¿EL FIN DE LA GUERRA DE CONSOLAS?
Microsoft patea el tablero y anuncia que algunos de sus títulos exclusivos pasarán a estar disponibles en otras plataformas. ¿Estamos frente al fin de una guerra que lleva décadas? ¿Estamos ante un cambio de paradigma en la industria? ¿Qué podemos aprender del pasado y qué esperamos para el futuro?
Si hubo algo que caracterizó al mundo del gaming en la década de los 90, fue cómo, frente al furioso marketing que se disputaba la torta de la industria, el público tendió a polarizarse y “fanatizarse” por una determinada consola. A nivel nacional, esta disputa siempre fue Sega vs. Nintendo; a diferencia de otros lugares del mundo, Sega triunfó por los absurdos precios comparados que tenían cada consola y sus juegos. A medida que crecimos, esta “guerra” se fue diluyendo para nosotros, pero otros la continuaron en las posteriores generaciones hasta, incluso, sostenerse al día de la fecha en un furioso frente de Sony Playstation vs. Microsoft Xbox. Grupos de Facebook arden en debates sobre cuál tiene los mejores gráficos, los mejores títulos exclusivos, quién ofrece el mejor servicio, y los memes vuelan como si fuera metralla de un lado para otro, por más raro o anacrónico que suene en el año 2024.
Sí, esta guerra es “real” para muchos, es objeto de debates, gastadas, gente llamando a boicotear o a comprar más de una misma consola para “ganar”, pero todo esto parece estar llegando a algún tipo de final.
Es Microsoft quien parece querer empezar a cambiarlo, el mundo está llegando a una frontera y nuestra realidad como consumidores parece empezar a ser llevada a un sistema en el que dejaremos de ser dueños para ser suscriptores de lo que consumimos: ya no seremos propietarios de nada, sino que alquilaremos servicios y contenidos, un modelo que, en el streaming de música y películas, ya es una realidad. Parece casi inevitable que el mundo del gaming siga ese camino.
Este modelo de negocios viene siendo agenda de las empresas de hardware que tratan de volverla muy tentadora con propuestas como el Game Pass de Microsoft, un servicio de subscripción que otorga una amplísima librería de juegos a cambio de un monto mensual. ¿Por qué una empresa vendería discos físicos pudiendo vender una suscripción capaz de usarse en casi cualquier plataforma?
Microsoft decidiendo que algunos de sus juegos exclusivos den el salto a otras consolas, algo impensable hasta hace no tanto, podría ser el primer paso para que dejen de fabricar consolas y que todo su negocio sea el servicio. Si no hay dos bandos, no puede haber ninguna guerra.
En este nuevo escenario y esta posible nueva forma de comercialización, ¿estamos ante el fin de los títulos exclusivos y, por lo tanto, el fin total de este conflicto de fanatismo por empresas? ¿Sony ganó la guerra? ¿Xbox series X y S serán el último hardware de Microsoft? ¿Los sistemas de subscripción llevarán al fin de las consolas? ¿Ha terminado el mundo como lo conocemos?
El tiempo lo dirá.