HABLAR CON DIOS LOS PASOS PARA COMUNICARSE Y HACER PEDIDOS
INDEPENDIENTEMENTE DE CUÁLES SEAN NUESTRAS CREENCIAS, HABLAR CON ÉL NO ES ALGO IMPOSIBLE; SINO, POR EL CONTARIO, MUCHO MÁS SENCILLO Y CERCANO DE LO QUE PENSAMOS. LE ENSEÑAMOS CÓMO HACERLO.
Antes de introducirnos en el tema de la comunicación con Dios, es necesario decir unas palabras previas. Si bien Dios es absoluto, único e indivisible, tiene dos aspectos que tenemos que comprender al considerar la forma de comunicarnos con Él.
Por un lado, Dios es trascendente, es decir, no es afectado por ningún acontecimiento, pues está separado de nuestra realidad cambiante y temporal, siendo Él, eterno e inmutable. Este aspecto de su Ser está más allá de toda comprensión y es inaccesible a la interacción humana.
Pero, por otro lado, Dios es inmanente, lo que quiere decir que Él eligió manifestarse en nuestra realidad de una multiplicidad de formas espirituales y materiales distintas. Éste es el aspecto de Dios con el cual sí es posible comunicarse directamente.
En los tiempos bíblicos, Dios se manifestaba a la Humanidad de manera perceptible, es decir, lo que transmitía era captado por nuestros sentidos. Así, Dios hablaba a sus profetas con voz humana y realizaba milagros.
Pero, por exclusiva decisión del hombre, el libre albedrío con el cual Dios nos dotó ha provocado como resultado una separación y el que nuestra comunicación con Él se haya ido debilitando.
¿ES POSIBLE LA COMUNICACIÓN CON DIOS?
Cuando analizamos la posibilidad de comunicarnos con Dios en los tiempos actuales, surgen muchas preguntas.
Podría existir la posibilidad de que la comunicación con Dios se produjera sólo desde Él hacia nosotros, o podría darse una comunicación de doble vía entre Dios y el hombre. O, incluso, podría no existir ninguna.
Si la comunicación con Dios no fuera posible, esto implicaría que Dios no está en absoluto interesado en los asuntos de los seres humanos. En este caso, el mundo carecería de sentido. La lógica de la fe no puede aceptar semejante aberración.
En la tradición monoteísta
(la crencia en un Dios único), representada por el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, Dios puede comunicarse con nosotros a través de la revelación divina.
Ésta incluye algún tipo de experiencia mística o intuición que, si es adecuadamente interpretada, nos revela Su Voluntad, lo que con mayor frecuencia puede ocu
rrir en los sueños. También, podemos rezarle a Dios y tener fe en que Él responderá, si no en forma inmediata, en algún tiempo futuro.
Aunque somos capaces de rezarle a Dios, puede que no recibamos su respuesta debido a nuestra soberbia. Muchas personas que rezan a Dios no reciben ninguna clase de mensaje, pues les falta un corazón sincero.
En este sentido, hay mucha gente que da testimonio de haber recibido mensajes de Dios y de haberse dado cuenta de que, anteriormente, no estaban preparados. Por otro lado, la respuesta podría no ser tan inmediata como deseamos, sin embargo, esto no significa que Dios no nos escucha.
Dios sabe lo que es mejor para nosotros y puede ocurrir que, si respondiera a una petición particular en el momento en que se lo solicitamos, no resultara en nuestro mayor beneficio.
EL VALOR DE LA PLEGARIA
La plegaria se basa en enfocarse en nuestra comunicación con Dios. Es un evento espiritual que permite a nuestra mente y corazón contactar con Su realidad y construir una comunicación con Él.
Existen diferentes tipos de plegaria: la oral, la meditación y la contemplación. La plegaria oral consiste en dirigir nuestra atención a Dios, concentrando mente y corazón, y utilizando como medio las palabras, que deben ser pronunciadas de forma audible.
De acuerdo con la tradición occidental, la meditación consiste en una plegaria mental, cuyo objetivo es fortalecer la voluntad para reflexionar sobre nosotros mismos y comportarnos según un estricto código moral.
La contemplación, por su parte, consiste en un tipo de plegaria en la que se reflexiona sobre el Poder y la Verdad de Dios.
Los pasos para dialogar con Él y hacer pedidos
Además de las formas religiosas tradicionales, la plegaria también consiste en dirigirse a Dios expresando nuestros sentimientos personales más profundos.
Este tipo de comunicación es muy valorada, pues, a diferencia de las plegarias formales o rutinarias, ésta manifiesta nuestra verdadera naturaleza individual y única, nuestra forma exclusiva de establecer contacto con Dios.
Por eso, cuando nos dirigimos a Él con nuestras propias palabras, es muy recomendable tener presentes los siguientes pasos fundamentales.
1) La adoración: El primer paso de cualquier comunicación con Dios debe ser la Adoración. Mediante ella, se bendice a Dios y se lo alaba, a la vez que se reconoce su grandeza. Recordemos que Dios es el Rey del Universo, su Señor. Por lo tanto, debemos manifestarle el debido respeto.
2) El agradecimiento: El segundo paso es el Agradecimiento, en el que se le demuestra gratitud y reconocimiento por todo lo bueno que Él nos provee. Fundamentalmente, la vida, el alimento y nuestra capacidad de amar. Si no fuésemos agradecidos, no podríamos esperar que Dios se complaciera en darnos más.
3) El arrepentimiento: El tercer requisito es el Arrepentimiento, es decir, el pedido de perdón que dirigimos hacia Dios por todos nuestros malos actos, ya que, si no le demostrásemos la humildad de poder reconocer y arrepentirnos de nuestros errores, no podríamos esperar que nos recompensara. Arrepentirse no significa declarar nuestra culpabilidad, sino reconocer el error internamente y comprometernos a no repetirlo en el futuro.
Quien se arrepiente verdaderamente no debe sentirse miserable; sino orgulloso de haber podido llegar a un punto tan elevado de comprensión.
Dios ama el arrepentimiento y premia a quienes lo alcanzan con todo tipo de bendiciones.
4) La petición: De esta manera, hemos preparado nuestra comunicación con Dios para realizar el cuarto y definitivo paso que es la Petición, en el cual, le solicitamos que provea nuestras necesidades, que colme nuestros deseos o que interceda para lograr el bien de otras personas.
Finalmente, debemos concluir nuestra plegaria agradeciendo los favores que esperamos recibir, con la íntima certeza de que Dios nos responderá.
¿CÓMO SUPERAR LAS DIFICULTADES?
El secreto de la comunicación con Dios consiste en la concentración de nuestra mente y nuestro corazón en el acto de hablarle al Señor. Pero, es muy común distraerse durante la plegaria. Las preocupaciones, ansiedades o la incomodidad pueden afectar nuestra devoción. También, las falsas expectativas, la falta de sentimiento, la pereza o una fe débil.
La respiración rítmica y pausada siempre ayuda. Otro recurso muy importante es la lectura previa de algún texto sagrado, en especial, de los Salmos del Rey David, quien fue un gran experto en comunicarse con Dios.
Acostumbrarnos a dirigir nuestro pensamiento a Dios en todo momento y lugar es un entrenamiento muy eficaz. También, resulta muy bueno orar en grupo, ya que el sentimiento de comunidad es muy propicio para la comunicación con Dios. El esfuerzo por evitar distraerse hace que las plegarias sean más placenteras a Dios.