LA MAGIA ANGÉLICA EN CALDEA
El primer rito de Magia Angélica que se registra se remonta a 3000 años a.C. y el relato de su desarrollo se conserva en tablas de piedra.
Asimismo, muchos de los elementos contenidos allí se encuentran más tarde en los grimorios medievales.
Estas tablas dicen textualmente: Los siete dioses del universo. Los siete dioses de las esferas ígneas. Los siete dioses, aquí están los siete dioses. Los siete dioses malévolos. Los siete fantasmas malvados de las llamas, siete en la tierra, siete en el cielo. El malvado Atal, el malvado Gigim, el malvado Tetal, el malvado Maskim. ¡Espíritu de los cielos, os conjuro! ¡Espíritu de la tierra, os conjuro! ¡Espíritu de Mul-ge, rey de los campos, os conjuro! ¡Espíritu de Nin-dar, hermano del zenit, os conjuro! ¡Espíritu de Tiskhu, dama de los campos que brillas en la noche, os conjuro!
Con respecto al significado, las líneas 1 a 3 aluden a los dioses (ángeles) de los planetas que viven en el vasto cielo y gobiernan el universo y son dioses de las esferas ígneas (las esferas celestiales mismas). La línea 4 demuestra que los caldeos sólo creían en la existencia de siete ángeles (“los siete dioses, aquí están los siete dioses”). Las líneas 5 a la 7, por su parte, describen a los dioses malévolos que la mitología caldea se resiste a considerar ángeles caídos. La 8 y la 9 proveen los nombres de los dioses malévolos (Alal, Gigim, Tetal, Maskim), mientras que las líneas 10 a 15 proporcionan el nombre de los ángeles planetarios (Mul-ge, Nin-dar, Tiskhu), que representan al Sol, a Júpiter y a Venus respectivamente.
A pesar de la antigüedad de este documento histórico, en él, los ángeles ya aparecen asociados con los planetas y organizados en jerarquías, en las que los ángeles superiores gobernaban a los inferiores.