Estado nivelar para arriba y esto tiene que ver con el concepto de la equidad, que nada tiene que ver con el de la igualdad. La equidad es nivelar a aquel que empezó desde más abajo y este es el valor más importante que tiene que defender el Estado; es una obligación de Estado intervenir en este sentido con las herramientas que sean; crédito, financiamiento, subsidios y fundamentalmente
conocimiento.•