Dos fintech, a España.
Mujer Financiera y Remitee son dos emprendimientos financieros lcoales que fueron seleccionados por el programa Acelerar España. Ahora se preparan para su desembarco en el Viejo Mundo.
Mujer Financiera y Remitee encontraron en la competencia Acelerar España el puente que necesitaban para desembarcar en la Madre Patria. Se trata de dos emprendimientos fintech a cuyos dueños, según admiten los dos, les interesaba especialmente llegar a ese mercado, por el idioma y como puerta de entrada a Europa. Fueron seleccionadas entre 10 startups de impacto social, ganadoras de la cuarta edición de ese programa de softlanding que impulsa el empresario argentino Leandro Sigman. Ambas empresas persiguen la inclusión financiera; una, de personas de la base de la pirámide no bancarizada, y la otra, de mujeres.
Sergio Saravia es el creador de Remitee, una aplicación móvil para enviar ayuda económica a familiares del exterior que creó en 2017, que opera en 20 países. Desde 2019 Remitee tiene una filial en Chile y Saravia tiene en carpeta la apertura de filiales en en España, México y Colombia.
Según sus datos, 15 millones de latinos viven fuera de su país natal y los principales destinos son Estados Unidos, España, Argentina, Chile, Brasil y en los últimos años en Colombia y Perú. A esos mercados apunta la aplicación aunque, cuenta Saravia, incluso tiene clientes en países de África, donde llegó gracias al ejercicio de validación del servicio.
Pero ahora es España, el segundo país con mayor migración de latinos, especialmente argentinos, donde Remitee tiene focalizada su expansión: con el
apoyo de Acelerar España, Saravia abrirá este año una filial en Madrid.
A través de Remitee, cualquier persona puede enviar dinero o hacer una recarga de celular a otra, sin necesidad de tener una cuenta bancaria. Próximamente también se podrá pagar facturas a distancia. “Esto le soluciona un problema enorme a nuestros clientes, que por lo general son migrantes que están en la base de la pirámide”, afirma Saravia. “El impacto es enorme: antes la persona que recibía el dinero tenía pedir horas en su trabajo para ir a cobrar una ayuda familiar. Ahora directamente el familiar puede enviarle el dinero, recargarle el celular o pagarle un servicio desde, por ejemplo, Argentina a Perú”.
La idea, cuenta, nació de su historia familiar y laboral. Saravia, neuquino, es hijo de inmigrantes bolivianos y conoció personalmente el problema que significaba recibir o enviar dinero al exterior. Y en lo laboral, desarrolló su carrera en Western Union, donde llegó a ser CFO para Latinoamérica. Desde esa posición, cuenta, pudo confirmar que nada había cambiado; que hacer una remesa eran tan complicado como cuando su padre tenía que viajar 70 kilómetros desde Villa El Chocón a Neuquén para hacer la suya.
En 2016 Saravia renunció y se fue a Estados Unidos, con su familia, a estudiar una Maestría en Negocios al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Allí fue donde pudo “incubar” su proyecto de Remitee, en sociedad con Eduardo Hamel, Nicolás Zamudio y, aunque ya no es parte, Lucas Gorganchian.
“EL MIT apoya emprendedores que buscan ser parte de la solución de problemas que afecten a más de mil millones de personas como salud, alimentación, contaminación e inclusión financiera, que es lo que hace Remitee. Gracias a ellos, en un año teníamos el primer piloto funcionando entre Argentina y Bolivia”, cuenta.
Por el uso del servicio, la aplicación cobra un cargo de 1% a 3%, según el país de destino y la forma de envío. Cuando la operación es la de recarga de crédito de celular,
el cliente no abona un extra por el servicio, pero Remitee percibe por parte de las compañías telefónicas un rembolso de 2% a 3%. La facturaci{ón de la empresa, hoy, es de un mill{ón de d{ólares anuales y al momento de la entrevista, destaca Saravia, más de 65.000 personas habían realizado algún tipo de transacción con Remitee; en su mayoría para envío de dinero.
CORRALITO
Sabrina Castelli, la otra ganadora del certamen, es la fundadora de Mujer Financiera, una plataforma que apunta a promover la inclusión financiera de las mujeres a través de la tecnología, la educación y la generación de comunidades.
La idea surgió luego de que Castelli viviera dos crisis que pusieron en jaque la economía familiar y que en su opinión hubieran sido más leves si hubiesen contado con los conocimientos mínimos necesarios. La primera fue cuando, con la repentina muerte de su padre, su madre tuvo que aprender de un día al otros a manejar los asuntos económicos del hogar sin jamás haber manejado una cuenta bancaria. La segunda fue en 2002 cuando, con la caída de la convertibilidad y el corralito, perdieron todo el dinero que habían cobrado del seguro familiar de su padre y que habían invertido en un plazo fijo en dólares.
“Ambas situaciones me marcaron mucho y despertaron mi interés en entender las finanzas para que nunca más mi familia tenga que volver a pasar esa situación”, recuerda.
A los 20 años Castelli se recibió con honores de Contadora y de licenciada en Administración de Empresas en la UBA y, mientras estudiaba y daba sus primeros pasos en el mudo laboral, esbozaba en un blog los contenidos de lo que es hoy Mujer financiera.
Según datos del Banco Mundial que la emprendedora recogió, en Latinoamérica 80% de las decisiones de compra las toman las mujeres, pero sólo 51% tiene acceso a una cuenta bancaria, 20% accede a créditos y 12% tiene posibilidades de ahorrar. “Estas métricas demuestran que la historia de mi familia es una más entre las mujeres. Estos porcentajes son actuales, nada cambió radicalmente. Y estudiando lo que pasaba también en otras regiones del mundo, entendí que la base de todo era la educación”, apunta.
En 2018, para arrancar con su proyecto, Castelli buscó la ayuda de inversores. Cuenta que todos le recomendaban que desistiera de la idea, que no iba a funcionar. No se desanimó y con 100 dólares creó el portal Mujer Financiera, con contenidos educativos. “Aún hoy, que tengo una empresa que genera ingresos y da empleo a 14 personas, me cuesta horrores conseguir fondos de inversión. Por suerte una minoría va cambiando y ahora estoy buscando cerrar la primera ronda. Pero el hecho de ser mujer y no tener co founder no cuadra con los requisitos que los inversores establecen. Creo que esta es una barrera que las emprendedoras en tecnología aún”, afirma.
En 2019 la empresa facturó US$200.000 y este año proyecta alcanzar los U$S500.00.
Desde fines del año pasado, por la plataforma y también su red social Felicity, más de 35.000 mujeres compraron y tomaron sus cursos, que van desde cómo manejar las finanzas personales hasta cómo invertir en acciones. La app, que por ahora es de suscripción gratuita, tiene más de 130.000 usuarias; el 20% son del exterior, especialmente de México y España.
Cuando Castelli notó que España era el segundo país que más accedía a sus contenidos vio que allí había una necesidad latente y una buena oportunidad para empezar a diseñar su plan de internacionalización. De ahí su participación en Acelerar España.
“Ahora estamos en la búsqueda de generadores de contenidos exclusivos para España. Hay cuestiones de educación financiera que son comunes a cualquier persona que maneja dinero más allá del lugar donde viva. Pero hay características económicas de cada país que hacen que las decisiones financieras puedas ser distintas”, asegura la emprendedora.