Estudio de Adiras.
Laura Chamorro tiene una marca de accesorios y prendas para bebé, Piolín, y acaba de publicar “Qué carajo es emprender” (Editorial Lid), un libro en el que a lo largo de 260 páginas cuenta su experiencia como emprendedora y comparte las herramientas que le sirvieron para salir adelante, hasta convertirse también en consultora y capacitadora de emprendedores. Según Chamorro, existe una visión romántica o edulcorada de lo que es ser emprendedor. La imagen, explica, oscila entre el exitoso, seguro y siempre feliz emprendedor o bien la del sufrido, que hace todo sin ayuda de nadie y que nunca tiene tiempo para descansar. “Intento romper con el romanticismo y la victimización para empezar a hablar de negocios, que finalmente es de lo que hay que hablar; todo lo demás es una presión innecesaria”, argumenta.
-¿A quién está dirigido el romanticismo emprendedor?
-Creo que todo este acting está dirigido a los nuevos emprendedores, a los que aún no transitaron el camino emprendedor. El emprendedor que ya hizo cierto recorrido es muy difícil que compre el discurso de que todo es perfecto, que sos tu propio jefe y que entonces podes disponer de tu tiempo. Pero para alguien que está en la vereda de enfrente, resulta tentador. Es como cuando escuchamos la historia de uno que se fue a vivir a Europa con 100 euros y en poco tiempo consiguió un trabajo exitoso. Es un poco el folklore de lo que el otro quiere creer: que es posible, fácil y que todos podemos vivir de lo que amamos. En las redes sociales hay personas que se dedican a vender un ideal de emprendedor. Cuando uno está mal es más vulnerable y puede terminar comprando espejitos de colores. Pero si ya diste tus primeros pasoso como emprendedor no es tan fácil que te atrapen, porque lo que estás mirando es el mercado y tu estructura de costos.
-Emprender no es soplar y hacer botellas…
-Al contrario. En el mundo 8 de cada 10 emprendimientos fracasan y fundamentalmente las causas, según los diferentes estudios que se hicieron, tienen que ver con no tener en cuenta a la competencia, no haber analizado el mercado y por no haber hecho previsiones de la estructura de costos o de inversiones. Es como que un día decidí convertir un hobby en un negocio, pero en el medio no hubo ningún tipo de análisis y después te encontrás con que tu pasión no era tan rentable como parecía, o que hay un competidor que hace algo similar pero por un precio menor. Eso no significa que uno fracase como emprendedor, lo que no funcionó fue ese emprendimiento. Yo fracasé un montón de veces y siempre volví a emprender, teniendo cuidado de no repetir los mismos errores. Pero es cierto que las cifras resultan desalentadoras. ¿Qué me garantiza que me voy a convertir en uno de esos dos emprendedores triunfantes?
-¿Qué es la eutanasia emprendedora?
-Es una ilusión creer que, porque hacés lo que te gusta, te va a gustar todo de tu negocio y que no habrá
nada que te amargue o que te quite las ganas de levantarte un día para ir a trabajar. Es mentira. Lo que quiero decir con la eutanasia es que no pasa nada; que siembre van a haber cosas que se van a disfrutar más que otras. Creo que una de las cosas más importantes de dejar un negocio, cambiarlo o continuarlo es desprenderse de la mirada del otro; es un trabajo enorme de análisis o de coaching, de acuerdo a lo que cada uno elija como terapia.
-¿Qué datos hay que seguir de cerca para saber si es hora de decir basta? -Hay que ver si estás con gente idónea para el negocio, muchas veces los números no dan porque no tenés un contador que te ayude a ordenarlos. Si luego confirmas que el negocio no es rentable, siempre podés soltar y encarar algo nuevo, pero hay que procurar rodearse de las personas que necesarias. A veces son ajustes. Muchas veces los objetivos de marketing son incompatibles con los de comercial, buscan tener 100.000 seguidores, con 10.000 potenciales clientes para tener 1.000 que compren, pero resulta que comercialmente no tienen capacidad de producción. Parece una obviedad para quien tiene una empresa, pero no necesariamente para quien empieza a emprender.
-¿Es posible emprender sin dinero? -Obviamente emprender con dinero hace todo más fácil, sobre todo el primer año, porque siempre hay que invertir algo, ya sea dinero, tiempo o ambas. No invertir nada es una ilusión, pero a veces la inversión puede empezar siendo chiquita; quizás solamente para producir el mínimo de unidades necesarias para arrancar y a medida que se va incrementando la demanda reinvertir un poco más. Ahora, con un mundo a un click de distancia, todo es más fácil. Sin moverse de su casa, uno puede hacer cursos e incluso investigar mercados de manera gratuita. Dependerá un poco del tipo de negocio que quieras montar, pero hoy no es necesaria una gran estructura; no tener plata no es necesariamente un impedimento, el problema es cuando no quieren invertir nada, ni tampoco tiempo.
-¿Crisis es igual a oportunidad?
-No, por favor. La crisis no es oportunidad, es un bajón, sufrís y todo tu entorno (que se supone es tu respaldo) también. Si bien las crisis no son eternas y finalmente se sale, son casi inevitables, lamentablemente. Todos las vamos a transitar; la clave es tener herramientas. Obviamente de las crisis se aprende, pero no están buenas.
-¿Cómo están posicionadas las mujeres en el mundo emprendedor? -La brecha sigue existiendo. Para achicarla, en mi cuenta @nosepuedevivirdelikes decidí no dirigirme a ningún género en particular e ideé el termino Emprendiarcado, ni patriarcado ni matriarcado y que nos incluye a todos; tanto a los emprendedores como a sus familias. Hay una línea muy finita entre el empoderamiento de la mujer con herramientas reales para que puedan hacerse un lugar en el mundo de los negocios y el subestimarlas; a veces la forma que se utiliza para eliminar esa brecha termina profundizándola. A mí han invitado a dar una charla para mujeres emprendedoras donde todo el decorado era de rosa y de regalo daban un labial. La manera es ver cómo incorporarnos al mundo de los negocios.