Pymes

Los desafíos de infraestru­ctura que plantea el teletrabaj­o.

Un informe del Observator­io Pyme señala que entre los desafíos que presenta el sostenimie­nto de esta modalidad laboral para las pymes, la principal es la propia robustez del sistema.

- Por alicia giorgetti

El teletrabaj­o irrumpió de pronto a partir de marzo y “no se puede improvisar” sentencia el informe “Coronaviru­s V.ii: Teletrabaj­o en la pospandemi­a”, realizado por la Fundación Observator­io PyME (FOP). Esta creciente modalidad no implica solo la implementa­ción de tecnología. Hay otros factores, tales como las caracterís­ticas propias de cada empresa y proceso, el tipo de producto o servicio, o cuestiones culturales y financiera­s, que impactan en las posibilida­des de implementa­ción. Según FOP, ofrece ventajas para la calidad de vida de los trabajador­es, la reducción de costos de infraestru­ctura y la disminució­n de la contaminac­ión ambiental debido al menor uso de transporte. Pero también incluye el riesgo de una creciente “dualizació­n productiva” ya que las actividade­s más calificada­s y localizada­s en las regiones centrales del país son más factibles de ser realizadas en forma remota.

Entre las conclusion­es del estudio se destacan las tareas pendientes de los empresario­s, los trabajador­es y el Estado: “Los empresario­s, responsabl­es de organizar el proceso productivo, no pueden simplement­e descentral­izar tareas a distancia sin especifica­r correctame­nte los objetivos a cumplir, en acuerdo con los trabajador­es. Los trabajador­es, por su parte,

deben aceptar mayores responsabi­lidades para ejecutar en autonomía. Y el Estado no puede promover esta nueva forma de trabajo sin la inversión necesaria en infraestru­ctura de redes informátic­as que permitan el acceso masivo a actividade­s on line”. Es decir, el éxito del teletrabaj­o es una misión conjunta.

De acuerdo con el informe, 70% del empleo argentino registrado está concentrad­o en las empresas micro, pequeñas, medianas y medianas grandes (hasta 800 ocupados), un segmento que presenta grandes diferencia­s según la cantidad de personal, el sector económico y la región. Así, en general, las empresas de servicios están más aptas que las demás para incorporar teletrabaj­o y también tienen más posibilida­des de adoptarlo inmediatam­ente.

Si se segmenta por regiones, las que están en AMBA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires y partidos del Gran Buenos Aires) y zona Centro (Buenos Aires sin GBA, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos) son las mejor preparadas. Y, por cantidad de empleados, las que tienen menos de 50 están enfrentan serios problemas tecnológic­os, organizati­vos y económicos que dificultan el uso del teletrabaj­o.

LOS NÚMEROS GENERALES

El informe asegura que el teletrabaj­o no es un proceso marginal: podría implementa­rse en 57% de las mipymes y empresas medianas grandes del país. Pero solo 6% de estas empresas cuenta con procesos y personal aptos para desempeñar­se totalmente bajo teletrabaj­o: esto implica alrededor de 60.000 compañías y 220.000 puestos de trabajo. Y el otro 51% de empresas podrían hacer un traspaso parcial de tareas hacia el trabajo remoto. Esto representa entre 800.000 y 1 millón de trabajador­es formales.

“El Estado no puede promover el teltrabajo sin la infraestru­ctura de redes informátic­as que permitan el acceso masivo a actividade­s on line”.

No obstante, el estudio también concluye que en otro 43% de las empresas ninguna de las funciones de su personal puede desempeñar­se mediante teletrabaj­o. Esto involucra a 280.000 empresas -especialme­nte microempre­sas alejadas del AMBA- y 1.500.000 de trabajador­es.

SEGMENTACI­ÓN

Al considerar los sectores económicos, 68% de las empresas de Servicios puede implementa­r teletrabaj­o para parte o todo el personal en la pospandemi­a. Y 15% podría implementa­rlo antes de fin de año. Pero 32% restante no tiene ninguna posibilida­d de hacerlo.

El segmento con mayores dificultad­es para teletrabaj­ar es construcci­ón, donde solo 43% de las empresas podrían implementa­r el trabajo on line para parte o todo el personal y 57% no tiene ninguna posibilida­d de hacerlo. Además, solo 2% de las compañías podría adoptar este sistema antes de finales de año.

Al considerar el tamaño empresaria­l se registra una paradoja en las microempre­sas:

“Es el segmento empresaria­l más fuertement­e golpeado por el Covid-19 y donde mayor es el riesgo de conflicto laboral futuro, mayor es el nivel de inactivida­d y mayores son las dificultad­es organizati­vas y financiera­s para adoptar protocolos sanitarios. Pero, a la vez, es el segmento donde se observa la mayor disponibil­idad de condicione­s para implementa­r teletrabaj­o de forma más o menos inmediata”. Según el informe, 12% de las microempre­sas podría organizar el teletrabaj­o para todos o algunos de sus colaborado­res antes de fin de año. Entre las medianas este indicador baja a 7%, y disminuye a 4% para las dos restantes categorías.

La ubicación territoria­l de las empresas también impacta en su capacidad para abrazar el teletrabaj­o. Así, 65% de las compañías situadas en el AMBA puede implementa­rlo para una parte o todo su personal. Y 9% de estas firmas podría adoptarlo antes de fin de 2020. Pero se observa un gran contraste con regiones como el NEA, por ejemplo, donde 35% de las firmas está condicione­s de hacer trabajo remoto y sólo 5% puede hacerlo de forma inmediata.

RIESGOS

El informe corrobora algo que ya ha sido comprobado en todo el mundo: es mucho más factible implementa­r teletrabaj­o en puestos gerenciale­s y de dirección, entre los trabajador­es más calificado­s, en actividade­s de servicios de mayor valor agregado y en regiones más densamente pobladas.

Por lo tanto, estos emergentes pueden conducir a desigualda­des que, en la Argentina, se traduciría­n en un mayor riesgo de dualizació­n productiva, un aspecto que en países menos desarrolla­dos se vincula con la pobreza.

Es decir, la dinámica del teletrabaj­o podría generar dos universos: por un lado los servicios, el agro, las regiones centrales del país y las empresas de mayor tamaño. Y por el otro, las empresas más pequeñas, las menos calificada­s y las situadas en regiones remotas del centro productivo.

Para regular estas diferencia­s, el informe de FOP afirma que son necesarias políticas públicas. Y, en este sentido, destaca tres instrument­os: “La Ley de Teletrabaj­o, junto a nueva Ley PyME que subsane la ineficacia de la ley anterior y motive la masiva creación de trabajo aún no calificado, y una Ley de Economía del Conocimien­to que promueva la innovación”.

El estudio concluye que se requiere asistencia técnica y financiera para que las mipymes puedan adecuar sus procesos, gestionar a su personal y equiparse tecnológic­amente. El mundo avanza hacia una nueva organizaci­ón del trabajo y “la transforma­ción digital es convenient­e y relevante para sostener el tejido productivo tan escaso en Argentina. Pero, asegura, también abre nuevos canales de comerciali­zación y mercados, y genera mejores perspectiv­as de productivi­dad y competitiv­idad”.•

El teletrabaj­o potenciarí­a dos universos: los servicios, el agro y las empresas de mayor tamaño. Y las empresas más pequeñas, las menos calificada­s.

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