Las que duplican la apuesta
Cuando comenzó abril, todas las calles y avenidas estaban desiertas por la cuarentena. Ese mes, en la Argentina no se fabricó un solo vehículo, un dato estadístico que habla por sí mismo: nunca había ocurrido algo así en 60 años. Las automotrices no paralizaron por completo su actividad ni siquiera durante las hiperinflaciones de 1989 o la crisis de 2001, pero tuvieron que hacerlo por la pandemia. Difícil pensar un escenario más incierto. Aun así, hubo emprendiemientos familiares donde se decidió avanzar con sus planes de expansión. La nota de tapa de esta edición cuenta en detalle 15 de esos casos. Son 15 historias distintas en todo, excepto en que coinciden en crecer como fórmula para poder seguir adelante. En otra nota en la sección Empresas, cuatro empresas medianas, integrantes de la cadena de valor del grupo Techint, también ponen sobre la mesa la cantidad de proyectos que están llevando adelante. En la sección Tecnología hay tres productores locales que muestran sus propios autos eléctricos ensamblados en el país (uno de los cuales se lanzó a venderlos en las últimas semanas con la financiación subsidiada de un banco de primera línea).
Estos días muestran de manera descarnada la salida del país de firmas internacionales, tanto regionales como multinacionales. Puede ser por la situación concreta de la Argentina o bien por un achicamiento general causado por la pandemia. Pero la lógica de la multinacional es invertir allí donde está la rentabilidad. En la empresa familiar no es así, no tienen la opción de levantar campamento y radicarse en otra parte. Serán miles las que cierren a causa de la pandemia, según pronostican no pocas encuestas. Pero también están las que duplican la apuesta, como las que recorren las páginas de esta edición.
Nos vemos en noviembre.