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GUERRA DE CONSOLAS... ¡Y DE DESARROLLA­DORES!

Un gusano carismátic­o y un gorila en ascenso se fajan a puros megabits.

- Por gbot

La guerra entre el gusano de Shiny y el gorila de Rare es de largo aliento.

Muchas veces hablamos de la guerra de las consolas, ese invento del mercado a través del que quieren que apostemos a una marca en lugar de a otra. Sabemos (espero) que eso es una gansada, que lo importante es jugar los juegos que se nos cante en la consola que se nos cante sin rendirle cuentas a nadie. Ahora bien, como era de esperarse, hubo otras guerras de las que no tenemos tantas pruebas: estudios enojados con otros estudios, programado­res dispuestos a irse a las manos y mucho más. Sin embargo, cada tanto pasa que la pica que existe entre dos desarrolla­dores trasciende los mensajes y los insultos y llega hasta los videojuego­s. Ese fue el caso de Shiny, creadores del Earthworm Jim, y Rare, padres, entre otras cosas, del Donkey Kong Country.

La guerra entre el gusano de Shiny y el gorila de Rare es de largo aliento. Según se comenta, había pica entre los desarrolla­dores desde la salida del primer Earthworm Jim y del Donkey Kong Country, ambos publicados en 1994, con un par de meses de diferencia. Según Shiny, el juego del simio de Rare había opacado el primer juego del gusano y había arruinado sus campañas de marketing y sus ventas. Calientes, no tuvieron mejor idea que aprovechar el lanzamient­o del Earthworm Jim: Special Edition (PC y Sega CD, 1995) para pegarle un palo a Rare a la manera de

Shiny. Además de mejorar la música, agregar niveles, animacione­s y sumar finales alternativ­os, el Earthworm Jim: Special Edition tiene un par de trucos para cambiarle la cabeza a Jim. Para ingresarlo­s, es cuestión de pausar el juego e ingresar los códigos. ¿Querés ver a Jim con afro? Pausá el juego e ingresá B, A, A, A, A, A, B, C. ¿Un afro rojo? C, A, A, A, A, A, B, C. ¿Lo querés con antenas? B, C, A, A, A, A , B, C. ¿Y con anteojos y bigote a lo Groucho Marx? ? A, A, A, A, A, A, B, C.

Acá es donde viene lo que nos convoca: si pausamos el juego e ingresamos abajo

+ C, B, A, A, A, A, B, C, B, A, A, A, A, A, B, C, la cabeza de Jim se va a convertir en la de Donkey Kong, con una flecha atravesánd­ola.

Pero en una guerra hay dos bandos y Rare no se iba a quedar de brazos cruzados. ¿Qué hizo? No, no le hizo un juicio a

Shiny (cosa que Nintendo no hubiera duda en hacer). En su lugar, aprovechó el lanzamient­o del Donkey Kong Country 2 para devolverle­s el favor con la misma moneda: en el Rincón de los héroes de los videojuego­s de Cranky Kong, se ve un tacho con la inscripció­n “No hopers” (“los que no van a tener éxito”, digamos). ¿Qué metió Rare en el tacho? La pistola de Earthworm Jim... y, claro, las zapatillas de Sonic. Porque si iban a pegar, ¿por qué no pegarle también al erizo de la competenci­a?

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