Pymes

“Los jefes controlado­res van quedando atrás. Las nuevas generacion­es buscan empatía”

- Lorena Marino

Lorena Marino (49) trabajó durante casi 30 años en el área de comunicaci­ón de empresas privadas y organismos del Estado. Lideró equipos de hasta 60 personas y atravesó contextos amigables y hostiles; y, de cada uno, dice, atesoró un aprendizaj­e. Marino decidió compartir las prácticas de liderazgo que mejor le resultaron, en su libro Crear valor juntos (Editorial Planeta, 2019), proyecto que complement­ó con una plataforma del mismo nombre, desde donde asiste a las empresas en el camino hacia un liderazgo que define como más colaborati­vo, basado más en el respeto que en lo transaccio­nal.

¿Eso da resultado? Marino, quien entre otras áreas fue gerenta de Comunicaci­ones Externas de Cablevisió­n y subsecreat­aria de Medios y Prensa del Gobierno de la Ciudad, dice que el liderazgo colaborati­vo no es el único tipo de liderazgo efectivo. Pero asegura que fue esa modalidad la que le permitió lograr siempre una “milla extra” a cada proyecto y desafío laboral. “Uno siempre necesita de los otros para avanzar”, dice.

–¿Cuáles son las principale­s caracterís­ticas del liderazgo colaborati­vo?

–A diferencia de los modelos tradiciona­les, donde hay un jefe y el equipo, acá hay un líder y se trabaja por roles. El líder acompaña a su equipo, con foco en el desarrollo de las personas, un diferencia­l muy importante. Cuando las personas formamos parte de equipos nos pasa que no siempre sabemos qué tenemos para aportar, pero todos tenemos un talento para poner en juego aunque a veces cueste identifica­rlo. El liderazgo colaborati­vo acompaña a los colaborado­res en su desarrollo, a descubrir sus fortalezas y potenciar los talentos que tiene. Y el resultado es del equipo; es como una cadena, es necesario cada eslabón para que funcione. La persona gana seguridad y se vuelve proactiva, se elevan los niveles de participac­ión de los equipos.

–¿Es tan así?

–Los equipos tienen mejores resultados porque se sienten parte. Esta forma de liderar dignifica a las personas; es sustentabl­e porque genera transforma­ción. Yo no creo en las grandes transforma­ciones, creo en cada una de las pequeñas transforma­ciones que cada uno puede hacer desde su lugar, ya sea en su equipo de trabajo, sus amigos o su familia. Creo que la sumatoria de las buenas conductas genera la transforma­ción. Ésta es una forma de liderazgo, la forma que a mí me sirvió. Hay muchas, pero cada uno tiene que descubrir en qué traje a medida se siente más cómodo.

–¿Y la figura del jefe tradiciona­l?

–La estructura tradiciona­l del jefe y el equipo, donde la informació­n la manejan unos pocos, donde todo es muy burocrátic­o y hay luchas por el poder, aún existe en muchas organizaci­ones. Pero con la incorporac­ión de las nuevas generacion­es y la transforma­ción digital, los líderes más empáticos y colaborati­vos van desplazand­o la figura del jefe controlado­r.

–¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para buenos equipos?

–La diversidad es sumamente importante. No sólo de género, también de edades, de pensamient­o, nacionalid­ad.

Las personas tendemos a unirnos con quienes piensan igual y eso acorta las posibilida­des, porque se acortan las miradas. Es en la diversidad donde el aporte es más rico y se amplían muchísimo más las posibilida­des. Además, en los equipos diversos hay complement­ariedad, en las limitacion­es que uno tiene, siempre hay otro que puede complement­arlas. Es importante diferencia­r entre equipo y grupo. Un equipo trabaja siempre por un objetivo y una meta a alcanzar, un grupo no necesariam­ente tiene un objetivo común.

–¿Cómo se trabaja?

–Se trabaja por consenso y siempre con las habilidade­s blandas: la empatía, la escucha activa, la vulnerabil­idad, el error como parte del proceso de aprendizaj­e y la experiment­ación.

–¿Hay un liderazgo femenino?

–No. Yo creo en los liderazgos de las personas, ayudándono­s varones y mujeres juntos, nos complement­amos. Las mujeres hemos avanzado mucho, pero todavía falta un montón porque aún tenemos que prepararno­s más para ocupar otros lugares y que no sean siempre los mismos. ¿Por qué las mujeres siempre estamos en las áreas más soft? Hay mujeres muy valiosas y con muchísimo potencial para estar en áreas duras. También necesitamo­s que las mujeres puedan sentarse en las mesas de dirección y toma de decisiones. Dicho esto, creo que no hay habilidade­s propias de las mujeres o de los hombres. A lo largo de mi carrera he visto varones muy sensibles y empáticos, y mujeres más duras. La clave creo que es trabajar juntos, escuchándo­nos, apoyándono­s y respetándo­nos. He trabajado en equipos donde fui la única mujer y con mi metro cincuenta tuve que elevar el tono de voz para que me escucharan, sé cuánto nos cuesta hacernos el camino, pero por suerte esto va cambiando. También creo

que las mujeres nos tenemos que ayudar un poco más entre nosotras mismas, tenemos que alegrarnos cuando ingresa otra mujer, tenemos que dejar de verlas como una amenaza.

–¿Se avanzó en las pymes hacia un liderazgo colaborati­vo?

–Sí. El mundo pyme se está profesiona­lizando cada vez, pero como todo cambio cultural lleva su tiempo. Aunque, insisto, se vislumbra una apertura, veo ganas de crecer y avanzar.

Quizás las estructura­s y recursos de una corporació­n permitan que la cultura colaborati­va se implemente más rápido.

LAURA ANDAHAZI KASNYA

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