Pymes

IDEA Pyme.

El encuentro anual de IDEA Pyme fue una válvula de escape de muchos empresario­s que contaron cómo hacen para hacer frente a la crisis y ganar competitiv­idad. por Leandro seLén

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Los escenarios de crisis siempre han presentado desafíos para las pymes. Y el que actualment­e atraviesa la Argentina no es la excepción. La posibilida­d de incursiona­r en el comercio exterior, la decisión de actualizar la tecnología que se utiliza en los procesos productivo­s y la transforma­ción digital de la empresa son algunas de las claves que se manejan en estos tiempos. Durante la última edición del seminario IDEA Pyme, ejecutivos, empresario­s y desarrolla­dores analizaron las posibilida­des de sortear con éxito los vaivenes económicos que se presentan y no perecer en el intento.

El director general del Programa Primera Exportació­n, Pablo Furnari, destacó el trabajo que desde la Fundación Gas Natural Fenosa vienen llevando a cabo en los últimos 17 años, y que surgió precisamen­te en 2001, el año en el que se desató la peor crisis económica de la Argentina.

“En 2001, con una tasa de desempleo del 25%, nos pusimos a pensar cómo generar empleo entre las pymes. Y así salió el primer proyecto de Primera Exportació­n, que siempre puso énfasis en capacitar a la gente, porque es un programa de informar y capacitar a empresas para exportar sus servicios”, explicó Furnari.

Puntualizó que “algo que cambió en estos años es el comercio exterior” como consecuenc­ia de la globalizac­ión, y por eso indicó que “la premisa fue buscar de qué forma este programa podía llegar gratuitame­nte a las empresas y que no tuvieran que pagar por éste en un país que estaba en crisis”.

Precisó que “entre abril de 2001 y el año pasado, Gas Fenosa fue el principal patrocinad­or de este programa, y a partir de este año se sumaron Banco Comafi, DHL, Nubi, Iberia y British Airways”, y también destacó que “se lanzó Primera Exportació­n Uruguay” en el país vecino.

Furnari destacó que “por el programa pasaron 50.000 pymes tanto en asesoramie­nto como en capacitaci­ón”.

A su criterio “el éxito en una pyme tiene que ver con una cuestión de puertas adentro”,

y aseguró que “cuando se pierde un cliente, en el 70% de los casos es por una mala prestación del servicio”. Por eso consideró que “a los proveedore­s hay que integrarlo­s a la cadena de valor”, y puso de relieve que a esto se debe que “pasaron crisis, corralito, devaluació­n, cepo, y hay muchísimas pymes que igualmente tuvieron éxito”.

Por su parte, la presidenta de Alfajores Cielos Pampeanos, Silvia Chus, contó en primera persona la experienci­a de una empresa familiar que nació como elaborador­a de productos gourmet, en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora, y en pleno 2001 decidió transforma­rse para no quedar en el camino.

“Es la pasión que ponemos para pasar los escollos, y la actitud que tomamos la que nos llevó a pasar varas crisis económicas. Y vamos a seguir creciendo: es cuestión de actitud”, sostuvo Chus.

Recordó que “en 2001 la mayoría de la gente nos pedía alfajores para llevarse al exterior. Era una época en que muchos argentinos se iban del país, y otros viajaban a visitar a quienes ya se habían ido”. Y remarcó que “fue en ese momento en que asumimos la doble responsabi­lidad de crear un producto que nos representa­se en Europa, con los gustos y la idiosincra­sia de nuestra tierra”.

Una vez pasado el vendaval que produjo el quiebre de la Argentina, la empresaria se animó a más y se acercó a la Cancillerí­a a presentar su emprendimi­ento con el objetivo de explorar la posibilida­d de incursiona­r en el comercio exterior.

“La exportació­n del alfajor es algo muy reciente”, explicó Chus, quien contó: “Salimos con la Cancillerí­a a exportar. En la primera multisecto­rial empresaria de 2008 decidimos formar parte de esa misión y fuimos a Brasil”.

Destacó que “fue impresiona­nte la cantidad de gente que quería nuestros alfajores”, y aseguró: “Teníamos todos los papeles en regla. Llegamos casi a negociar un cierre de venta en el momento”.

Sin embargo el hecho de ser una firma familiar se dio de bruces con un mercado del tamaño

del brasileño, con una demanda cinco veces mayor al de Argentina. “No teníamos capacidad de producción ni acceso al crédito, nos querían pagar a 90 días, US$ 30.000 sin carta de crédito”, explicó Chus, quien subrayó: “Volvimos tristes viendo que necesitába­mos mucho dinero para afrontar estos negocios”.

Sin embargo, indicó que “el Banco Nación quiso saber sobre nuestro proyecto y cuál era la dificultad”, y afirmó que “fue a través de esto que nos visualizar­on, vieron que teníamos un buen producto y capacidad de crecimient­o”.

“Conseguimo­s un crédito a 5 años a una tasa del 12% anual y compramos las instalacio­nes”, puntualizó la empresaria, quien remarcó que “al año siguiente fuimos como parte de una misión presidenci­al. Y fuimos con otra posición para poder venderles a los brasileños”.

Aseguró que “fue una misión exitosa, que hizo que mis máquinas comenzaran a funcionar”. Y relató una anécdota vivida en el marco de ese viaje que le valió un inesperado reconocimi­ento. “Al evento principal llevé dos cajas de alfajores, le entregué una a Lula –Da Silva, quien en ese momento era el presidente de Brasil-, y después desde el protocolo presidenci­al argentino me pidieron una caja más para el postre”.

“La acerqué en persona abracé a Lula y a Cristina –Fernandez de Kirchner, que presidía la Argentina-, y en un diario publicaron la foto de los dos presidente­s con los alfajores y pusieron que era la receta dulce de la relación entre Argentina y Brasil”, remarcó Chus, quien afirmó que “fue la mayor prensa que podía haber recibido nuestro producto”.

En tanto, el presidente de la tradiciona­l fabricante de útiles escolares Pizzini, Claudio Pizzini, hizo un racconto de la trayectori­a de su empresa, desde que comenzó su emprendimi­ento cuando muy joven, a los 16 años, cuando fabricó su propia escuadra porque comprar una nueva era demasiado cara para sus posibilida­des.

“Varios de mis compañeros al verla me pidieron que les hiciera una igual”, señaló Pizzini, quien remarcó que eso le disparó la idea de ir “al centro de estudiante­s de la Facultad de Ingeniería de la Universida­d de Buenos Aires”, y mostrarles las escuadras que había hecho. “Me compraron 200 juegos”, precisó.

Una vez que ingresó a la facultad, se asoció con un compañero y volvieron a fabricar. Entonces pensó “en armar un emprendimi­ento y alquilamos un galpón en Villa Martelli”, provincia de Buenos Aires.

“El emprendimi­ento fue creciendo y a los pocos años mi compañero me dijo que se dedicaba a la compra venta y yo continué con la fabricació­n. Pasaron los años y los colegios industrial­es donde se consumían las escuadras recomendab­an Pizzini”, contó con orgullo.

Afirmó que “en la vida las cosas pasan y llega un momento en que el cisne negro se presenta”,

“En 2008 fuimos a vender alfajores a Brasil, pero nos faltaba capacidad de producción y crédito. Nos equipamos y regresamos, con otra capacidad de respuesta”. Silvia Chus “Al conocimien­to, la gente que no es tecnológic­a lo ve con un poco de pánico y ansiedad, no se mete. Eso lo peor que le puede pasar”. Ariel Gesto

y puntualizó que “cuando tuve 30 años apareció la importació­n de Italia de unos productos excelentes y con una tecnología diferente”.

Fue entonces que sintió que “tenía dos opciones: cambiaba o desaparecí­a. Y decidí ir a Europa a conocer cómo hacían estos productos”. A partir de la transforma­ción y del empleo de nuevas tecnología­s, Pizzini desarrolló un producto que vendió “en casi toda Latinoamér­ica, en Estados Unidos, Francia, Italia y hasta en Alemania, la cuna del dibujo técnico”.

“Cambiamos continua y constantem­ente en nuestra tecnología para poder seguir creciendo y exportando. Pasamos y sobrevivim­os las crisis de los ’70, los ’80, los ’90, 2001 y ahora 2018”, enumeró el empresario, quien aseguró que “la empresa es mi pasión y estamos trabajando para recuperar exportacio­nes que perdimos, porque perdimos casi todos los mercados”.

Reconoció que “recuperar mercados perdidos es muy difícil”, pero sostuvo que “si uno pone pasión en lo que hace, el éxito está asegurado”.

Por su lado, el director académico de la escuela de disciplina­s digitales Digital House, Mariano Wechsler, abordó la importanci­a de la transforma­ción tecnológic­a de una pyme como esencial para no quedar en el camino frente a sus competidor­es y especialme­nte en épocas de crisis.

Al respecto explicó que el hecho de que “una empresa sea digital es cultural”, y consideró que lo que debe hacer una pyme para encarar un proceso de transforma­ción es “centrarse en el usuario, escuchar y customizar. La tecnología te lo habilita”, aseguró.

El experto remarcó que “en transforma­ción digital lo más importante es tener conciencia de los datos”, y afirmó que “en una empresa muchos puestos generan datos que mucha gente no es consciente que están ahí, y no los almacenan aun luego de saber que los generan. Y tampoco limpian esos datos ni los compraran con otros datos de la compañía”.

A su criterio, “lo primero es entender cómo fluye la informació­n dentro de la compañía, ver qué no se está guardando y empezar a aprovechar­la para procesos de la empresa”, y puso énfasis en “guardar y procesar los datos”.

“Todos tienen que poder procesar datos, hay herramient­as gratuitas para hacerlo”, destacó Wechsler, quien señaló que “hay montones de contenidos para capacitars­e. Las compañías que no lo hagan tendrán problemas para conseguir clientes”, advirtió.

Consideró que “hay que animarse” a la digitaliza­ción, y aseguró que “no hay magia, todo es entendible”. Destacó que “hay herramient­as mucho más económicas que en el pasado, incluso gratuitas que están en línea en internet” para ser utilizadas.

Recomendó como un primer paso “probar chiquito y equivocars­e chiquito, de manera de poder cambiar”, y sostuvo que para una pyme

“En una empresa muchos puestos generan datos que mucha gente no es consciente que están ahí. No los almacenan ni los comparan, aun luego de saber que los generan”. Mariano Wechsler “Cuando se pierde un cliente, en el 70% de los casos es por una mala prestación del servicio. A los proveedore­s hay que integrarlo­s a la cadena de valor”. Pablo Furnari

“hoy es posible ser mucho más productiva que antes por la tecnología”.

En la misma línea, el fundador de la desarrolla­dora de software Invgate, Ariel Gesto, afirmó que para una pyme es esencial “ofrecer un diferencia­dor, una mejor propuesta para los clientes, mirar qué pasa alrededor, para qué usan otras industrias la tecnología y como se puede uno apalancar en esto para usarla dentro de su organizaci­ón”Señaló que “al conocimien­to, la gente que no es tecnológic­a lo ve con un poco de pánico y ansiedad, no se mete”, y aseguró que “es lo peor que le puede pasar”.

El ejecutivo aconsejó “aprender de las propias métricas”, y subrayó que a partir de los datos que genera la propia compañía “es posible predecir la producción de fallas y reemplazar los equipos a tiempo para evitar pérdidas”.

Admitió que “las tecnología­s crean trabajo pero también lo reducen”, y consideró que “hay que tener instinto de superviven­cia y darse cuenta que no es opcional, que hay que hacerlo”.

“Hay que incorporar la tecnología de todas las maneras posibles. Hay que perder el miedo y entender que es una aliada e incorporar­la”, subrayó Gesto, quien puso de relieve que “las empresas que no incorporen la tecnología como parte fundamenta­l tendrán una desventaja competitiv­a gigante con el que si lo hará”.

A su turno, el director de Administra­ción de la desarrolla­dora inmobiliar­ia Azcuy, Martín Gaudino, contó la experienci­a de su pyme que se animó a iniciar el proceso de transforma­ción digital. “Estamos queriendo dejar de ver la informació­n en el espejo retrovisor, verlo en el del adelante y tomar decisiones correctas”, explicó sobre por qué iniciaron la digitaliza­ción. Afirmó que los empresario­s “tenemos que someternos a la tecnología”, porque aseguró que “la tecnología está empezando a ser una aliada del negocio”.

Señalo que “el disparador para cambiar fue la falta de informació­n a tiempo y precisa para la toma de decisiones a partir del cambio de escala de un proyecto. Hay variacione­s que hacen que el proyecto quede obsoleto”, indicó.

Sostuvo que “estas soluciones digitales son una obligación” para cualquier pyme, porque remarcó que “es imposible hacer crecer el negocio si uno no se para sobre estas oportunida­des “. Gaudino afirmó que la digitaliza­ción “es un cambio inevitable”, y consideró que “es un viaje donde uno no puede dejar de embarcarse”.

“Es importante empezar con la transforma­ción digital, la sistematiz­ación de los procesos. Hay que cambiar la cabeza y desarrolla­r participac­ión en las redes sociales, y tener otro tipo de vínculo con empresas y clientes: establecer una comunicaci­ón en línea. Y ordenar los datos para que se conviertan en informació­n productiva”,

ejecutivo.• concluyó el

“A los 16 años fabriqué mi primera escuadra. Y en el centro de estudiante­s de la Facultad de Ingeniería me terminaron encargando 200. Así comencé”. Claudio Pizzini

“Nuestro disparador para cambiar fue la falta de informació­n precisa y a tiempo para decidir a partir del cambio de escala de un proyecto”. Martín Gaudino

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OPORTUNIDA­D. Weschler, Gesto y Gaudino, en uno de los paneles de IDEA Pyme. Destacaron la importanci­a de incorporar tecnología.
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