Pymes industriales versus pandemia.
Un 8% dice estar en riesgo de ciere, mientras otras se reconvierten. El caso de Barbieri.
Eenrique Lew, nacido en Polonia, llegó a la Argentina en 1936 con su madre y sus dos hermanos. Su padre había llegado dos años antes. “Yo tenía 5 años, a mí Argentina me dio todo; por supuesto yo ayudé y también tuve suerte. Hace poco tiempo me puse a pensar qué hubiese sido de nosotros si no hubiésemos podido subir a aquel barco que nos trajo desde Polonia ¿Sabe? Hubiera sido sin duda uno de los más de los 6 millones de judíos asesinados por los nazis en el Holocausto; afortunadamente nos salvamos”.
Hasta fines de marzo, con 88 años, Lew seguía yendo cada mañana a su fábrica, Tintorería Industrial. “En el año ‘54, con mis hermanos empezamos a fabricar las camisas y fuimos sumamente exitosos con la marca Perfecta Lew, llegamos a tener más de 1.300 empleados”, relata. Pero en 1966 los hermanos disolvieron la sociedad y Lew abrió su propia fábrica de tejidos, en Moreno. Hoy, Tintorería Industrial emplea a 195 personas.
Lew además integró la conducción de la Uni{ón Industrial Argentina entre 1985 y 1995. Publicó un libro, “Pleno Empleo” (Ediciones Dunken), donde detalla una su propuesta para aplicar en la Argentina un seguro de desempleo que reemplace el sistema de indemnizaciones. De todo eso conversó por teléfono con Pymes, desde su domicilio particular.
¿Imaginó alguna vez este escenario?
Nadie la imaginó, es algo totalmente diferente a lo vivido hasta ahora, pero algún día se va a terminar. Será un mes, dos meses más, pero se va a terminar. Alguno de los científicos del mundo va a encontrar la solución; soy optimista. En Tintorería Industrial estamos mal porque no podemos trabajar, pero estamos pidiendo las autorizaciones correspondientes para iniciar las actividades ya que entre las telas que nosotros ofrecemos están las que se usan para los barbijos, para los uniformes del personal de sanidad y para las frazadas. Por ahora hemos podido cumplir con todas las obligaciones y estamos esperando la ayuda del gobierno que espero se cumpla porque los créditos de los bancos fueron muy escasos. Es complicado, porque uno no puede salir de casa para reunirnos y buscar soluciones.
Y usted iba a la fábrica todos los días…
Sí, efectivamente, tengo 88 años pero vivo como si tuviera 100 años por delante, así intento vivir. Además sigo siendo creativo y optimista; el trabajo es una bendición. Los sábados y domingos que estoy libre me repongo para estar fresco para trabajar de lunes a viernes. Ahora en cuarentena aprovecho a trabajar en la segunda edición de mi libro.
¿Cómo surgió la idea del libro?
Pleno Empleo lo escribí luego de haber llegado a una conclusión, que muy pocos economistas abordaron, sobre los motivos por los que somos uno de los países menos desarrollados. Argentina un caso único en el mundo, un país otrora muy rico que quedó estancado. Investigué esto y la conclusión fue que nuestra legislación ataca a los emprendedores, que son los empleadores. En los países desarrollados se protege a los trabajadores con los seguros de desempleo. Los seguros hacen que la relación legal entre empleado y empleador sea neutra; el despido no cuesta, porque está a cargo del seguro de desempleo. Así los empresarios pierden el miedo a contratar más gente y por lo tanto se generan más puestos de trabajo. En Argentina nuestra ley de contrato de trabajo ataca a los empleadores gratuitamente.
¿En todos los sectores?
La construcción sí tiene un seguro de desempleo, el fondo de cese laboral. Si hoy, en este contexto, todos los empleados de todos los rubros tuviesen ese seguro similar, el Estado ahora no tendría que salir a ayudar a ninguna empresa para pagar los salarios, porque pagaría el fondo hasta que se restablezca la economía.
¿Cómo debería ser?
En los países desarrollados como en Dinamarca, Japón o Estado Unidos ese fondo es muy fuerte; todos los empleadores hacen un aporte mensual para que alguien que queda desempleado pueda cobrar aproximadamente el 80% de su sueldo y las familias puedan estar tranquilas. Insisto, ese fondo es muy fuerte; tiene mucho dinero. Imagínese que por todos los sueldos del país hay un depósito. En la crisis de 2008 el primer país que se recuperó en el mundo fue Estados Unidos porque, entre otras razones, las empresas no tuvieron que pagar los sueldos y quedaron fuertes pudiendo retomar más rápido su actividad.
¿Lo ve posible en Argentina?
Claro que sí, es una solución muy sencilla y no es que Argentina tiene características muy diferentes; la gente es toda igual en cualquier parte del mundo; todos respondemos a los mismos principios, las leyes económicas rigen por igual en todos los países. Para la Argentina lo que propongo es que se haga en dos etapas. Primero que se cubra a los empleados con un Fondo de Cese Laboral, como el de la industria de la construcción, y más adelante un Seguro de Desempleo como el de Dinamarca y demás países desarrollados. Fíjese que Estados Unidos, justo antes de la pandemia, tenía un desempleo en el orden del 3.5% .
¿Los gremios lo aceptarían?
Serían uno de los grandes beneficiados, tendrían muchos más trabajadores afiliados; por lo tanto más aportes y de mayores salarios. Son los grandes beneficiarios, no tienen por qué oponerse a esto; al contrario.
¿La empresa pagaría mejor?
El empresario paga lo que valen las cosas, pero en un escenario de pleno empleo no puede pagar menos porque se queda sin trabajadores, la gente se le iría. El empresario, en general, es creativo; esa creatividad es la que hace que, buscando su propio beneficio, haga también rico al país. Son los emprendedores lo que crean la riqueza de un país: la crean porque quieren ganar más y eso no lo puede hacer ningún gobierno. Los países comunistas fracasaron porque ellos no pueden crear riqueza, ese es un atributo exclusivo de los empresarios del sector privado. El gobierno, puede y debe crear las condiciones, pero la riqueza la hacen los empresarios con sus empleados.
Hoy dirigen sus hijos ¿Cómo es la convivencia?
Es muy buena. Hay padres enfermos que no dejan que sus hijos se desarrollen, pero no es lo normal. En nuestro caso a mí me pone muy feliz que mis hijos vayan tomando posiciones, ellos sí pudieron hacer carreras universitarias. Dos trabajan en la empresa: mi hija que es analista de sistemas y otro hijo que es Diseñador Gráfico. Mi tercer hijo, que no trabaja en la empresa, es arquitecto. Yo siempre los motivé a que estudien lo que quisieran, más allá de si después iban
empresa.• a trabajar o no en la
¿Lo ve posible en Argentina?
Claro que sí, es una solución muy sencilla y no es que Argentina tiene características muy diferentes; la gente es toda igual en cualquier parte del mundo; todos respondemos a los mismos principios, las leyes económicas rigen por igual en todos los países. Para la Argentina lo que propongo es que se haga en dos etapas. Primero que se cubra a los empleados con un Fondo de Cese Laboral, como el de la industria de la construcción, y más adelante un Seguro de Desempleo como el de Dinamarca y demás países desarrollados. Fíjese que Estados Unidos, justo antes de la pandemia, tenía un desempleo en el orden del 3.5% .
¿Los gremios lo aceptarían?
Serían uno de los grandes beneficiados, tendrían muchos más trabajadores afiliados; por lo tanto más aportes y de mayores salarios. Son los grandes beneficiarios, no tienen por qué oponerse a esto; al contrario.
¿La empresa pagaría mejor?
El empresario paga lo que valen las cosas, pero en un escenario de pleno empleo no puede pagar menos porque se queda sin trabajadores, la gente se le iría. El empresario, en general, es creativo; esa creatividad es la que hace que, buscando su propio beneficio, haga también rico al país. Son los emprendedores lo que crean la riqueza de un país: la crean porque quieren ganar más y eso no lo puede hacer ningún gobierno. Los países comunistas fracasaron porque ellos no pueden crear riqueza, ese es un atributo exclusivo de los empresarios del sector privado. El gobierno, puede y debe crear las condiciones, pero la riqueza la hacen los empresarios con sus empleados.
Hoy dirigen sus hijos ¿Cómo es la convivencia?
Es muy buena. Hay padres enfermos que no dejan que sus hijos se desarrollen, pero no es lo normal. En nuestro caso a mí me pone muy feliz que mis hijos vayan tomando posiciones, ellos sí pudieron hacer carreras universitarias. Dos trabajan en la empresa: mi hija que es analista de sistemas y otro hijo que es Diseñador Gráfico. Mi tercer hijo, que no trabaja en la empresa, es arquitecto. Yo siempre los motivé a que estudien lo que quisieran, más allá de si después iban
empresa.• a trabajar o no en la