¿Qué es “Design Thinking”?
Se trata de un abordaje para los procesos de innovación en todo tipo de empresas. Utiliza métodos de diseño para conjugar lo que se necesita, lo que es posible y lo que es viable.
La innovación, entendida como mejora incremental de lo existente, o como creación de algo superador, es un imperativo permanente de las organizaciones grandes y pequeñas, privadas y públicas. Y a pesar del consenso sobre su importancia, quienes necesitan incorporar o potenciar la innovación en sus organizaciones, frecuentemente se encuentran con infinidad de consejos superficiales y técnicas sueltas que, en última instancia, no resuelven la cuestión.
Pero hay un enfoque en particular que, desde hace años, viene demostrando una alta efectividad para la resolución de todo tipo de desafíos, incluso los más complejos, en distintas partes del mundo. Se trata del “Design Thinking”. El Desing Thinking es un abordaje de innovación que utiliza métodos de diseño para articular lo que necesitan las personas, lo que es técnicamente factible y lo que es viable en términos de negocios. Y en la vinculación de estos tres factores, radica su gran valor, porque no hay innovación humana y sustentable si no se consigue esa armonía.
El Design Thinking tiene una serie de principios constitutivos. El principal es el de empatía, que requiere un conocimiento directo y profundo de los destinatarios (clientes, usuarios, empleados, ciudadanos) de aquello que se diseñará, en relación con sus necesidades, conocimientos, comportamientos y modelos mentales.
En este sentido, el Design Thinking implica un enfoque humanista: la persona, integralmente, está en el centro y las decisiones son orientadas por ese eje. Esa información es obtenida con investigación cualitativa y dialoga con otro tipo de informaciones cuantitativas para informar el proceso de diseño. Otro principio importante y complementario del anterior es el de suspender las ideas concebidas a priori: según ese principio, las soluciones a los desafíos complejos se encuentran al recorrer un proceso. Ese proceso, bien ejecutado, logra que las malas ideas se vayan cayendo mientras las buenas ideas subsisten, crecen y evolucionan. Pero esas buenas ideas no necesariamente son aquellas que se tenían por “buenas”, al comienzo del proceso.
En su sentido más abierto, un proceso de innovación con Design Thinking está orientado por la búsqueda de un estado futuro deseado y no por la construcción de un artefacto (producto o servicio), que eventualmente puede ser simplemente el medio para lograr ese estado futuro.
Además, el Design Thinking se caracteriza también por ser un proceso iterativo (ciclos que evolucionan repetición tras repetición), por separar la divergencia (creación de ideas) de la convergencia (selección de ideas), por utilizar el pensamiento visual y por la experimentación con prototipos rápidos que se evalúan con los destinatarios.
Por último, no hay Design Thinking sin co-creación: el proceso se desarrolla con la participación de diversos actores que pueden agregar visiones y perspectivas, o tienen intereses en el proyecto. También por la participación de representantes de los mismos destinatarios, de modo que se produzca la mayor y más rica creación de valor.
La paulatina pero firme adopción de este enfoque debe ser impulsada y celebrada. Los desafíos que enfrentan las personas son cada vez más complejos y profundos, por lo que el camino de las verdaderas soluciones sólo puede pasar por poner a la persona en el centro.