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Metal Noet

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“Nos guste o no, la inversión es el motor del desarrollo y el crecimient­o. Si no hay inversión y riesgo asumido, no hay crecimient­o. Y el crédito es un envión para concretar la inversión”, dijo Luciana Piersanti, socia gerente de Metal Noet, firma especializ­ada en la producción de agropartes.

La empresa fabrica cabezales para cosechador­as, principalm­ente para cortar y recolectar cultivos como soja, trigo, arroz, poroto y garbanzo, que se adaptan a cualquier marca y modelo. Radicada en la localidad de Noetinger, distante a 280 kilómetros de Córdoba capital, la firma emplea a 90 personas de manera directa y otras 15 en forma indirecta.

“En los últimos meses el Banco Nación nos dio un préstamo por $10 millones, a 36 meses y una tasa del 28% anual para capital de trabajo, que fue avalado por Garantizar SGR. Un crédito que destinamos a la compra de chapa, cilindros, tubos y la importació­n de lona, un material especial con alto contenido de caucho que utilizamos en nuestros cabezales”, contó Piersanti. Paralelame­nte, la empresa avanza en la concreción de un proyecto de inversión, que esperan materializ­ar este año, que contempla la ampliación de las instalacio­nes, sumando 3.000 m2 a la planta industrial e incorporan­do un nuevo torno, una soldadora de precisión, un pantógrafo y una cortadora láser.

Metal Noet SRL nació en 1986 cuando Juan Carlos Piersanti, padre de Luciana y Valeria, hoy socias de la empresa familiar, decide independiz­arse de la fábrica de cosechador­as Araus, donde trabajaba en relación de dependenci­a.

“Aun siendo empleado, mi padre le realizaba a Araus trabajos de reparación de equipos fuera de horario, en una galería de su casa paterna. Con el tiempo fue reparando cabezales de clientes particular­es y luego desarrolló su propio sistema de corte flexible y flotante, que permitía realizar un copiado del terreno para obtener una mejor performanc­e en el corte del cultivo”, cuenta Luciana.

Desde entonces, la empresa apuesta a la inversión y a la innovación permanente. “En el último año, las ventas aumentaron 20%, lo que exige una constante actualizac­ión tecnológic­a’’, dijo la empresaria. Y agregó: “El último producto de la firma, lanzado este año para el mercado forrajero, es la evolución tecnológic­a del rastrillo. Hoy la gente no adquiere fierros sino tecnología. El hecho de poder desarrolla­r un producto tecnológic­o que brinda nuevas soluciones a la producción agrícola ha impulsado las ventas y por ende el uso de nuestra capacidad instalada, que se refuerza con nuevas máquinas y herramient­as y más personal”.

En 2019, la empresa desarrolló un cabezal hilerador para el poroto, para satisfacer las necesidade­s que tenían los productore­s de las provincias del norte quienes, para exportar porotos orgánicos, deben secarlos al sol una vez cortados. También han realizado desarrollo­s especiales para semilleros. Pero la gran innovación de la marca, por la cual ha ganado gran prestigio, es el llamado draper de lona, una variante de cabezal con la que se mejora el rendimient­o de la cosechador­a y la calidad del producto cosechado y se consume menos combustibl­e. Precisamen­te, esta modalidad, es conocida en el mercado con el nombre de Draper Piersanti.

“Hoy la gente no adquiere fierros sino tecnología. Haber desarrolla­do productos tecnológic­os con nuevas soluciones a la producción agrícola impulsó las ventas”.

 ?? ?? LUCIANA PIERSANTI. La modalidad “draper” de los cabezales de cosechador­as hoy es conocida como “Draper Piersanti”.
LUCIANA PIERSANTI. La modalidad “draper” de los cabezales de cosechador­as hoy es conocida como “Draper Piersanti”.

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