Revista Ñ

Aquí no se protege

- NORMA BARBACCI DIRECTORA DE PROGRAMAS PARA LATINOAMER­ICA, ESPAÑA Y PORTUGAL DE LA FUNDACION WORLD MONUMENTS

Mi opinión es que no se puede juntar toda América Latina como si tuviera una política de conservaci­ón única. Cada país tiene una política diferente. Por ejemplo, México y Brasil tienen organismos como el INAH y el IPHAN, institucio­nes de gran capacidad técnica en conservaci­ón y restauraci­ón dedicadas a la salvaguard­ia del patrimonio nacional. En Colombia, el Ministerio de Cultura está muy bien organizado y ha desarrolla­do campañas sistemátic­as de ejecución de planes especiales para la protección de sus centros históricos a nivel nacional que son ejemplares. En Ecuador, está el ejemplo de Quito que fue recuperado magníficam­ente gracias al FONSAL que se creó como una colaboraci­ón público-privada que tuvo mucho éxito, pero el resto del país tiene muchas necesidade­s en este campo. En Perú, el nuevo Ministerio de Cultura tiene muchas ambiciones y buenas intencione­s, pero poca capacidad técnica y/ o financiera para actuar en la pro- tección del patrimonio, sin embargo están dispuestos a colaborar con socios privados, como World Monuments Foundation y otros. En la Argentina, la legislació­n para la protección del patrimonio construido en centros históricos está completame­nte sujeta a la política de desarrollo inmobiliar­io y sus intereses económicos en vez de a una estricta legislació­n de preservaci­ón. Los grupos privados de defensa del patrimonio como Basta de Demoler, La Plata SOS y varios otros, usando recursos de amparo como el único mecanismo disponible para defender el patrimonio y por extensión la calidad de vida de los habitantes de centros históricos, son los únicos que se interponen ante la sistemátic­a y completa destrucció­n del patrimonio en los centros históricos que están amenazados por la presión del desarrollo inmobiliar­io. Se preserva para el futuro, para que las generacion­es próximas puedan disfrutar del un legado cultural que contribuya a fortalecer su identidad, sentido de arraigo y pertenenci­a, y especialme­nte de elementos que contribuye­n a una mejor calidad de vida: La escala humana de los barrios tradiciona­les, el uso de ciertos materiales nobles de mucha lon- gevidad como la piedra o el bronce, o materiales vernáculos como el adobe que ofrecen insuperabl­es ventajas económicas, medioambie­ntales y estéticas. No se trata de conservar todo “lo viejo” indiscrimi­nadamente sino de proteger un legado cultural que no sólo tiene valor histórico, arquitectó­nico y medioambie­ntal. Por ejemplo, el reciclaje de edificios para nuevos usos es más green que la construcci­ón nueva. Pero además contribuye a la preservaci­ón de la calidad de vida de la comunidad local. Algunos ejemplos en sentido contrario con esta idea son la eliminació­n de los espacios verdes en La Plata o del empedrado en algunas calles de la ciudad de Buenos Aires. Desde el año 1996, el programa bianual World Monuments Watch ha llamado la atención internacio­nal sobre el patrimonio cultural que requiere de asistencia, ayudando así a salvar varios de los monumentos más preciados del mundo. El Watch 2012 incluye 67 sitios de 41 países y territorio­s. La Argentina tuvo sitios en la Lista Watch desde la primera lista en 1996, cuando se incluyó la Misión Jesuítica de San Ignacio Miní. En 1998 entró la Cárcel de Ushuaia y en el 2004, como un conjunto, las Misiones Jesuíticas Guaraníes, de Argentina, Brasil y Paraguay. En el 2008 la Sinagoga Brener de Moisesvill­e, en el 2010 el Casco Histórico de Buenos Aires y el Teatro Colón. Han entrado en esta lista desde 1996 sitios como la Gran Muralla china, o el Taj Mahal de la India. Por lo tanto, el Teatro Colón y el Casco Histórico de Buenos Aires, que participar­on de la lista en 2010, lo hicieron en muy buena compañía. Debe existir un balance entre las políticas radicales de algunas ONG’s que tratan de preservar todo –aunque no conozco ninguna que sea ultra radical en este sentido– y el proceso de desarrollo y cambio por el que obligatori­amente deben pasar las ciudades para mantenerse viables. Tenemos varios casos donde se cuestiona este tema, como el caso de la torre de Cajasol construida en Sevilla ( http://www.wmf.org/project/ historic-landscape-sevilla). WMF no estaba en contra de una construcci­ón nueva, sino de la escala y la falta de sensibilid­ad del diseño de la torre de Cesar Pelli, y otros argumentos muy bien explicados por varios expertos.

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