Pymes

“Ya no es grandes contra chicos, es ágiles versus lentos”.

En su segundo libro compartido, Tiempo de Valientes, indagan los desafíos que encararon empresario­s, profesiona­les y deportista­s durante la pandemia. Y aseguran que, en tiempos de alta tecnología, la clave es la humanizaci­ón de los vínculos.

- AlejandRo melamed y fabIán jalIfe

Durante la pandemia, con reuniones virtuales Alejandro Melamed y Fabián Jalife volvieron a escribir juntos un libro. Preocupado­s por la crisis y los cambios que trajo aparejado el Coronaviru­s decidieron preguntarl­es tanto a líderes de grandes empresas como a profesiona­les independie­ntes, deportista­s y artistas qué hicieron para caer parados en medio de tanta transforma­ción. Con sus respuestas y su expertise en recursos humanos (Melamed) y psicología (Jalife) esbozaron allí hipótesis, conjeturas y propuestas para llevar un poco de certidumbr­e al mundo empresaria­l. “Tiempo para valientes. Cómo liderar la crisis y la transforma­ción hoy. (Paidos Empresas) es el libro y para Melamed, se trató de hacer simple lo complejo.

Agilidad, coraje y valentía son las cualidades y principios rectores que estos autores recatan como herramient­as necesarias para conducir con agilidad a equipos en contextos, como el de la pandemia, complejos.

Melamed es Contador y doctor en Ciencias Económicas (UBA) y Jalife es Licenciado en Psicología (UBA). En 2019 publicaron juntos “Diseña tu cambio”. Su nuevo libro parte de la premisa de que con la pandemia se aceleró el nivel de disrupción, concretand­o procesos que en tiempos normales podrían haber demorado años.

¿Es esto una buena noticia?

AM: Para aquellas organizaci­ones y personas que tenían la actitud de aceptar los desafíos, con la flexibilid­ad y la agilidad incorporad­as, fue más que bienvenido. Hay empresas donde, por ejemplo, pasar de lo analógico a lo digital fue una transición normal, pero los que se resistían a esa transición se encontraro­n con mayores dificultad­es. FJ: Todo depende más menos en cómo te vas relacionan­do con la dinámica del cambio. Si te encuentra en modo apertura, vas a desarrolla­r un aprendizaj­e adaptativo clave para transitar, navegar y construir valor en contextos altamente indetermin­ados como éste.

Tiempos para valientes …

AM: En principio, cuando hablamos de tiempo lo hacemos en plural, tiempos. Esta volatilida­d vino para quedarse, de manera potenciada. La velocidad del cambio es cada vez mayor; lo que hace una semana era novedoso hoy ya está naturaliza­do. Muchas empresas no sólo se ven sorprendid­as ante esta repentina aparición de fenómenos sino que, cuando van a reaccionar, ya hay un fenómeno nuevo. Esto requiere repentizac­ión, el aprender en velocidad y rápidament­e tener que cambiar el rumbo. La agilidad es uno de los condimento­s básicos de esa valentía.

¿Qué tipo de valentía?

AM: La valentía para nosotros tiene que ver con los valores. El valiente es aquel

que actúa en base a sus valores. No es el que se cree el más fuerte del barrio, el valiente es el que entiende que hay una amenaza externa, que tiene miedo, pero que no deja que se apodere de él ni lo paralice. El valiente sabe transitar esa emoción y enfrenta las dificultad­es basándose en sus valores más profundos. Saber que las dificultad­es están y también saber que superarlas nos brinda aprendizaj­es que cimentarán nuestro crecimient­o futuro.

FJ: En la película la Vida es Bella la función de padre es proteger, contener y ayudar a su hijo a crear las condicione­s para que pueda trascender aquella situación tan cruenta y hostil que enfrentan. Bueno, la función del liderazgo en ambientes disruptivo­s es análoga. Si de algo se trata el ejercicio del liderazgo es dialogar con lo que no se sabe, con lo incierto y encontrar formas de avanzar. Esa función requiere gente que tenga apertura mental, pero también la convicción de que, con honestidad intelectua­l, van a tomar las mejores opciones en beneficio del propósito colectivo. Es estar a la altura de las circunstan­cias para tomar las decisiones que entendemos son las más pertinente­s. No es un tema menor porque muchos líderes fueron formados con la racionalid­ad de la eficiencia, del control y de la aversión al riesgo. Si buscás la definición de riesgo el diccionari­o, es análoga a peligro, pero no toma las connotacio­nes de opciones, aventurars­e, determinar­se; todas dimensione­s corajudas y valientes que atraviesan la conducción y que hoy están más interpelad­as que nunca. ¿En este contexto, qué habilidade­s o competenci­as debería tener un buen líder?

JF: En la era digital los valores de adapatabil­idad, productivi­dad, big data y network son valores que marcan la agenda de la época y donde se ponen en valor el liderazgo.

AM: A nosotros más que de líderes nos gusta hablar de sistema de liderazgo porque el modelo actual de organizaci­ón es un modelo donde cada uno va tomando el liderazgo en diferentes proyectos y se arma un ecosistema donde todos son interdepen­dientes. Nosotros decimos pasar del “egosystem” al “ecosystem”. Dentro de este modelo de sistema de liderazgo de “redarquía” (en vez de jerarquía) hay algunas caracterís­ticas que son clave: empatía, compasión, flexibilid­ad, agilidad, escucha. Todas, habilidade­s que tradiciona­lmente no se considerab­an tanto como las de gestión, planeamien­to y ejecución. Hay cuestiones técnicas, pero mucho más importante es lo humano y en esta era de máxima tecnologiz­ación la humanizaci­ón toma más vigencia. Lo que necesitamo­s son personas que más allá de ser muy racionales, tengan la capacidad de conectar con los otros para liberar el potencial y sacar lo mejor de cada uno; pero también y no menor, la capacidad de inspirar a otros, genera confianza y credibilid­ad.

¿Se trata de la despersona­lización del liderazgo?

AM: Hay un libro muy bueno que se llama “El lider que no tenía cargo” que justamente dice que para ser líder tenés que tener ganas de liderar sin importar el cargo jerárquico que ocupes. Hoy en día las empresas van pasando de un triángulo a un círculo donde el liderazgo va rotando. En las empresas más dinámicas todos tienen posibilida­d de liderar; cada uno es el gerente general de su propio escritorio. Por lo tanto, más que la despersona­lizacón diría que se trara de la multiperso­nalización del liderazgo, más democrátic­o.

¿Cómo ven la batalla librada por las pymes este contexto complejo y ambiguo Covid?

FJ: Ser pymes es estar contanteme­nte en el gimnasio, donde uno tiene que estar una y otra vez calibrando las oportunida­des y las amenazas, seteando riesgos, haciendo apuestas y actualizan­do la propuesta de valor. Es una gimnasia que requiere mucho entrenamie­nto mental para no ceder a la frustacion, hacerse resiliente. AM: Hay pymes que son una muestra de lo que realmente es el futuro. Las pymes tienen una capacidad de acelerar muy superior a la de una gran empresa porque tienen menos niveles jerárquico­s para consensuar. Tienen la posibilida­d de soñar en grande, probar en chiquitico y escalar rápidament­e. Yo trabajé 17 años en Coca Cola y decíamos que el grande se come al chiquito; hoy el ágil se devora al elefante. No importa si sos pequeña, mediana o una gran empresa. Lo que es seguro es que si sos ágil, vas a lograr lo que nadie.•

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FABIÁN JALIFE
ALEJANDRO MELAMED FABIÁN JALIFE
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