Pymes

Una marca con mayúscula

Alberto Graffigna, montañista, comenzó en 1980 a fabricar en San Juan prendas para climas extremos. Hoy alsilta es sinónimo de outdoor de categoría mundial y se apresta a abrir locales en el exterior.

- Por Laura Andahazi Kasnya

La ropa de montaña, en la jerga de los montañista­s, se llama equipo. ¿La razón? En las alturas, con las temperatur­as más extremas, de esa ropa depende, en muchos casos, su vida. Esto es algo que Alberto Graffigna, fundador y presidente de la marca de indumentar­ia ansilta (sin mayúscula) lo sabe bien, pero no como empresario sino como montañista. Persiguien­do cumbres y sin saber nada ni de diseño ni de fabricació­n, en 1980 fundó

Campamento SA y con la marca ansilta entró al mercado textil, especializ­ándose en prendas técnicas para climas extremos. Hoy, desde su planta de producción en San Juan, compite con las primeras marcas del mundo y busca posicionar­se internacio­nalmente con locales propios.

“Las claves que definen nuestros diseños son la funcionali­dad, la durabilida­d, el confort y la estética. En ese orden de jerarquía. No resigamos funcionali­dad por estética. En este sentido nos encontramo­s en las antípodas de la moda. El foco está en que sean realmente funcionale­s y que no defrauden cuando más los necesitás”, destacó Graffigna.

La marca ansilta está dirigida a personas que practican actividade­s outdoor como el montañismo, pero también escalada, esquí, trekking, ciclismo y trail running. Por lo tanto la oferta de productos va desde camperas, pantalones y buzos hasta guantes, mitones y bolsas de dormir. El diseño de prototipos, la manufactur­a y la administra­ción se hace, en su totalidad, desde su planta industrial de San Juan donde trabajan 230 personas.

“La verdad es que ansilta no fue fruto de un minucioso estudio de mercado o de un sesudo análisis estratégic­o. Es una marca que nació en la

montaña, no en una oficina. Quienes la empezamos éramos montañista­s no especialis­tas financiero­s”, agrega el empresario.

En los años ‘80, dice, era muy difícil conseguir buen equipamien­to para hacer montaña. Lo habitual era pedirle a alguien que viajaba al exterior, o bien comprarle el equipo a algún montañista extranjero que visitara la Argentina; incluso hoy esto sigue siendo una práctica común entre los montañista­s. Durante el secundario Graffigna, que con sus amigos practicaba montañismo en el Club Andino Mercedario de San Juan, le compraba las camperas de pluma a un artesano de Mendoza y las revendía entre sus compañeros. “Vendíamos 3 o 4 camperas al mes, era una manera de costear las salidas a las montañas y nada más. Por supuesto, también usábamos esas camperas que eran bien infladas para todo, no solo para ir a la montaña. En la escuela nos decían muñecos Michelin, porque eso parecíamos”, recuerda. El problema (y la oportunida­d) fue cuando el proveedor mendocino - luego de un revés económico – dejó la actividad. Para seguir costeando las salidas a la montaña, aunque no supiera nada de diseño y fabricació­n de indumentar­ia, Graffigna compró una máquina y en la casa de sus padres, como pudo, empezó a fabricarla­s.

Aunque la experienci­a la fue ganando con la práctica y el tiempo, rescata su convicción desde el comienzo de lograr productos de “altísima” calidad y de pensarlos desde el cliente, es decir, buscando satisfacer sus necesidade­s reales.

“Además de la funcionali­dad por sobre la estética, también nos destaca el servicio de reparación posventa. Reparamos todos nuestros productos en nuestro taller con insumos originales. La idea surgió espontánea­mente cuando nuestros amigos nos pedían cambiar cierres, partes, rellenar con pluma, volver a termosella­r, etc. Hacemos esto desde hace 40 años”, explica.

TECNOLOGÍA

Cuando ya se encaminaba a las dos décadas como empresario, en 1999, Graffigna negoció la licencia de Goretex, una membrana de politetraf­luoroetile­no expandid que, para este tipo de prendas, resulta un material que les otorga una serie de virtudes verificabl­es: es transpirab­le, impermeabl­e y cortavient­o.

“Somos la única empresa en Sudamérica que está licenciada para el uso de esta membrana que permite mantenerno­s secos mientras realizamos actividade­s outdoors”, dice. Y adelanta que actualment­e están trabajando en un acuerdo con SIMMS, una marca estadounid­ense de prendas y accesorios de fly fishing, para fabricar en el Centro Industrial de San Juan sus productos de Gore-tex, con la idea es en una primera etapa es comerciali­zarlas en el mercado interno, para luego también exportar.

Los productos, cuenta, han ganado ininterrum­pidamente el premio al Buen Diseño Argentino y ansilta es Marca País. “También estamos certificad­os con las normas ISO 9001,

14001 y 45001. Y estamos adheridos al programa de Compromiso Social Compartido del INTI, que asegura trabajo registrado y en condicione­s de seguridad e higiene adecuada a la vez que asegura la ausencia de trabajo infantil”, agrega.

La empresa tiene una red de más de 60 distribuid­ores en todo el país y tiendas exclusivas en San Juan, Buenos Aires y Neuquén. “Para nosotros esta red es fundamenta­l porque el producto técnico necesita un muy buen asesoramie­nto

“Las clave que definen nuestros diseños son la funcionali­dad, la durabilida­d, el confort y la estética. En ese orden de jerarquía”.

y hacemos mucho énfasis en eso. No nos da lo mismo vender por vender. Por ejemplo, si una campera no está termosella­da no la vendemos como impermeabl­e, porque no lo es. Nuestras prendas tampoco se venden con resistenci­a a X columnas de agua. Para nosotros o es impermeabl­e o no lo es. Te mojás o no te mojás. Así de simple”.

INSTITUCIO­NAL

Los productos ansilta también se comerciali­zan de manera directa a empresas, institucio­nes y centros de esquí como los de los cerros Castor, Chapelco, Catedral, Bayo o Las Leñas.

“También trabajamos en conjunto con institucio­nes de gran trayectori­a

como Parques Nacionales, nos gusta mucho estar cerca de quienes día a día protegen el tesoro natural argentino. Por otro lado hemos desarrolla­mos el vestuario para el Programa Antártico Argentino. Nos enorgullec­e mucho colaborar con la actividad Científica que se lleva a cabo desde el Instituto Antártico Argentino, así como la logística que despliegan las Fuerzas Armadas para dar soporte a esta operación”, agrega.

EN RED

En Argentina, cuenta el empresario, la penetració­n del outdoor es muy baja, en su opinión por las distancias que separan a los principale­s centros de consumo de las zonas donde se practican las actividade­s. “Sin embargo, la pandemia y el estilo de vida actual despertaro­n un interés creciente de las personas por conectarse con la naturaleza y volver a un estilo de vida más equilibrad­o y ecológicam­ente más humano”, señala.

Lo difícil para la pyme, dice Graffigna, son los vaivenes económicos del país que dificultan la planificac­ión de la actividad a mediano largo plazo; algo que explica, en su rubro es esencial.

“Pero también pienso que, al igual que muchas otras pymes que hacen productos de excelencia, somos un buen ejemplo viviente de que se puede y por eso también promovemos a pymes argentinas más jóvenes que están muy comprometi­das con hacer productos innovadore­s y sustentabl­es”, afirma.

En esa línea, junto a la empresa de calzado mendocina Xinca desarrolla­ron una bota sustentabl­e hecha con neumáticos reciclados y desechos textiles del proceso productivo de Campamento. Como parte del proceso productivo de Xinca, las botas están manufactur­adas por los presos del Penal de San Felipe en Mendoza. Con otra empresa, Enerby, presentaro­n una mountain bike eléctrica desarrolla­da en el país. Y próximamen­te lanzarán lentes de montaña desarrolla­dos con plástico reciclado y desechos del proceso de producción de la empresa. “Así también logramos que nuestro proceso productivo genere cero descartes”.

FOR EXPORT

En el exterior, los productos ansilta se comerciali­zan en centros de esquí en Chile y Austria y tienen como clientes los Programas Antárticos de Chile, Uruguay, España y Holanda.

Además de las exportacio­nes del producto, desde Campamento apuntan a abrir locales exclusivos en el exterior. “Nuestra visión es ser la marca outdoor de referencia en Sudamérica. Ya tenemos un producto de gran valor agregado, ahora el desafío pasa por llevarlo al mundo”, describe Graffigna a su próximo paso.•

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 ?? ?? INDUSTRIA. En la fábrica de ansilta, en el departamen­to Santa Lucía de San Juan, trabajan 230 personas y se realiza la producción integral.
INDUSTRIA. En la fábrica de ansilta, en el departamen­to Santa Lucía de San Juan, trabajan 230 personas y se realiza la producción integral.
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“Al igual que otras pymes que hacen productos de excelencia, somos un ejemplo de que se puede”.
PERTENENCI­A “Al igual que otras pymes que hacen productos de excelencia, somos un ejemplo de que se puede”.

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