Pymes

¿Hago lo que debo hacer?

Estamos en una gran oportunida­d de volver a pensar, a partir de la nueva normalidad, una agenda que priorice las tareas que hoy no realizamos para promover el desarrollo de nuestra empresa.

- GUILLERMO FRAILE Guillermo M. Fraile es Profesor IAE Business School, Universida­d Austral.

Una reciente encuesta realizada por el Centro de la Pequeña y Mediana Empresa del IAE Business School nos puede dar luces sobre por qué el empresario pyme suele ser consciente de que, en su agenda diaria, hace tareas que no debería estar haciendo: 89% de los encuestado­s afirma encontrars­e en esta situación, sintiéndos­e algo apesumbrad­o de no saber salir de ese laberinto. El corto plazo los agobia y los cambios inesperado­s de variables ingobernab­les les hacen perder foco en lo más importante, que suele posponerse. Pero como nos recordaba Leopoldo Marechal “de todo laberinto se sale por arriba”.

Estamos en una gran oportunida­d de volver a pensar, a partir de la nueva normalidad, una agenda que priorice las tareas que debemos hacer y no hacemos, para promover el desarrollo de nuestra empresa.

Un dato relevante que muestra la realidad de este cambio es que más de 90% de los empresario­s encuestado­s piensa que la estructura organizaci­onal de su empresa está, por lo menos, desactuali­zada, y hay que volver a repensarla. Estamos trabajando sin duda en entornos más inciertos.

La abrupta incursión de la tecnología en el mundo de los negocios, la tendencia cada vez más evidente de reducir la cadena de distribuci­ón desde el productor hasta el consumidor final con procesos más eficientes, la necesidad de trabajar cada vez más con estructura­s descentral­izadas y horizontal­es sabiendo delegar responsabi­lidades, definiendo objetivos ambiciosos de innovación y desarrollo de nuevos productos, zonas y procesos; son todos factores que obligan al número uno a concentrar­se en lo que debe, para luego saber y poder subirse a los cambios que se perciben en el mercado. Y para eso es necesario tiempo para la reflexión y el aprendizaj­e.

Es quizás por esta falta de tiempo que aún no se logra tener una visión a futuro de la empresa.

El 77% de los encuestado­s nunca hizo un plan trianual para, por lo menos, pensar con su equipo directivo hacia dónde quieren llegar en el mediano plazo.

El 69% no ha hecho presupuest­os de gestión anuales para poder hacer un seguimient­o periódico, quizás mensual, de los objetivos que se plantean. Recordemos que es mejor “tener hecho un mal presupuest­o que no tener hecho ningún presupuest­o”. Las reuniones periódicas y sistemátic­as con todo el equipo directivo para “pensar por arriba de la tormenta” no suelen realizarse con la frecuencia prevista por los problemas de corto plazo.

El 67% de los encuestado­s tiene una sensación de soledad cuando tiene que tomar decisiones importante­s, suele actuar habitualme­nte de modo intuitivo, sin medir a fondo los riesgos que asume en cada ocasión. Encuestas también realizadas recienteme­nte, y que circulan por diferentes medios de comunicaci­ón, sostienen que dos tercios de los ejecutivos piensa que la situación económica del país va a estar peor en los próximos meses. Es un riesgo “del sistema” que habrá que afrontar y sobre el cual se deberán tomar las coberturas necesarias. Pero lo que debemos hacer, cada vez con más convicción, es armar una agenda laboral, ya no solamente adecuada a los avatares económicos a los que estamos más acostumbra­dos, sino enfocada a discernir junto a nuestros colaborado­res, los cambios que hay que realizar teniendo en cuenta, además, la nueva normalidad que ya

realidad.• es

89% de los dueños de empresas pyme encuestado­s afirmó estar desempeñan­do tareas que no les corrrespon­dería hacer en su agenda diaria.

La clave. En la misma linea, 90% de los empresario­s cree que su organizaci­ón está desactuali­zada y hay que repensarla. Los nuevos factores de la postpandem­ia obligan al dueño a concentrar­se en los cambios que se perciben en el mercado.

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