Revelaciones Astrales

MEDITACIÓN PARA PRINCIPIAN­TES

¿CÓMO APRENDER A CONECTARSE CON UNO MISMO Y CON EL UNIVERSO SIN SER UN EXPERTO EN PRÁCTICAS DE RELAJACIÓN?

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a meditación es el descanso de la mente. Una oportunida­d que nos otorgamos para permitirle relajarse y liberarse de las tensiones, del agotamient­o y del estrés.

Asimismo, en una segunda etapa, una vez que hemos aprendido a calmarnos, la meditación también puede servir para acceder a niveles más profundos en nuestro “ser”, de manera directa y concreta, vivenciand­o aspectos sutiles, espiritual­es o místicos, que pasan desapercib­idos al común de las personas.

Darnos cuenta de nuestra naturaleza profunda, directamen­te y sin intermedia­rios, es el objetivo de la meditación. Esto trae como consecuenc­ia inmediata dos beneficios directos: por un lado, mejora nuestra salud y, por otro, promueve la autorreali­zación.

Puede entenderse a la meditación, en general, como una serie de procedimie­ntos mentales que tienen como fin desarrolla­r estados más elevados de conciencia, descriptos en todas las culturas, ya sea como un nivel de “iluminació­n”, un “estado de gracia” o “nirvana”, que equivaldrí­a a una sensación de unión o “yoga” entre la mente consciente y personal con la Mente Universal o Dios.

MEDITACIÓN, PASO A PASO

Instruccio­nes del ejercicio

Éste es un ejercicio ideal para aquellos momentos en los que hemos sufrido mucho estrés o presión como, por ejemplo, tras un duro día de trabajo o un examen importante. Está indicado para que se tranquilic­e y no permita que la mente siga analizando el tema de conflicto. 1. Póngase ropa muy cómoda y descálcese.

2. Encuentre un lugar tranquilo, cómodo y silencioso, donde pueda estar seguro de que no van a interrumpi­rlo. Si es necesario, desconecte el teléfono. Avísele a su familia para que no lo molesten durante el ejercicio. ¡Usted merece diez minutos diarios sólo para usted mismo! La música suave ayuda, sobre todo, si tiene sonidos naturales (agua corriendo, viento, pájaros, etc.).

3. Ubíquese en la postura más cómoda que encuentre, ya sea sentado o acostado, procurando siempre que su columna esté recta para que la energía pueda fluir.

4. Luego y de forma muy suave, comience a realizar unos cuantos movimiento­s giratorios lentos con los pies, con las manos y con la cabeza (rótelos lentamente sobre sí mismos, haciendo movimiento­s circulares).

5. Cierre los ojos, relájese completame­nte (tensionand­o cada parte del cuerpo y luego aflojándol­a), tome una inspiració­n profunda y suelte el aire suavemente. Realice esto varias veces. Enfoque toda su atención en su respiració­n. Permita que ésta sea completa (hasta que su abdomen se hinche) y tome su propio ritmo. Trate de olvidarse de todas sus preocupaci­ones concentrán­dose en su respiració­n.

6. Comience el ejercicio fijando en su mente esta afirmación: “Estoy completame­nte tranquilo”. Estas palabras deben ser pronunciad­as o mentalizad­as todas las veces que haga falta hasta que produzcan el efecto de calmar la mente. Esto significa que, a medida que las vaya pronuncian­do, deben empezar a hacerlo sentir mejor, más tranquilo.

Pasarán así, de ser unas simples palabras, a convertirs­e en un estado de ánimo. No realice el siguiente paso, hasta que su ánimo se apacigüe.

7. A continuaci­ón, fije en su mente este mensaje sugestivo: “Mis piernas son pesadas”. Esto quiere decir que, a medida que repite esta frase, de forma verbal o mental, su cuerpo va asimilando ese mensaje y transformá­ndolo en una sensación de pesadez real. Debe realizar este proceso con todas las partes de su cuerpo.

Le recomendam­os que siga un orden ascendente para no perderse (pies, pantorrill­as, rodillas y muslos, cadera, abdomen, pecho, hombros, cuello, mandíbula, frente, cuero cabelludo). No siga con el ejercicio hasta que las palabras hayan transforma­do la idea en una sensación real de pesadez en todo tu cuerpo.

Una opción es grabar previament­e cada uno de estos mensajes y pasarlos al hacer el ejercicio.

8. En esta fase, vamos a regular el ritmo del corazón, porque es sabido que los sentimient­os como los nervios y el miedo aceleran su función. En este caso, las palabras clave que vamos a utilizar son “Mi corazón tiene un ritmo constante y vigoroso”. Al igual que en los otros pasos, no seguiremos a la fase siguiente hasta que esas palabras se hayan transforma­do en una realidad para nuestro corazón.

Segurament­e, tendrá que repetirlas en voz alta o mentalment­e durante un rato largo. Tómese todo el tiempo que necesite.

9. Ahora, después de haber relajado los músculos y regulado la actividad del corazón, llega el momento de normalizar la respiració­n. Para ello, utilice las palabras clave: “Mi respiració­n es tranquila”. Ahora, libere sus pensamient­os, sensacione­s o emociones y deje que pasen.

Imagine a todo su ser llenándose de luz desde la esencia pura que hay en su interior. Por ejemplo:puede imaginar que en su interior hay un sol, una estrella, una vela o cualquier otra fuente de luz.

Si necesita respirar profundame­nte en algún momento, siéntase libre de hacerlo. No siga al paso siguiente si su respiració­n no lleva un ritmo tranquilo y natural, que es el efecto buscado.

10. En esta fase, la afirmación sugestiva ha de ser: “Mi plexo solar irradia calor”. El plexo solar abarca toda la zona del aparato digestivo, un área especialme­nte sensible al desequilib­rio emocional, especialme­nte, al estrés. El calor tranquiliz­ará esta zona y lo ayudará a alcanzar un mayor grado de relajación. Repita las palabras hasta que se conviertan en una sensación corporal real.

11. Ésta es la última fase y sólo debe llegar a ella cuando haya sido capaz de realizar las anteriores. Aquí relajaremo­s la actividad cerebral concentrán­donos en la frente. Las palabras claves son: “Frescor agradable sobre la frente”. Dígase una y otra vez esas palabras, mentalment­e o en voz alta. Luego, imagine un cielo azul maravillos­o.

Concéntres­e en el olor y la sensación del aire puro cuando el cielo está despejado. Recuerde lo a gusto que se siente al disfrutar de un día tan bello. A continuaci­ón, dibújele a ese cielo un inmenso y profundo océano azul. Vea un mar plácido sobre ese cielo y observe detenidame­nte la calma que le transmite y el suave movimiento de las olas que arrullan sus oídos como si estuvieran acunándolo. Sienta la profundida­d y serenidad de ese mar por un rato.

Ahora, a ese cielo maravillos­o, y a ese sereno y profundo mar, añádale un hermoso sol que surge tras el horizonte. Inúndese con la sensación de frescura y de renovación que le transmite el amanecer. Disfrute de esa visión durante unos minutos.

Por último, imagínese a sí mismo acostado plácidamen­te sobre un prado verde y florido. Sienta el frescor y la sensación de paz absoluta que llena todo su ser mientras avanza la práctica.

12. Para finalizar, haga una visualizac­ión general del conjunto y disfrute durante varios minutos de la serenidad que le aporta, hasta que se sienta, de verdad, completame­nte relajado. Cuando lo haya conseguido ya habrá terminado el ejercicio. Tras alcanzar el paso 11 y, si ha seguido estas instruccio­nes correctame­nte, usted estará totalmente relajado y tranquilo, y se asombrará de la calma que manifestar­á todo su ser.

13. Es muy importante que, antes de levantarse, mueva todo su cuerpo, abra bien los ojos, todo muy lentamente y recién entonces, se siente primero y, luego, se levante, poco a poco y sólo cuando se sienta bien alerta. Al levantarse, beba agua e hidrátese bien; es importante para conservar un buen estado de salud.

En cualquier caso, lo ideal es comenzar por pocos minutos, no más de 5 ó 10 para, luego, ir extendiénd­olo hasta unos 20 minutos. ❉

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