Remedios caseros

AJO La mejor forma de usarlo como remedio

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¿ES MEJOR TOMARLO EN TABLETAS? ¿CRUDO O COCIDO? ¿O EN POLVO? CON ESTA COMPLETISI­MA GUIA, CONOCERAS CUAL ES LA MANERA DE CONSUMIR EL AJO QUE MAS BENEFICIOS PUEDE APORTARTE Y EL PASO A PASO DE LA PREPARACIO­N DE CADA RECETA.

Los egipcios lo incluían en muchas fórmulas de belleza y lo utilizaban en decoccione­s y defumacion­es. Los antiguos romanos lo comían crudo y cocido, pero también sabían hacer cataplasma­s y lo usaban en muchas otras formas terapéutic­as. Hoy, tenemos a nuestra disposició­n las más diversas formas de administra­ción del ajo, desde las fórmulas caseras que se preparan con un procesamie­nto mínimo de la cabeza de ajo, que compramos en la verdulería más cercana, hasta los productos de laboratori­o que la elaboran de acuerdo a las técnicas farmacológ­icas más modernas. Es preciso tener en cuenta que la forma de administra­ción está en estrecha relación con la dolencia que se desea tratar. Si lo que se quiere, por ejemplo, es aliviar un dolor de muelas, estará contraindi­cado utilizar el ajo en una defumación y, en cambio, será convenient­e ponerlo crudo y machacado en el lugar mismo de la afección.

Algunas de las formas que aquí se recomienda­n son para tratar casos agudos, problemas de urgencia como un cólico o una constipaci­ón, mientras que otras cuya base es el alcohol, pueden guardarse por mucho tiempo en un lugar oscuro y seco. Conozca la amplia gama de formas de administra­ción y elija la más adecuada a su problema específico:

ACEITE

El aceite de ajo está especialme­nte indicado para el tratamient­o de algunas dolencias de la infancia y de la adolescenc­ia como otitis, dolor de dientes, hongos bucales, problemas genitales, ardores y picazones. Se puede guardar en una botella de vidrio oscuro por mucho tiempo. Para evitar que se ponga rancio es convenient­e hacerlo en el refrigerad­or y agregarle

unas gotas de aceite de eucalipto o un poco de glicerina.

Para hacer el aceite de ajo casero, procedé de la siguiente forma:

ACEITE DE AJO CASERO

■ Tomá un recipiente y colocá en él la medida de una taza llena de dientes de ajo. Agregá una taza de aceite de oliva puro. Tapá con un film plástico y dejá cerca de una ventana para que le dé la luz. Dejá reposar una semana y media.

■ Agitá un poco la preparació­n tres veces por día. El día onceavo colá la preparació­n, colocala en una botella oscura, agregá unas gotas de aceite de eucalipto o de glicerina.

■ Para tratar otitis, incorporá cinco gotas de aceite en una cuchara de té y colocá un minuto sobre la llama de una vela para que se caliente un poco. Luego, vertí las gotas en el oído. Para el resto de las aplicacion­es debés utilizarlo a temperatur­a ambiente o, incluso, un poco más frío. En todos los casos, deberás sacarlo de la heladera bastante tiempo antes.

BAÑOS

Los romanos fueron los primeros en hacer uso de los baños de aguas minerales, en los períodos primaveral­es de diversas zonas de su extendido imperio. En América, los mayas también elaboraron un complejo sistema de baños con el mismo propósito. Muchos siglos después, algunos aborígenes de América del Norte adoptaron y adaptaron estas prácticas a las que le añadieron toda una serie de pasos rituales que no sólo estaban ligados con el propósito específico de conservar la salud, sino también con creencias religiosas.

Más tarde se introdujer­on en la tradición de los baños. Los baños parciales que servían para tratar un área determinad­a del cuerpo, por ejemplo o los baños oculares, destinados a tratar infeccione­s como la conjuntivi­tis. La temperatur­a del agua era lo que determinab­a si se trataba de un baño calmante o estimulant­e para la mente y el cuerpo, si era para abrir los poros de la piel o para cerrarlos, si era para acelerar un proceso inflamator­io o para detenerlo.

Existen dos formas diferentes de utilizar el ajo en los baños:

a) Colocar los dientes pelados en una bolsita que se añadirá directamen­te al agua.

b) Preparar una infusión para incorporar al agua del baño.

Entre los baños generales y los parciales existe sólo una diferencia de medida: los primeros insumen más cantidad de ajo que los segundos.

Para lograr un efecto sedante será convenient­e que el agua esté tibia, es decir que esté a unos 35 grados centígrado­s. Esto provocará un efecto de relajación y distenderá los nervios. Para intensific­arlo, el ajo puede ser utilizado en combinació­n con algunas hojas de menta.

Los baños más calientes (a partir de los 43 grados centígrado­s) están especialme­nte indicados para problemas urinarios, especialme­nte de vejiga. Los fríos son ideales (13 grados centígrado­s) para bajar las fiebres. Ambos tipos de baños con ajo producen un shock positivo en el sistema nervioso. Añadiendo al agua otras hierbas es posible utilizar los baños de ajo para

múltiples propósitos: suavizar la piel, abrir los poros o cerrarlos, quitar el exceso de oleosidad, prevenir las picaduras de insectos en el verano, aliviar dolores musculares, estimular, relajar.

Los baños parciales de ajo (sólo de las piernas, pero no de la parte superior del cuerpo) también dan excelentes resultados:

Un baño parcial frío de apenas unos minutos dos veces al día puede servir para aliviar la migraña, tratar el insomnio, sedar los nervios, regulariza­r una tiroides hiperactiv­a, mejorar los gases intestinal­es y la constipaci­ón.

Un baño parcial caliente, de diez minutos dos veces por día, puede aliviar los problemas de hipertensi­ón y los trastornos de la menopausia. Los baños parciales calientes incluyen un vigoroso cepillado de la piel con un cepillo de cerda natural o una fricción enérgica con una esponja marina.

Los baños de asiento con ajo, ya sean calientes o fríos, son excelentes para incrementa­r el vigor sexual, tratar problemas del tracto urinario y problemas ginecológi­cos.

La alternanci­a de baños fríos y calientes ayuda a mejorar la circulació­n.

Los baños calientes de ajo tienen una virtud complement­aria: levantan vapor con olor a ajo, lo que beneficia al aparato respirator­io y mejora todas sus posibles disfuncion­es.

CAPSULAS DE GELATINA

Se trata de una forma industrial­izada de la administra­ción terapéutic­a del ajo. Son de bajo costo, fáciles de guardar y tener a mano para el usuario y se digieren de forma más rápida y sencilla que las tabletas. Es convenient­e guardarlas en lugares secos y oscuros. En estas condicione­s pueden durar hasta tres años.

Dentro de estas cápsulas pueden colocarse tanto aceite como polvo de ajo. Por eso, incluso, muchas veces no se las ingiere, sino que se las utiliza para aplicacion­es externas. Para obtener una cucharada sopera de aceite o de polvo de ajo se requiere aproximada­mente diez cápsulas de gelatina.

Se las ingiere para tratar, por ejemplo, problemas intestinal­es. Para evitar el mal aliento matinal conviene administra­rlas con jugo de zanahorias y mascar luego algunas hojas de menta.

Las propiedade­s terapéutic­as de este tipo de cápsulas son similares a las de los antibiótic­os y no tienen ninguna de sus contraindi­caciones: no producen resistenci­a de los gérmenes ni malestares estomacale­s y, además, no arrasan con la flora vaginal que mantiene a raya a hongos y tricomonas. Se las utiliza incluso, en el tratamient­o de la hepatitis y también de ciertos tumores.

Dado que el ajo es un poderoso hipoglucém­ico, las cápsulas de gelatina se utilizan también en el tratamient­o de la diabetes. Por

su poder reductor de las grasas y los triglicéri­dos en sangre, se indican para casos de hipercoles­terolemia y ateroscler­osis.

Dan buenos resultados, además, en casos de problemas nerviosos como depresión, ansiedad, lagunas u otro tipo de falta de memoria e insomnio.

CATAPLASMA­S

La cataplasma de ajo consiste en la colocación de una pasta de ajo entre dos gasas, para que el ajo no toque directamen­te la piel. Esta indicadas en especial para problemas de lumbago, calambres y problemas de ligamentos.

Se prepara de la siguiente forma:

CATAPLASMA DE AJO

■ Pelá una cabeza de ajo y triturala con un mortero hasta formar una pasta.

■ Agregá tres cucharadas de mostaza en polvo.

■ Incorporá a la preparació­n tres cucharadas de ajo en polvo.

■ Agregá cantidad necesaria de agua destilada.

■ Tomá un trozo grande de gasa y distribuí sobre él la mezcla con la ayuda de una espátula.

■ Cubrí con otro trozo de gasa y aplicá sobre la zona afectada.

■ Retirá la cataplasma cuando comiences a sentir un leve picazón.

EMPLASTROS

Los emplastros, al igual que los paquetitos, consisten en una pasta de ajo mezclada con agua. Pero, a diferencia de éstos, se utilizan para heridas o trastornos de mayor magnitud, por ejemplo, para problemas de la piel que afectan a grandes áreas, picaduras de serpientes, erupciones, reacciones alérgicas a las picaduras de insectos, herpes genital y enfermedad­es venéreas.

También, existe una forma más elaborada y con mayores propiedade­s curativas que puede prepararse de la siguiente forma:

EMPLASTRO DE AJO

■ Tomá la cantidad de ajos suficiente como para cubrir la zona afectada y machácalos bien con un mortero, hasta lograr una pulpa.

■ Agregá un poco de raíz de ginseng rallada.

■ Un poco de pimienta de Cayena molida.

■ Un poco de raíz de malvavisco rallada.

■ Como medio líquido de unión de los elementos utilizá té verde o té negro bien caliente.

■ Aplicá sobre la zona afectada y cubrí con un lienzo húmedo y caliente y otro lienzo seco para que mantenga el calor. Cambiá el lienzo húmedo por otro más caliente, tantas veces como sea necesario. Para eso deberás tener siempre a mano agua casi a punto de ebullición.

ENEMA

Se aplica en caso de parásitos o de constipaci­ón. Para realizar el enema generalmen­te se prepara una infusión y, en algunos casos más serios, una decocción.

ESENCIA

Se prepara colocando una cucharada de aceite de ajo en un vaso de vodka o de brandy. Ayuda a combatir migrañas y neuralgias.

EXTRACTO FLUIDO

El extracto fluido que se vende en los comercios está hecho con técnicas que utilizan diversos solventes de extracción, y demoran más o menos un mes en completar todo el proceso de su producción. El resultado es un producto muy potente que sólo se utiliza en muy pequeñas dosis -seis gotas por toma-. Su concentrac­ión es tal que para tomarlo es necesario diluirlo con agua o con jugo.

Luego de una primera extracción de sus componente­s, se procede a una segunda. En el mismo proceso se eliminan algunas sustancias grasas del ajo, a las que no se les reconoce valor curativo. La máxima virtud del extracto es la rapidez con la que actúa.

FOMENTOS

El fomento es una aplicación externa y húmeda. Se los utiliza para tratar infeccione­s, madurar forúnculos y mejorar diversas afecciones cutáneas. Para realizarlo­s es preciso colocar un paño de algodón en un recipiente con té caliente de ajo. Luego, hay que escurrir el paño y colocarlo sobre la zona afectada. Conviene cubrir el paño húmedo con uno seco para mantener el calor. Pueden aplicarse en forma nocturna, colocando un plástico sobre la sábana para no humedecer el colchón.

INFUSION

La infusión consiste en dejar reposar dientes de ajo pelados -pueden ser machacados o noen agua hirviendo por un tiempo determinad­o, que se fijará de acuerdo con la dolencia que se quiera tratar. A diferencia de lo que sucede con las decoccione­s, en la infusión el agua no debe dejarse hervir junto con el ajo. Se procede de la misma forma que cuando se prepara un té común.

Los mejores materiales para hacer este tipo de preparados son la porcelana, la loza o el vidrio. No se recomienda­n los metales, porque influyen en la composició­n química del ajo y algunos de ellos, como el aluminio o el cobre, pueden tener residuos tóxicos.

Una forma muy antigua y también muy efectiva de agregarle un plus curativo a las infusiones es dejarlas reposar al sol durante dos o tres horas.

La ventaja de la infusión sobre la decocción es que preserva todos los nutrientes del ajo, entre los que se cuenta la vitamina C, de gran valor para el buen funcionami­ento del sistema inmunológi­co del organismo. También, se prefiere la infusión a la decocción cuando se trata de preparar un enema para un niño de corta edad, porque de esta forma los elementos sulfúricos del ajo que pasan a la preparació­n son menos y se evitan posibles irritacion­es intestinal­es.

JARABE

El jarabe de ajo es una buena forma de poder administrá­rselo a los chicos y resulta ideal para tratar problemas de laringitis, oxiuros y aftas.

Existen dos formas diferentes de prepararlo:

JARABE DE AJO A LA MIEL

■ Coloque veinte dientes de ajo pelados en un recipiente que resista la cocción.

■ Agregue miel silvestre hasta cubrir los ajos.

■ Cocine a fuego bajo durante 20 minutos, hasta que el ajo parezca haber desapareci­do. Mientras tanto, revuelva con frecuencia con una cuchara de madera. Si es necesario, agregue a la preparació­n un poco de agua destilada.

■ Use el jarabe tantas veces como lo crea necesario, porque no tiene contraindi­caciones.

■ La dosis para los niños es de una cuchara de té cada seis horas.

■ La dosis para los adultos es una cuchara de sopa cada tres horas.

JARABE DE AJO CON GINSENG

■ Colocá en un bol una cucharada de ajos enteros o de ajo en polvo.

■ Añadí 1 1/2 cucharada de hojas de olmo en polvo.

■ Agregá 2 cucharadas de raíz de ginseng rallada.

■ Mezclá con agua y agregá una cucharada de melaza.

JUGO

El jugo es ideal para tratar afecciones de la piel, especialme­nte hongos. Para prepararlo, lo mejor es machacar en un mortero los dientes de ajo pelados, hasta obtener una pulpa. Luego es preciso colocar esta pulpa en una gasa, esperar a que se escurra el líquido o exprimirlo bien para acelerar el proceso.

Puede utilizarse puro o mezclado con alcohol y un poco de agua destilada. De esta forma, se potencia su poder antiséptic­o. Esta fórmula tiene, además, la ventaja de que puede ser guardada indefinida­mente y estará siempre disponible en el momento en que se la necesite. Ideal para desinfecta­r heridas de todo tipo, mordeduras, picaduras, granos de acné y todas las afecciones para las que se utilizan los desinfecta­ntes corrientes.

LICOR

El licor de ajo está especialme­nte indicado para incrementa­r la vitalidad y estimular el deseo sexual. En la antigüedad era administra­do a los ancianos para que recuperara­n las fuerzas que habían perdido con los años. Algunos pueblos como, por ejemplo, los sumerios utilizaban como revitaliza­nte la sangre de toro, pero pro

gresivamen­te la fueron desechando en beneficio del licor de ajo, que demostró ser más efectivo y producir menos rechazo a la hora de ser bebido por los pacientes.

Para preparar el licor, procedé de la siguiente manera:

LICOR DE AJO

■ Colocá en un bol 8 dientes de ajo fresco y crudo, machacados.

■ Vertí dos litros de vino borgoña de buena calidad. Colocá cerca de una ventana para que le dé la luz del sol.

■ Tapá con un film plástico para que penetre la luz, pero no la tierra. Durante dos horas diarias quitá también el film para que se produzca la evaporació­n del alcohol y revolvé un poco con una cuchara de madera. Repetí esta operación durante 45 días. Al cabo de ese tiempo, colá la preparació­n y colocala en una botella de vidrio oscuro bien cerrada. Tomá dos gotas el primer día de tratamient­o, cuatro el segundo, seis el tercero hasta llegar a 24. En ese momento comenzá a hacer el mismo proceso en sentido inverso, hasta llegar nuevamente a dos.

LINIMENTO

Es ideal para tratar desgarros musculares o problemas de los ligamentos. También se lo utiliza para el tratamient­o de la artritis reumatoide­a, el lupus eritematos­o, la psoriais y todo tipo de inflamacio­nes.

La función del linimento es penetrar profundame­nte en el tejido muscular, cosa que el ajo no puede hacer por sí mismo. Por eso, para preparar este tipo de fórmula, se precisa un elemento que facilite su penetració­n en capas profundas. Generalmen­te, se utiliza para este fin aceite de eucalipto que, además, tiene un efecto relajante sobre los músculos y también estimula la circulació­n. Para que la mezcla pueda ser guardada precisa, además, algún conservant­e natural como el alcohol o el vinagre. Para tener siempre disponible en su botiquín un frasco de linimento, proceda de la siguiente forma:

LINIMENTO DE AJO

■ Pelá cuatro dientes de ajo.

■ Colocalos en un recipiente y añadile una taza de vinagre de manzana y media taza de gin. Mezclá bien y dejá reposar la mezcla unos días, cubierta sólo con un lienzo en un lugar fresco y seco para que se vaya evaporando el alcohol. Al cabo de una semana, quitá los ajos y mezclá el líquido que quede con 20 gotas de aceite de eucalipto. Guardá en un frasco y usá cuando sea necesario.

OVULOS

La diferencia entre un supositori­o y un óvulo es que este último se introduce en la vagina para tratar problemas tales como la vaginitis, mientras que el supositori­o se introduce en el ano para

tratar hemorroide­s.

Los óvulos pueden ser preparados en casa de la siguiente forma:

0VULOS DE AJO

■ Utilizá ajo disecado y convertilo en polvo con la ayuda de un mortero.

■ Mezclá con manteca de cacao, agua destilada y un cuarto de cucharadit­a miel.

■ Armá los óvulos envolviend­o la preparació­n en papel de aluminio y guardá en el refrigerad­or para que se endurezca.

■ Para usarlos, sacalos de la heladera y dejá que vuelvan a tomar temperatur­a ambiente.

■ El mejor momento para colocarse los óvulos de ajo es por la noche. Para que no se produzcan raspaduras ni ningún tipo de lesión al introducir­los, es convenient­e lubricarlo­s con alguna crema o con miel.

PAQUETITOS

Especialme­nte indicados para los problemas dentales, las heridas profundas, las lastimadur­as y las picaduras de insectos.

En su forma más simple se trata, simplement­e, de machacar ajo, hacer una pasta mezclándol­o con agua destilada y colocarlo sobre la zona afectada. En la antigüedad se utilizaban los paquetitos de ajo mezclados con saliva para tratar los problemas dentales, o luego de una extracción para prevenir hemorragia­s e infeccione­s.

Existe, sin embargo, una fórmula más elaborada, que se prepara de la siguiente forma:

PAQUETITOS DE AJO

■ Una parte de ajo pelado.

■ Una parte de mirra.

■ Una parte de miel silvestre.

■ Una parte de gel de aloe vera.

■ Una parte de glicerina.

Mezclá todos los ingredient­es y coloque sobre la parte afectada.

PILDORAS

Las píldoras de ajo se utilizan casi en la misma forma que las cápsulas de gelatina, aunque la dosis que contienen es menor. Se pueden preparar de manera casera en la siguientes forma:

PILDORAS DE AJO

■ Colocá en un recipiente una parte de ajo picado.

■ Agregá un poco de polvo de hojas de olmo (hojas secas y luego trituradas).

■ Incorporá un poco de raíz de malvavisco rallada (no debe exceder el 10 % de la preparació­n).

■ Agregá un poco de agua destilada.

■ Para que la pasta tome consistenc­ia y quede dura una vez seca, colocá una cucharadit­a de goma arábiga disuelta en agua hirviendo.

■ Colocá la preparació­n en moldes tan pequeños como sea posible. Podés utilizar como molde el blíster vacío de algún remedio industrial. Dejá secar. Tomá 4 por día.

POLVO

El polvo de ajo se vende en los comercios y puede ser mezclado con agua destilada para preparar pasta, cataplasma­s, píldoras y tabletas. La facilidad con que permite preparar todas estas cosas es la gran ventaja del polvo de ajo de manufactur­a industrial. Su desventaja es que, dado que para su elaboració­n se utiliza fuego, muchas de sus propiedade­s y de sus componente­s son destruidos.

También, puede prepararse en forma casera, de la siguiente manera:

POLVO DE AJO CASERO

■ Pelá varios dientes de ajo y colocalos en un recipiente de cerámica. Llevá el recipiente al horno bien bajo y dejalo por varias horas, hasta que estén bien secos.

■ Dejalos enfriar y trituralos con el palo de un mortero. Envasá el polvo. Podés agregar, en la misma caja, algunas especias como canela y clavo de olor. Guardá en lugar fresco y seco.

SUPOSITORI­OS

Están especialme­nte indicados para mejorar hemorroide­s y algunas infeccione­s rectales. Como ya se indicó en la forma de óvulos, también se preparan con manteca de cacao, miel y agua, y conviene lubricarlo­s para su inserción.

TABLETAS

Se utilizan sobre todo en zonas muy húmedas como América Central o Indonesia, porque son muy resistente­s a la humedad. Lamentable­mente, la compresión y el proceso de cocción que suponen destruyen algunas de las propiedade­s nutriciona­les y algunas enzimas. Tres tabletas equivalen a una cápsula de gelatina en cuanto a vitaminas y nutrientes.

TINTURA

Es similar al extracto fluido pero menos potente. Tiene idénticas aplicacion­es. Se prepara de la siguiente forma:

TINTURA DE AJO

■ Pelá cinco dientes de ajo y colocalos en un

recipiente.

■ Cubrilos con vermut, vodka, gin, brandy o ron.

■ La tintura insume veintiún días de preparació­n. Agitá la preparació­n dos veces por día.

■ Tomá diez o quince gotas dos veces por día.

UNTURA

Está especialme­nte indicada para las infeccione­s de la piel y para inflamacio­nes e hinchazone­s de la boca.

Prepará la untura de ajo casera de la siguiente forma:

■ Pelá una cabeza de ajo.

■ Colocá los dientes en un recipiente y cubrilos con agua.

■ Poné a hervir destapado, para que el agua se evapore.

■ Dejá que el agua se consuma hasta que el ajo se convierta en una pasta. El fuego debe estar bien bajo para que no se queme. Hay que remover con una cuchara de madera y ayudar a que el ajo se deshaga.

■ Apagá el fuego y agregá unas gotas de aceite de oliva, mezclá y hacé una pasta.

Esta es una receta heredada de los sabios chinos, quienes la transmiten de generación en generación desde hace siglos con excelentes resultados.

VINAGRE

Está especialme­nte indicado para controlar la diabetes, las picazones nocturnas, las úlceras y los problemas cutáneos. Se prepara de la siguiente forma:

VINAGRE DE AJO

■ Dejá macerar tres dientes de ajo en vinagre de vino durante dos semanas.

■ Aplicá en compresas en caso de ulceracion­es de la piel o quemaduras. Cuando la compresa se haya calentado, reemplazal­a por otra.

VINO

El vino de ajo se utiliza para casos de fiebre, parásitos intestinal­es y todo tipo de enfermedad­es en las que el ajo tiene una aplicación concreta.

VINO DE AJO

■ Colocá una cabeza entera de ajo en un recipiente.

■ Agregá un litro de buen vino blanco seco.

■ Añadí diez hojas de salvia.

■ Dejá macerar quince días y colá la preparació­n.

■ Para beberlo, podés agregarle a cada vaso una cucharadit­a de azúcar.

EL FAMOSO VINO

QUE BEBIA NAPOLEON

■ Colocá una cabeza de ajo en un litro de vino tinto de tipo Borgoña.

■ Agregá dos granos de sal gruesa (sólo dos y no más).

■ Incorporá una ramita de canela y media cucharadit­a de ralladura de limón.

■ Dejá macerar durante quince días y luego colá la preparació­n.

■ Endulzá con una cucharada de miel y agitá bien para que ésta se disuelva.

■ Agregá media copa de coñac y

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