LA COMPUTADORA DEL APOCALIPSIS
Roberto Gudiño es cordobés, cyberciruja y, fundamentalmente, un computólogo del cataclismo. En soledad y sin ayuda, armó una computadora discreta a base de componentes de descarte.
La búsqueda en torno a la construcción de computadoras hogareñas es un camino de conocimiento técnico, pero también místico. Durante los 70, Gayoso y Abella (ver #7, #13), o Jobs y Wozniak, lo transitaban para llegar a lo mismo pero desde distintos caminos. Imprimir las placas, comprar los integrados, programar las interfaces y puertos de comunicación: todo estaba por hacerse. En los 2000, Roberto Gudiño, de 47 años y oriundo de Córdoba capital, sin saberlo, se embarcó en una situación análoga, es decir, terminó construyendo una computadora hogareña from scratch con componentes cirujeados y reciclados. “Mi interés por la informática viene de ver a mi padre desarmar y reparar una vieja radio valvular. Esto terminó motivando que ingresara en la escuela técnica y egresé como técnico electrónico”, nos cuenta Roberto. También, como muchos jóvenes de esa época, las revistas eran su fuente de información, y allí es donde, al igual que muchos, conoce a su primer amor: “A los 13 años vi un anuncio de una IBM PC con monitor a color, que mostraba gráficos, tenía periféricos, software en disquete... ¡Molesté mucho a mi viejo para que me comprara una computadora! Alcanzó para una XT clon a 4 MHZ, sin disco rígido, obviamente, y con una sola disquetera de 5¼”. Comprarse eso en el 89 era todo un lujo al cual Roberto prontamente supo sacarle el jugo aprendiendo a programar con Gwbasic.
Procesador de Diseño Casero (PDC)
Durante el fin de semana del 24, 25 y 26 de noviembre de 2023 fue el 1er Encuentro Federal Cyberciruja en Córdoba, dentro de la biblioteca Manuel Belgrano de la Facultad de
Ciencias Económicas de la UNC. A eso de las 16 hs., llegó Roberto, acompañado de su padre: todos esperábamos el arribo de esa computadora custom que, prontamente entendimos, era mucho más que una homebrew. De los bártulos fueron saliendo la PDC8 y PDC32, de 8 y 32 bits, las dos computadoras diseñadas íntegramente por Gudiño.
“Uno puede leer en libros y manuales cómo es que una computadora funciona, cómo es que un conjunto de ceros y unos se pueden entender con circuitos integrados para que hagan una u otra cosa.
Vos podés encontrar esa información en los manuales, pero yo nunca lo terminaba de entender. Y para entenderlo decidí armar mi computadora. En el año 97, comencé a trabajar sobre un secuenciador de luces programable. Lo fui ampliando, agregándole complejidad al software, sumando placas e integrados. Se estaba convirtiendo en una computadora, pero era tan desprolijo que decidí empezar de
0 y ahí sí comencé a desarrollar mi computadora, la PD8”.
Nico Wolovick, cyberciruja computólogo y amigo, fue quien llevó a Gudiño al encuentro. “La computación es una de esas ideas fijas que siempre están ahí, que tienen que existir. Si muchas personas llegaron a esa idea pero de diferentes formas, en diferentes momentos y contextos, esa idea tiene que existir. La computación era algo que eventualmente iba a aparecer en el planeta y Roberto Gudiño la descubrió en un barrio de la periferia de Córdoba”. Cuando Gudiño saca su cuaderno repleto de anotaciones sobre los registros de las memorias, las palabras de Nico toman sentido: ahí, en rojo, azul o negro, con borrones y tachones, se encuentra el grimorio computacional que explica la computadora.
“La PDC8 ya está hecha sobre tecnología CMOS. Las placas las armé yo, al igual que el diseño de toda la lógica discreta, circuitería, etc., sin basarme en ninguna arquitectura. La fui armando de manera modular, partiendo de la base de conectar un teclado PS2 o un monitor. En este caso,
“LA COMPUTACIÓN ERA ALGO QUE EVENTUALMENTE IBA A APARECER EN EL PLANETA Y ROBERTO GUDIÑO LA DESCUBRIÓ EN UN BARRIO DE LA PERIFERIA DE CÓRDOBA”.
como no tenía conocimientos de video, decidí armar mi propia pantalla, ya que me parecía más fácil que ponerme a averiguar cómo procesar video. La hice de 48 x 28 leds, es decir, una matriz que utiliza 1344 leds”. Mientras Roberto charla y muestra la máquina, acciona la demo. Un Pong se despliega por esa matriz de foquitos verdes moviéndose desde un teclado PS2 conectado a una decena de placas encastradas entre sí: la PDC8 en todo su esplendor.
Un cerebro discreto
Estamos acostumbrados a pensar en términos de microprocesadores Intel, AMD, ARM o la arquitectura que sea. Pero la informática no siempre los tuvo: hubo computadoras antes de ellos y la máquina de Gudiño sigue esa línea. “Digamos que la CPU de la PDC8/32 está dispersa en distintas placas. Esto hace que la PDC8 sea de arquitectura de 8 bits y corra a 1 MHZ”. Es difícil imaginarlo, pero pensemos que un microprocesador condensa muchísimos transistores en una sola pastilla. Esos circuitos tienen dentro las instrucciones que el cerebro electrónico puede realizar; mientras que con la lógica discreta de la PDC8, todo está más “disperso” y hecho de forma casera. Cada placa fue construida a mano: sus pistas dibujadas, los integrados soldados uno a uno, los peines de conexión, el bus de datos.
Además, todo está hecho con componentes de desguace y reciclados. “Si mañana estallase la 3a Guerra Mundial y alguien detonase un
pulso electromagnético nuclear que barriese con toda la electrónica del mundo, yo agarraría mi bicicleta e iría al barrio Los Olmos en búsqueda de Gudiño para poder reconstruir la informática”, dice Nico entre el chiste y el asombro. No es para menos. La proeza de Roberto está, también, en haber construido su máquina sin basarse en otra. Cuando él lo comenzó a contar en un foro de electrónica, varias preguntas eran del estilo: “¿Construiste el CPU basándote en tal libro de teoría de los procesadores?” o “¿Eso lo sacaste del libro de fulano sobre fundamentos teóricos de lógica digital?”. Pero no. Gudiño fue a la praxis directa. Prueba y error. Ciencia y, por qué no, alquimia.
PDC32 y la emulación
Quien dice 8 bits, también dice 32. La PDC32 es una evolución directa de la PDC8, más compleja, con 32 Mb de memoria, cache de 128 Kb, un procesador de 4 MHZ, puerto serial COM con un sistema de “pendrives seriales” de 256 Kb, monitor VGA con capacidad de hasta 256 colores, PC speaker, un sistema operativo nativo y una BIOS configurable. Al igual que con su predecesora, todo se diseñó desde 0, sin basarse en nada conocido. Pero a diferencia de la PDC8, en este caso estamos ante una máquina más potente y ambiciosa.
Cuando Roberto enchufa la PDC32 y comienza a mostrar el BIOS con los parámetros modificables y luego pasa a las instrucciones que el CPU puede ejecutar, el silencio se transforma en murmullos y preguntas. Gudiño responde uno a uno, con una humildad y un entusiasmo que embelesan. Ese cordobés, de los arrabales de la capital, capta la completa atención de todo el auditorio, dentro del cual hay eximios nerds cybercirujas, como Gonzalo Ávila (ingeniero) o Alejandro Cura (creador del Ventilagon, un ventilador que corre juegos diseñados para esta curiosa interfaz), quienes rápidamente van tomando notas mentales, para luego pasar a preguntarle todo lo posible al creador.
Luego de la exposición y finalizado el 1er Encuentro Federal Cyberciruja, hubo un consenso tácito de preservar y documentar la PDC32. Prontamente se armó un grupo de Telegram con Gudiño, Gonzalo, Ale y varios nerds de la electrónica e informática. Roberto, que tenía toda la información en su cabeza y en un cuaderno universitario repleto de registros de memoria, comenzó a colaborar con ellos para la creación del emulador. El chat se fue llenando de preguntas, de gráficos, de código y de luces que parpadeaban en una pantalla, dando las primeras señales de vida. La proeza llevada a cabo por Gudiño es única, mágica, mística y tremendamente científica. Es, precisamente, el descubrimiento de la informática, pero no de cualquier informática, sino de una computación del apocalipsis. Ya saben a quién buscar cuando los pulsos electromagnéticos arrasen con la electrónica: Roberto estará allí contento de recibirlos y enseñarles a reconstruir el mundo computarizado.
“COMO NO TENÍA CONOCIMIENTOS DE VIDEO, DECIDÍ ARMAR MI PROPIA PANTALLA, YA QUE ME PARECÍA MÁS FÁCIL QUE PONERME A AVERIGUAR CÓMO PROCESAR VIDEO”.