La mayoría de los dispositivos está conectada a Internet, que a su vez requiere de enormes servidores que gastan cada vez más energía eléctrica.
las plantas de logística y de ensamblaje.
Por otro lado, Microsoft se comprometió alcanzar cero residuos en 2030. Concretamente, promete usar envases totalmente reciclables en los países de la OCDE y desviar el 90% de los residuos sólidos que hoy van a vertederos o son incinerados y al menos el 75% de los residuos de construcción y demolición. Todo mediante proyectos de reutilización y reciclaje. Para lograrlo, usará tecnología de aprendizaje automático para analizar el hardware que retira de sus centros de datos y clasificar piezas que se puedan reaprovechar o vender.
Además, la empresa prevé llegar a la emisión cero de carbono en 2030, y en 2050 anulará de la atmósfera todo el carbono emitido desde su fundación en 1975. Durante 2020 -primer año de tarea- logró bajar en 6% sus emisiones. Es decir, pasó de emitir 11,6 millones de toneladas de carbono a 10,9 millones.
También el desarrollo de software genera huella de carbono. Y para mitigarla se creó Green Software Foundation, cuyo objetivo es ayudar a la industria del software a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un
45% para 2030. Los miembros fundadores son Accenture, Microsoft, ThoughtWorks y GitHub. Entre las metas están establecer estándares para la creación de software ecológico, impulsar la investigación en este campo y generar conciencia de la necesidad.
BONOS
A mediados de 2020, Apple alcanzó la neutralidad en carbono para sus operaciones globales. Y se comprometió a lograr lo mismo para su cadena de suministro y sus productos en 2030. Su enfoque está en los llamados bonos verdes, Apple fue una de las primeras empresas en emitir este tipo de bonos que les vende a inversores y, con ese dinero, financia proyectos de energías limpias. A partir del Pacto de
París, emitió tres: uno en 2016, por US$ 1.500 millones, otro en 2017 por US$ 1.000 millones y otros en noviembre de 2019 por US$ 2.200 millones.
Del monto total ya fueron asignados más de la mitad -US$ 2.800 millones- al desarrollo de proyectos de energía solar en los estados de
Nevada y Virginia, la construcción de un parque eólico en Chicago, en EE.UU., y la implementación de dos turbinas eólicas en Dinamarca, que pueden producir 62 GW/hora al año y respaldarán el centro de datos que la compañía tiene en Viborg. El excedente de energía eléctrica será inyectado en la red danesa. Además, en 2020 fueron financiados otros 17 proyectos que implican el ahorro de emisión de 921.000 toneladas de carbono a la atmósfera. Algo así como las emisiones de 200.000 vehículos.
PRODUCTOS VERDES
Hay empresas que crean productos que ayudan a mitigar el impacto ambiental. Es el caso de la colombiana E-dina, que creó WaterLight, un dispositivo que transforma agua salada en energía eléctrica mediante un proceso de ionización: medio litro de agua provee hasta 45 días de electricidad.
Se trata de un generador portátil de electricidad pensado como una lámpara. Pero también puede servir como cargador de smartphones o pequeños dispositivos que tengan un puerto
USB, y puede funcionar con agua común mezclada con sal u orina, durante emergencias que destruyen las redes eléctricas. Según la empresa, es totalmente reciclable y tiene una vida útil de 5.600 horas.
Por otro lado, un equipo liderado por tres argentinos presentó el consorcio GreenBondMeter (GBM), que impulsa la moneda digital GBM coin. Cada usuario que adquiera un token colaborará con la preservación de un metro cuadrado de tierra de bosque o selva -que son sumideros de carbono- de un total de un millón de hectáreas en 10 países. A su vez, la compra generará un bono de carbono. Ya hay un campo misionero, propiedad de la maderera Forestal Belga, donde se inició la reconversión de 25.000 hectáreas. Quienes trabajaban allí en la extracción de madera ahora trabajan en tareas de reforestación.
Por su parte, Huawei presentó Luna, un sistema de almacenamiento de energía solar con una vida útil de al menos 10 años bajo condiciones extremas. Usa celdas de litio fosfato de hierro (LiFePo4) y puede usarse tanto para el consumo como para backup. Un módulo ofrece una capacidad de 5 kWh, tiene un optimizador para control independiente de carga y descarga, y puede acoplarse a otros módulos hasta llegar a los 30 kWh.
Evidentemente, hay mucha tarea por hacer para mitigar la huella de carbono. Y es un trabajo conjunto entre proveedores y usuarios de tecnología. Hay muchas opciones y alternativas. Solo hay que encontrar la que se adapte a
empresa.• las aspiraciones de cada