EL ORIGEN HISTÓRICO DE UNA MALA REPUTACIÓN
La Magia Angélica comenzó a adquirir mala reputación en Europa Occidental, cuando dejó de formar parte de las enseñanzas religiosas de la Iglesia establecida.
Quienes se dedicaron a su práctica fueron, a partir de entonces, perseguidos como herejes. Esto no significaba que la gente descreyera de la idea de que los humanos pueden comunicarse con los ángeles, sino que la práctica de la Magia Angélica comenzó a considerarse herética, al tiempo que los ángeles a los que invocaba comenzaron a ser considerados demonios.
Este proceso puede verse, claramente, a través de una historia referida a Merlín que data de esos tiempos negros para los magos. De acuerdo con esta historia, Merlín concibió el proyecto de rodear su ciudad natal, Caermartehn, con una pared de metal. Le encomendó la ejecución de su proyecto a una multitud de espíritus que trabajaron en una caverna vecina. En ese momento, Merlín fue apresado en su tumba por la Dama del Lago. Los espíritus que se encontraban en la caverna decidieron continuar con el trabajo que Merlín les había encomendado hasta que éste retornara, por lo cual, siguieron trabajando siempre.
Según la leyenda, el viajero que hoy pasa por allí aún puede escuchar el ruido que hacen los espíritus en su trabajo, el golpetear de las masas, los yunques y los martillos. Este ruido -se dice- es suficiente para asustar al hombre más valiente.
Otro famoso mago de los períodos oscuros de la magia angélica fue San Dunstan, una figura de la iglesia asociada con la abadía de Glastonbury, donde se decía que había sido enterrado el rey Arturo. Dunstan insumió los primeros años de su juventud corriendo tras prostitutas y viviendo una vida alocada. A pesar de esto, incluso, en ese momento, era considerado una persona inteligente y ambiciosa.
Debido a su vida disipada, en un momento, contrajo una enfermedad muy grave de la cual parecía poco probable que pudiera salvarse. Cuando estaba a punto de morir, se le apareció un ángel y le hizo beber un medicamento que lo curó de manera instantánea. El futuro santo saltó de la cama e, inmediatamente, fue a agradecer a Dios su recuperación. Cuando estaba en camino hacia la iglesia más cercana, tuvo la visión del demonio rodeado por un conjunto de perros negros, que trataban de impedirle que entrara en ella. Dunstan blandió, entonces, una vara que tenía en su mano y la visión se desvaneció de repente.
Lo interesante de esta historia es que en ella aparece un elemento fundamental de la Magia Angélica: el uso de una vara o un arma para controlar a los espíritus.
Esta historia, así como la de Merlín, sugiere que la creencia en la Magia Angélica no fue olvidada, sino que cambió de signo; es decir, comenzó a ser considerada
de mala manera. Muy elocuente respecto de la supervivencia de la Magia Angélica luego del Renacimiento, es un manuscrito del siglo XVII, que presenta un alfabeto con letras que provienen del hebreo y que sólo pudo haberse mantenido a través de la labor de sucesivos copistas. Esto indica que el manuscrito es, probablemente, parte de un material que fue mantenido oculto.
La obra también incluye una serie de talismanes hechos de letras conectadas entre sí, hasta formar un monograma. Este tipo de dibujo es similar a las cruces encontradas en muchas iglesias católicas, formadas por el nombre de Cristo escrito en letras griegas.
Este manuscrito del siglo XVII indica que algunos elementos básicos de la Magia Angélica sobrevivieron en la Europa occidental, a pesar de las persecuciones de la Iglesia.