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► MONEDEROS A PRUEBA DE PLOMO

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Uno de los desafíos técnicos más grande: enfrentar los rebusques de la gente para jugar de arriba. Oscar nos relató esta verdadera carrera armamentís­tica de la ficha y el plomo.

OSCAR: Uno de los problemas que teníamos era que la gente cortaba un disco de plomo más o menos del diámetro que pasaba por la boquilla y con eso te activaban la máquina. Teníamos bolsas de plomo que se recogían de las latas de las máquinas. Realmente con ese primer diseño hubo un gran problema. Ese sistema tenía un selector de peso, diámetro, pero eso era para la moneda original de Estados Unidos, para la nuestra no servía. Entonces se intentó hacer un sistema electrónic­o, que ya existía en el mundo. Se trajeron unos originales y se hicieron unas copias. Pero primero no funcionaba­n.

REPLAY: Y ese nuevo modelo electrónic­o, ¿cómo era su funcionami­ento?

OSCAR: Compara una moneda que vos le ponés. Pero era difícil mecánicame­nte de hacerlo, entonces nosotros le presentamo­s a Alejandro Esteban un compañero mío, que era Nicolás Kulikov: "¿Podemos hacer este, que para nosotros es mejor?". Y él dijo: "Los dueños nunca van a querer hacer esto, no vayan a perder tiempo, no lo hagan". Pero nosotros decidimos seguirlo en nuestras casas. Hicimos un prototipo y a mitad de año, más o menos, junio, por ahí, se lo presentamo­s a los dueños: no pasaba el plomo. Era algo interesant­e. Uno de los dueños me dice: "Agarrate tres monedas y andate a Bahía a instalarlo". No sé por qué a Bahía (risas). "Si explota, que explote afuera", habrán dicho. La cuestión es que llego a Bahía, 11 de la noche, en colectivo, y me dice: "Ah, qué tal, me dijeron que venías, ¿qué querés hacer?". "Venimos a poner un monedero que va a arreglar el problema de los plomos", y se me reían. "Vos tenés 21 años, ¿qué vas a hacer? Nada, no inventaste nada". Entonces me llevaron al local, que tenía, me acuerdo, una entrada donde había flippers y ese lugar era bravo. Se reunía gente que cortaba los plomos ahí. Entonces me dicen: "¿Vos qué vas a hacer ahí?". "Voy a poner estos tres monederos". "No va a funcionar", me dicen. Entonces yo agarré y lo reté al tipo, al encargado. Le digo: "Yo te los voy a poner y les voy a dejar una bolsa de plomo ahí" (me había llevado una bolsa de plomo). Instalé en los flippers, que no me acuerdo qué títulos eran.

ENRIQUE: ¡Usaste mis flippers para eso! Qué falta de respeto.

OSCAR: Y al otro día, cuando fuimos, no había plomo en esas máquinas (risas). Un éxito, fue ese monedero. Después se usó mucho tiempo hasta que salió el tema de la tarjeta.

EMILIO: Los experiment­os se probaban en plena batalla y en ese momento el local de Bahía era concurrido. Por eso se eligió ese local.

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