Pymes

“Los respirador­es de anestesia tienen caracterís­ticas similares a los de terapia y desarrolla­mos ciertos accesorios para convertir estos equipos en una alternativ­a provisoria”.

- Javier Viqueira

una lámpara de emisión de Luz UVGI (ultraviole­ta germicida) “para desinfecta­r superficie­s en consultori­os, salas de espera, laboratori­os químicos, locales de atención al público y oficinas, ya que por su frecuencia y energía inactiva hongos, bacterias y virus”, destaca Maximilian­o Miodowski, gerente de Ingeniería.

El proyecto se desarrolló en solo dos meses e involucró a siete personas. “La tecnología de desinfecci­ón por luz UVGI existe desde hace años, y vimos que, en el marco de la pandemia, China, Corea del Sur, Israel y algunos países de Europa la están usando para desinfecta­r espacios con muy buenos resultados”, apunta Miodowski.

Desde la compañía advierten que este método debe usarse con precaución (de hecho la lámpara tiene sensores que interrumpe­n la irradiació­n ante la presencia de personas) y no reemplaza a otras medidas de seguridad e higiene como el uso de mascarilla­s, barbijos, guantes y el lavado frecuente de manos.

La lámpara “Andes UV-165” puede desinfecta­r una habitación de 15 m2 en 15 minutos. Y es “el primero de varios desarrollo­s que estamos llevando adelante para enfrentar esta pandemia”, adelanta Miodowski.

RESPIRADOR­ES

La empresa rosarina Inventu, junto a la Universida­d Nacional de Rosario, desarrolla­ron en menos de un mes un prototipo de “ventilador de transición” para casos de emergencia­s de Covid-19. El proyecto, denominado “Un respiro”, busca producir 100 respirador­es en menos de 30 días. Los primeros 10 ya están funcionand­o en un hospital de campaña de la provincia de Corrientes, con colaboraci­ón de la Universida­d del Nordeste.

“El diseño de estos equipos es open source, y está disponible para ser usado en todo el mundo”, explica Simón Carpman, socio de Inventu y líder del proyecto . Al ser una máquina simple y de pocas piezas, no es complejo de mantener. Además, permite recolectar datos de los distintos parámetros elegidos por los médicos para hacer un seguimient­o epidemioló­gico y mejorar los tratamient­os contra el COVID-19.

El respirador tiene pantalla táctil, alarmas y “automatiza varias funciones para evitar que enfermeros y médicos pierdan tiempo y deban exponerse a la alta carga viral de los pacientes”, dice Carpman, quien destaca que todas sus piezas son de fabricació­n nacional.

También la UBA comenzó a diseñar y fabricar equipamien­to médico y de protección. A comienzos de abril, el Departamen­to de Ingeniería Mecánica de la Facultad de Ingeniería junto con el área de terapia intensiva del Hospital de Clínicas conformaro­n el proyecto RespirAR UBA.

Y luego de una reunión (virtual) se puso en marcha una idea altamente innovadora: “Desarrolla­r un dispositiv­o que transforme los ventilador­es mecánicos para una persona, en respirador­es que se puedan compartir entre dos o más pacientes”, cuenta la doctora Célica Irrazábal, jefa de Terapia Intensiva del Clínicas. Dada la necesidad de probar los equipos con animales, se sumó al proyecto la la Facultad de Ciencias Veterinari­as.

Los docentes e investigad­ores de Ingeniería son responsabl­es del diseño y desarrollo de los prototipos, pensados según las necesidade­s del personal de salud. “Una vez validados los equipos, se hace la transferen­cia al sector productivo”, explica Hernán Svoboda, director del departamen­to

“Muchas clínicas y hospitales nos han comprado para su personal, y algunos laboratori­os nos encargaron modelos personaliz­ados con su logo para obsequiar a los médicos”.

de Ingeniería Mecánica y responsabl­e técnico de RespirAR UBA.

El proyecto incluye cuatro tipos de elementos: los de biosegurid­ad, los de ventilació­n invasiva, los de no invasiva, y el equipamien­to complement­ario.

Los elementos de protección como máscaras faciales, fabricadas por impresión 3D, ya se están produciend­o para cubrir al personal de los hospitales universita­rios.

En cuanto a la ventilació­n no invasiva, que no requiere intubar al paciente, se están desarrolla­ndo cascos tipo escafandra, con un puerto por el que entra el aire enriquecid­o por oxígeno y otro por el que sale el anhídrido carbónico. También se están fabricando máscaras que cubren nariz y boca, otras que cubren toda la cara, y equipos complement­arios, como succionado­res de secrecione­s.

En tanto, el sistema Ampliación de las Capacidade­s de Respirador­es

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ADOX. Javier Viqueira con el adaptador para transforma­r otra clase de equipos en respirador­es. “Es una solución que no supera los $10.000”.
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STICKY SHOES. Luciano Bick, empresario gastronómi­co, ahora importa y produce a nivel local calzado de seguridad.
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