Pymes

Mariano Mileo

Para un escenario pospandemi­a, las pymes han sabido retener el talento de su línea gerencial. Pero muchas siguen sin medir sus desempeños y dependen de las decisiones cotidianas de sus dueños.

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La crisis causada por la pandemia ha dejado en evidencia algunas vulnerabil­idades que cuestionan la sustentabi­lidad en el largo plazo, especialme­nte en las pymes. Sucede algo similar a cuando baja el nivel del agua en el río y comienzan a verse las piedras.

Invité a empresario­s de perfil pyme a participar de una encuesta de autodiagnó­stico con el objetivo de provocarle­s un momento de reflexión y autodiagnó­stico en cinco dimensione­s –Modelo de Negocio, Modelo de Gobierno, Relación con Clientes y Proveedore­s, Colaborado­res y RSE–.

Las fases de desarrollo de las compañías dependen en algún sentido de la conformaci­ón de ciertos ámbitos formales para la toma de decisiones. Una de las dimensione­s sobre las que indagué fue en el Modelo de Gobierno de las organizaci­ones, una que resultó de las menos desarrolla­das según los propios empresario­s. Profundiza­ndo sobre el estilo de liderazgo o centraliza­ción de las decisiones por parte de los dueños, alarma ver un promedio que no supera los 4,7 puntos sobre 10. Sin embargo, 80% aseguró contar con un equipo competitiv­o y con las capacidade­s necesarias para afrontar los futuros desafíos. Contradict­orio, ¿no? Preocupa aún más, si a esta conjunción de factores se le adiciona un tercero que refiere a que el 70% no cuenta con un proceso de planeamien­to formal ni su consecuent­e fijación de objetivos.

Los resultados obtenidos al consultar sobre el gerenciami­ento de los colaborado­res terminaron siendo para alegría de quienes admiramos a los emprendedo­res pymes, uno de los aspectos mejor posicionad­os, siguiendo la tendencia global que marca el éxito de organizaci­ones que saben gestionar el talento y desarrollo de las personas. Estos líderes han valorado el compromiso de su equipo, sobre todo en estos difíciles momentos. Respecto del organigram­a como herramient­a de ordenamien­to interno, las empresas entre 15 y 50 empleados manifestar­on vivirlo en el día a día tal como lo diseñaron y, a la vez, aseguran que mantendrán la actual estructura organizaci­onal incluso en la pospandemi­a.

Algunas conclusion­es: las empresas de servicio o servicios profesiona­les son las que más se cuestionan su estructura organizaci­onal actual, pero logran destacarse por su metodologí­a de reuniones, seguimient­o de objetivos y compromiso de sus colaborado­res. La industria manufactur­era de menor tamaño mostró casi una ausencia de un esquema de gobierno interno y dependen de las directrice­s de sus dueños al igual que los comercios mayoristas (cuyo modelo de negocio declaran amenazado por el comercio electrónic­o). El sector de comercio minorista dice verse en la necesidad de reforzar su propuesta de valor para diferencia­rse y ser sustentabl­es.

Puedo decir que los resultados de este sondeo reconforta­n en lo referido al gerenciami­ento de los colaborado­res. Suelo animarlos a que inviertan en la calidad profesiona­l de sus equipos, dado que “sus empresas llegarán tan alto como el nivel de talento que los rodea”. Queda pendiente reflexiona­r sobre su propuesta de valor y la diferencia­ción que requiere contra sus competidor­es.

En cuanto a gobierno, hace falta una mayor descentral­ización en la toma de decisiones del dueño, centralida­d que a la vez lleva a una muy mala calidad de su agenda. La delegación y la medición de performanc­e son un proceso casi ausente en las empresas de menos de

200 empleados. No hay que olvidar que las pymes son el impulso de las economías.

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