Construcción, un sector a midad de camino
La “industria de industrias” fue una de las últimas actividades autorizadas para volver al trabajo tras la cuarentena, y siempre está bajo la lupa. Los casos de cuatro constructoras medianas y chicas. por MARIANA ROLANDI
Durante los primeros meses de la pandemia, la construcción debió interrumpir su actividad por un período que en algunos casos llegó a superar los seis meses y excedió largamente al de industrias como la automotriz (que estuvo paralizada poco menos de dos meseses). De modo que, frente a una nueva ola de contagios, desde las cámaras empresarias y pprofesionales reclamaron que la actividad no vuelva a quedar paralizada. El Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires señaló que, por sus características particulares, el sector constituye “una industria saludable” que “no implica riesgos de contagio”. Las obras, aclararon, “son espacios abiertos desde el comienzo hasta sus etapas finales”, lo que garantiza la ventilación del espacio laboral. Agregaron: “Se desarrollan con una baja densidad de operarios, con poca cantidad de personal afectado en relación a la superficie, lo que garantiza el distanciamiento interpersonal requerido, de forma natural”.
Ecosan fue una de las pocas empresas que se volvió esencial
durante toda la pandemia, por la construcción de hospitales modulares en varias provincias. “Fuimos una de las pocas empresas del rubro de la construcción que tuvo mucho trabajo”, cuenta su titular, Juan Pablo Rudoni. “Tuvimos que trabajar incluso los fines de semanas y esto, a nivel económico, nos representó que no tuviéramos pérdidas, sino que tuviéramos una mayor actividad”, cuenta Rudoni. “También podemos decir que se reactivó la construcción, así que se ampliaron el tipo de obras que estamos haciendo”, agrega Rudoni.
El Salvaje Chacras Marítimas es un barrio privado de Villa Gessell, desarrollado por la empresa BPK, de Guillermo
Cervini y Martín Galli. No pudieron construir durante cuatro meses y medio, durante los cuales siguieron vendiendo. Y una vez que la actividad fue autorizada, afirman que pudieron incluso superar el volumen de construcciones de períodos anteriores. Y aseguran que no perdieron dinero. “Los primeros meses de la pandemia fuimos muy prudentes e invertimos en herramientas virtuales como videos/vivos y recorridos 360º en dron, para que los compradores cuenten con diversas alternativas para conocer el desarrollo”, cuenta Galli, quien agrega que no despidieron persona e incorporaron gente en diferentes áreas: ventas, comunicación, arquitectura y administración.
“Antes de la pandemia estaba buscando parar un poco la pelota. La pandemia ayudó a definir mis prioridades y ser más selectiva en cuanto al perfil del cliente”, afirma la arquitecta Mercedes Minué. Debió paralizar seis meses una obra que requería permiso municipal y encaró la reforma de una oficina propia que no usaba más para su trabajo y pasó por completo al home office. Ahora está en etapa de terminaciones de la obra anterior, que retom{ó a partir de septiembre. Y prepara un proyecto de reforma de una vivienda unifamiliar, que será el próximo trabajo.
El estudio CBS, de Federico Crespi Borgnia, retomó la actividad en julio, con cantidad de gente reducida por espacio, toma de temperatura y alcohol en gel, y resolvieron la logística del traslado sin transporte público. La mayoría de las obras son proyectos relacionados con ganar espacios dentro de las viviendas para que, en aislamiento, los clientes puedan usar 100% sus casas.•