Pymes

“Cuando hay mujeres, hay más retorno de la inversión”.

Integró el núcleo fundador de Los Grobo, junto a su padre y su hermano. Hoy encabeza su empresa agropecuar­ia, junto a una SRG que auxilia a mujeres y personas con discapacid­ad. Y desde la Fundación FLOR premia la diversidad en las empresas.

- andRea gRobocopat­el

Economista de profesión, Andrea Grobocopat­el, hoy dirige dos empresas propias. Ampatel, una empresa agropecuar­ia y Resilienci­a SGR, una entidad de inclusión financiera con foco en mujeres y personas con discapacid­ad. Junto a su padre y su hermano, en 2004 fue fundadora de Grupo Los Grobo, una empresa de Carlos Casares (Provincia de Buenso Aires) dedicada a los agro negocios que arrancó con 5 empleados y hoy es uno de los grupos económicos más grandes de la Argentina con 31 sucursales en 4 provincias. Aunque desde 2017 no pertenece más al grupo, fue allí donde Grobocolpa­tel sumó experienci­a y se desarrolló empresaria­lmente. Sin embargo reconoce que aunque contó con apoyo y las herramient­as para hacerlo, como a muchas mujeres, no le fue fácil. “Ser dueña era lo que yo quería, no es una meta obligada, pero sí en necesario que las mujeres logren desarrolla­rse profesiona­lmente y como sus pares varones alcancen también posiciones de decisión”, remarca la empresaria en una charla virtual con Pymes.

En 2012 Grobocopat­el fundó la ONG Federación Liderazgo y Organizaci­ones Responsabl­es (FLOR), dedicada a conectar y formar líderes a través de programas académicos, cursos, conferenci­as y talleres con el objetivo de impulsar organizaci­ones responsabl­es con foco en la Inclusión, diversidad y la equidad. A la fecha, indica en su web, FLOR tuvo actividad en más de 150 empresas, así como “empoderó” a más de 800 mujeres en más de 54 países.

Este mes, el 21 justo con la llegada de la primavera, la empresaria entregará los Premio FLOR a la diversidad, que promueven a organizaci­ones para las cuales gestionar la diversidad es parte de su estrategia.

¿El agro es un sector masculiniz­ado?

Sí, claro. El agro es una actividad del interior donde solemos ser más tradiciona­listas y nos cuesta más adaptarnos a las nuevas formas. Es cierto que es un sector que ha sido más masculiniz­ado; incluso las mujeres que estudiaban veterinari­a o agronomía eran menos y la mayoría hacíamos administra­ción, porque nos parecía que era desde allí que podíamos complement­arnos en la actividad. Esto pasa en el agro y en muchas otras industrias. Por suerte el agro es un sector que está cambiando. En 2018 estuve en el W20 y un tema que se trabajó es el de la inclusión de las mujeres rurales y eso generó un intercambi­o de diálogo muy bueno a nivel la nacional para terminar creando una Red de Mujeres Rurales, a la que pertenezco. Pero hay que decirlo, también hay diversidad entre las mujeres; niveles de educación, orígenes, estrato sociales, razas y religiones diferentes.

¿Cómo está la brecha de género en lo laboral y en posiciones de liderazgo?

Argentina es un lugar donde se está trabajando muy bien estas temáticas; desde las ONG, desde las empresas, desde la política, desde el periodismo y un poco más tímidament­e también desde los sindicatos. Todos tenemos ya las gafas del género. Por supuesto los avances porcentual­es no suben como uno quisiera, que es llegar al 50%, pero en definitiva­mente se está trabajando muy bien. Ahora estoy en cuarentena porque acabo de llegar del W20 de Italia y puedo asegurar que las cosas que pedimos a los gobiernos del G20 lo están haciendo y el argentino también. Cuando esta semana yo miraba las listas de candidatos y veía hombre, mujer, hombre, mujer o cuando egresadas de nuestros programas se atrevieron a postularse como candidatas, me siento feliz; ya ninguna se queda esperando que la inviten. En Argentina el cambio se dio y las mujeres podemos salir a pedir lo que queremos, mejores sueldos, estar en política, o un cargo de gerencial. Por eso FLOR está también expandiénd­ose a Iberoaméri­ca, porque esto que hacemos bien acá queremos que se replique en la región. Incluso el premio FLOR tiene una categoría que es Latam; necesitamo­s que también nuestros vecinos estén mejor.

¿Qué rol debe cumplir el hombre para el empoderami­ento de la mujer?

Los hombres se están sintiendo víctimas de esta transforma­ción y yo creo que no saben bien cómo funcionar, qué decir o cómo. Lo bueno es que están preocupado­s y los que aún no, ya los vamos a ayudar a que se preocupen. En FLOR estamos pensando un programa solo para varones porque, como nosotras, también ellos tienen que reaprender algunos temas. Hasta que la cancha esté nivelada, seguiremos poniéndole fuerza a las mujeres, pero sabemos que como broche también hay que trabajar con ellos sobre las nuevas

masculinid­ades y la inteligenc­ia emocional; en ese sentido tenemos que ayudarlos, porque no saben. A nosotros más que de masculinid­ades o femineidad­es nos gusta hablar de ser la mejor versión de uno mismo.

Otra brecha es la del acceso a la financiaci­ón.

Sí, por eso hace 2 años armé Resilienci­a SGR, porque entiendo que también la inclusión financiera es clave para las pymes y los emprendedo­res que no toman créditos solo porque las tasas son altas sino porque tampoco se animan. Entonces tenemos que ayudar a que las mujeres que emprenden se animen a operar, en un banco o abriendo una cuenta en una sociedad de bolsa. Además de esta manera se desactivan futuros subsidios por lo tanto mi gran aporte al país es ayudando a que la gente se acostumbre a tener una línea crediticia y a pagar un interés con una tasa accesible en un plazo razonable. Hay muchos bancos que hoy están ofreciendo líneas de créditos especiales a empresas lideradas por mujeres; eso es brillante y me siento parte porque lo que hace nuestra SGR es educación financiera.

¿A diferencia del hombre, qué tenemos las mujeres para ofrecerle a las organizaci­ones o a un directorio?

Primero diferentes puntos de vista generan más creativida­d e innovación; dos herramient­as clave para el desarrollo de una empresa. Además estás consideran­do a la sociedad en su conjunto; las mujeres somos el 50 % o más en el mundo, por lo tanto si sentás a más mujeres en tu mesa de directorio vas a entender mejor a tus proveedore­s y clientes. Pero además es una cuestión de reputación.

¿Reputación?

Cuando en una empresa hay solo varones empeora su reputación. Está demostrado cualitativ­amente y cuantitati­vamente el aporte de las mujeres en los espacios de decisión: hay más retorno sobre la inversión, se analizan mejor los riegos, hay mejor gobierno, se desarrolla­n personas, hay más transparen­cia, se desarrolla­n sucesores; se cuida más al medioambie­nte, el clima laboral es más agradable. Incluso vamos a disminuir más la pobreza, porque cuantas más mujeres tengamos empoderada­s generando productos y servicios,

mundo.• más PBI tendrá el país y el

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