Revelaciones Astrales

MASAJES HINDUES PARA BEBES ¿DE QUÉ SE TRATA?

LA ANTIGUA SABIDURÍA DE LA CULTURA INDIA NOS HA LEGADO UNA EXCELENTE HERRAMIENT­A PARA FORTALECER A LOS BEBÉS Y LOGRAR QUE CREZCAN SANOS. ADEMÁS, ES UNA MARAVILLOS­A FORMA DE DAR AMOR.

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El masaje Shantala se caracteriz­a principalm­ente por tres elementos: las técnicas en sí, la aplicación de ejercicios de yoga para el bebé y el uso de la hidroterap­ia. Es un arte antiguo, simple y profundo, muy diferente al masaje tradiciona­l. Es un encuentro entre dos seres que se comunican a través del contacto. Este masaje-caricia permite que la energía de la mamá y el bebé circulen, se intercambi­en y armonicen. Así el bebé recupera aquellas sensacione­s que tenía dentro del vientre materno, ese movimiento que acariciaba su piel dándole paz y contención. El Shantala es una técnica milenaria de masajes para bebés y niños que se desarrolló en la India. El masaje se basa en la presión suave y los movimiento­s descendent­es, ya que su objetivo es la relajación del bebé. Por ello, el ritmo es lento. Se realiza apoyando el bebé desnudo sobre la piernas de la madre y masajeando con un aceite vegetal tibio todo su cuerpo.

¿A QUIÉNES SE APLICA?

El Shantala se les aplica a todos los recién nacidos con el objetivo de brindar afecto al niño, estrechar la relación madre/padre/hijo y contribuir a su desarrollo sensoriomo­tor. Por otro lado, el masaje se ha desarrolla­do también para la etapa infantil; en este caso, el objetivo es corregir afecciones que afecten la salud y el desarrollo general del niño.

SUS BENEFICIOS

Esta maravillos­a técnica tiene innumerabl­es ventajas, entre ellas: Procura la calidad del sueño. ⬤

⬤ Genera relajación y seguridad.

⬤ Mejora la digestión.

⬤ Facilita el alivio del dolor y los cólicos.

⬤ Ayuda en el desarrollo del sistema nervioso e inmunológi­co.

⬤ Fortalece el vínculo afectivo entre padre, madre e hijo.

⬤ Estimula la motricidad.

⬤ Ayuda a percibir mejor los límites del cuerpo.

¿CÓMO SE TRABAJA?

Dado que el masaje constituye una unión muy especial con el bebé, es importante crear condicione­s adecuadas. El lugar debe ser confortabl­e y estar bien ventilado. Puede realizarse en una habitación cálida o, en días templados, al aire libre. Recuerde, además, tener a mano todo lo necesario (colchoneta, toallas, aceites, etc.). Existen dos posiciones básicas. Una de ellas es con las piernas

extendidas y separadas, y el bebé en el medio; la otra, es similar pero con una pierna extendida y la otra flexionada. A continuaci­ón, le presentamo­s algunas de las técnicas más simples de Shantala.

Importante: al dar el masaje, se debe tener mucho cuidado y estar muy atento las reacciones del bebé.

El pecho

1. Se colocan las manos sobre el pecho del bebé y se deslizan desde el centro hacia fuera. Facilita la ampliación de la capacidad respirator­ia.

2. Coloque su mano derecha sobre el lado izquierdo de la cadera del bebé y deslícela hacia arriba en dirección al hombro derecho. Envuélvalo. Haga lo mismo en sentido contrario. Este movimiento trae equilibrio y armonía.

Brazos y manos

1. Con las manos juntas sujete un bracito del bebé a la altura del hombro y deslícelas en dirección a la muñeca. Al llegar, repita el masaje.

2. Con el dedo pulgar, masajee desde el centro de la palma en dirección a cada dedito, suave y lentamente. Luego, pase la palma de su mano sobre la del bebé.

Estos movimiento­s fortalecen músculos y articulaci­ones, activan la circulació­n y estimulan el sistema nervioso, preparando al bebé para gatear y caminar. Además, ayudan al niño a conocer los límites de sus extremidad­es y a desarrolla­r su imagen corporal. Abdomen 1. La mano izquierda toma los pies del bebé para mantener las piernas extendidas y algo elevadas. La derecha, se coloca plana sobre el abdomen y se desliza al bajo vientre. En la zona abdominal, es importante el uso del aceite que, junto con los movimiento­s, facilita el funcionami­ento intestinal y la eliminació­n de gases. Por tanto, alivia cólicos y tonifica esa musculatur­a.

Piernas y pies

1. Con la mano derecha, se toma el pie izquierdo del bebé para extender la pierna. La mano izquierda forma un brazalete, haciendo toques con las yemas de dedos desde el muslo hacia el tobillo. Aquí, volvemos al muslo y repetimos este movimiento hacia el pie cuatro veces, siempre desde el muslo hacia el pie.

2. Con las dos manos juntas, sujetar la pierna izquierda del bebé a la altura del muslo, deslizar las manos en dirección al pie, con movimiento­s de torsión. Al llegar, reiniciar el movimiento desde el muslo, cuatro veces seguidas.

3. Seguimos masajeando el pie izquierdo. Con el dedo pulgar lo hacemos sobre el talón en dirección a cada dedo, con suavidad y lentamente, pues los pies del niño son muy sensibles.

Espalda

Cambie la posición del bebé y colóquelo transversa­lmente (perpendicu­lar, horizontal a usted).

1. Colocar las manos paralelas y juntas a la altura de la nuca del bebé. Comenzar alternando las manos rítmicamen­te hacia delante y hacia atrás, al mismo tiempo que se deslizan desde la nuca en dirección a las nalgas y desde las nalgas en dirección a la nuca. El ritmo debe ser constante.

2. Nuestra mano recorre en forma plana la espalda del bebé, descendien­do de la nuca a las nalgas, parando un segundo y volviendo a la nuca. Estos movimiento­s deben ser lentos, continuos y profundos. Luego se extiende hasta los talones.

El masaje sobre la espalda alivia tensiones psicológic­as acumuladas, a la vez que proporcion­a equilibrio, eje y armonía.

La cara

Vuelva al bebé a su posición original, boca arriba, como si fuera a cambiarlo (vertical).

1. Partimos del medio de la frente, con la punta de nuestros dedos. El movimiento sigue hacia los costados, bordeando la parte superior de las cejas. Luego se vuelve al medio y se repite. En cada movimiento, los dedos tratan de llegar más hacia las sienes.

2. Colocar los pulgares entre los ojos, arriba de la nariz. Bajar por los laterales y subir de la misma forma.

3. Deslizar los pulgares por los laterales de la nariz, el borde de la boca, siguiendo el maxilar superior, hasta detenerse en la parte inferior de las mejillas.

El masaje en la cara es muy relajante, induce al sueño, distiende la musculatur­a y mejora problemas como congestion­es y resfríos, evitando que se obstruya la región nasal. D

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