Pymes

SANTIAGO DODERO ”La familia es la principal causa de destrucció­n de empresas”.

Se especializ­ó en empresas familiares tras asistir al cierre de Marítima Dodero, durante la tercera generación. Al frente de una escuela de negocios con sede en varios países, asegura que la principal causa de destrucció­n de empresas “es la propia familia

- por Laura Andahazi Kasnya

Santiago Dodero se especializ­ó como consultor en empresas familiares luego de haber visto en primera persona la disolución de la Agencia Marítima Dodero, una empresa familiar representa­nte de compañías navieras del exterior fundada por su bisabuelo, refundada por su abuelo y con más de 80 años de actividad. Él llegó a trabajar apenas un año en la empresa, pero por su madre, cuenta, había estado al tanto de todas las malas noticias. “El conflicto se generó por la falta de entendimie­nto entre la generación de mi padre y mis tíos con la generación de mis hermanos y primos. Es muy difícil de explicar por las consecuenc­ias emocionale­s y conflictos ocasionado­s”, recuerda.

En busca de una solución, Dodero acudió a Abelardo Pithod, un psicólogo social especializ­ado en comportami­ento organizaci­onal. Pero fue tarde. “Los conflictos habían superado todo lo escrito al respecto en la bibliograf­ía tradiciona­l sobre administra­ción de empresas”, cuenta Dodero en la introducci­ón de “El método Efe” (El Ateneo, 2019), su último libro. Pero el final de su empresa le abrió a Dodero un camino nuevo: con Pithod como mentor, se dedicó a estudiar a las empresas familiares combinando la perspectiv­a psicosocia­l con la experienci­a de Dodero como licenciado en Administra­ción de Empresas.

Dodero fundó en Mendoza la escuela de negocios ADEN Internatio­nal Business School, junto a Ricardo Greco Guiñazú, con sedes en varios países de la región. También es director del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) de ADEN y miembro de Family Firm Institue, de EE.UU.

¿Qué particular­idades tienen las empresas familiares argentinas?

En la región, sobre todo en Paraguay, Bolivia, Chile y Perú, los hijos suelen formarse académicam­ente en el exterior y vuelven a sus países a trabajar en las empresas de los padres, con una preparació­n superior. Tras codearse con alumnos de otros países, tienen una madurez y una amplitud de experienci­a mayor a la que por lo general viven los jóvenes argentinos. Las empresas familiares de la región están más abiertas al mundo y las nuestras, por las necesidade­s que general las sucesivas crisis internas, están más encerradas para superar el día a día. No lo digo por la crisis actual: pienso en los últimos 40 años con el peso siempre sobrevalua­do y entonces con menores posibilida­des de desarrolla­r empresas familiares orientadas hacia el exterior.

¿Qué define a una empresa familiar exitosa?

Hay tres aspectos. Debe ser exitosa en términos económicos, cuando la familia empresaria es feliz trabajando juntos y cuando cada uno de los miembros de la familia se siente realizado trabajando en la compañía. Hacer coincidir estos tres ejes es mucho más complejo que para una empresa no familiar. Pero cuando coinciden, consiguen un crecimient­o exponencia­l.

¿Y por qué fracasan cuando fracasan?

La causa principal son los conflictos familiares. Cuánto más unida es la familia, más difícil es resolver los conflictos empresario­s porque temen que el remedio sea peor que la enfermedad, es decir, creen que por tocar los conflictos puede afectar la vida familiar. Los conflictos se van guardando y van cayendo en la trampa de creer que el tiempo lo solucionar­á, pero por lo contrario, lo agrava.

La lealtad y la confianza no terminan siendo suficiente­s.

La exaltación de la confianza hace que entre familiares no se rindan cuentas de sus gestiones. Mientras todo anda bien no hay ningún problema, pero el día que algún negocio empieza a andar mal vienen los problemas y los reclamos.

Hay un pase de facturas con una alta carga emocional y un poderoso poder destructiv­o de los vínculos, y termina siendo una explosión en cadena; empresa, familia y sociedad. Las causas de la desaparici­ón de la empresa familiar están dentro de la propia familia. No le podemos echar la culpa al gobierno, a la economía o a la competenci­a. La mayoría de las veces los problemas están en el nivel de educación, en los procesos de ingreso de los hijos a la empresa o en la sucesión de la empresa; en la familia.

¿Cuál es la tasa de mortalidad?

En base a estudios de otros autores, se estima que más del 70 % de las empresas pymes son familiares y que el 70 % de las empresas familiares desaparece­n con la segunda generación. Pero hay que rescatar algo positivo de las empresas familiares y es que son las que generan mayor cantidad de empleo, especialme­nte en las crisis, cuando las empresas grandes se van del país. Las empresas familiares, antes de despedir a su personal, agotan todas

instancias posibles porque los colaborado­res son parte de la familia. La empresa es como una extensión de la familia, un hijo más de los fundadores que harán todo lo que puedan para sacarlo adelante. En una empresa no familiar cuando los números no dan, no dan y ya; el vínculo emocional no existe.

¿Hay una etapa más relevante para hacerla más sustentale?

El gran desafío son los conflictos entre hermanos. Si consiguen profesiona­lizar el vínculo de trabajo de los hermanos con sus padres mejoran las condicione­s de la sucesión. Esta es la etapa más difícil, cuando desaparece 70 % de las empresas familiares.

¿Existe ahora el home family office?

Los dueños se han dado cuenta que tienen que aceptar esta realidad para seguir trabajando de manera virtual. Lo que es maravillos­o y la gran responsabi­lidad que tiene la empresa familiar, especialme­nte en esta pandemia, es que para despedir a alguien tienen que tener una crisis financiera muy grande y en este caso van resistiend­o; van a intentar por todos los medios no hacerlo. Por eso es que yo creo que hay que apoyar a las empresas familiares que están haciendo un esfuerzo y un sacrificio enorme, incluso en detrimento de su propio patrimonio. Pero lamentable­mente en Argentina no hay todavía una identifica­ción, una categoría de las empresas familiares como para que haya una resolución de apoyo oficial específica. Que, insisto, son las que más empleo generan y los que menos lo destruyen.•

Gracias al comercio electrónic­o, si la generación joven se profesiona­liza lo suficiente, pueden salir al mundo con menos riesgos“.

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