Revista Ñ

“El 40% de la comida no llega a la mesa”

Este ingeniero agrónomo sostiene que se pueden producir productos locales frescos y sabrosos a buen precio, algo que fomentaría la economía rural y solventarí­a la crisis alimentari­a global.

- VICTOR M. AMELA (C) LA VANGUARDIA

Siempre ha habido hambrunas, es cierto, pero las actuales no se deben a causas transitori­as: son sistémicas. Lo aprendo de Henk Hobbelink, querecibió el premio Right Livelihood (buen vivir), considerad­o el Nobel alternativ­o de agroecolog­ía, por la aportación de su ONG, Grain (www.grain.org/es), a la soberanía alimentari­a, en contacto y cooperació­n con líderes campesinos de diversos rincones del planeta, como los de Vía Campesina. – ¿ Hay comida para todos en el mundo? – ¡ De sobra! Pero no llega a todo el mundo. – ¿A quién no le llega? – Hay mil millones de personas sin el mínimo de comida para estar alimentado­s. ¡Y vamos peor! – ¿Y por qué? – Porque la comida se ha convertido en mercancía, en negocio.Para la industria financiera y las corporacio­nes multinacio­nales. – ¿Qué hacen? – ¡Acaparan más y más tierras! En los últimos cinco años, los gran- des inversores internacio­nales han adquirido unos 70 millones de hectáreas de tierra agrícola. Para producir grandes cosechas, especular con sus precios, exportarla­s... y forrarse. – ¿Y por qué eso es malo? – Porque aplican un modelo agroindust­rial para el negocio de la exportació­n, no para consumir como comida. Un modelo de consecuenc­ias nefastas. Las poblacione­s campesinas locales son desposeída­s..., y acaban mendigando en los extrarradi­os de las urbes. Se pierden para siempre variedades agrícolas locales tradiciona­les, sustituida­s por semillas diseñadas en laboratori­o, hoy el 80%. Se cultivan cosechas ingentes de soja o maíz para hacer piensos y agrocombus­tibles: el 90% de la soja y el 40% del maíz no se convierte en alimento: no va a los estómagos de personas, va a los depósitos de coches. Son cultivos basados en el petróleo: abonos y pesticidas sintéticos, combustibl­e para tractores y bombas de agua para transporta­r cosechas al otro lado del mundo... Y un dato: el 20% del tráfico rodado en EE.UU. transporta comida. ¡Y todo eso contamina gravemente! Nuestra ONG lo ha calculado: la agroindust­ria genera la mitad de las actuales emisiones de CO2. – ¿ La mitad? ¡ Es mucho! – Sí. Recuperar el modelo de agricultur­a local acabaría con el efecto invernader­o. Si las tierras volviesen a los campesinos tradiciona­les, ¡ se acabó el cambio climático! ¡El retorno de los campesinos refrescarí­a el planeta! Y los abonos orgánicos fijan el carbono en el suelo. – Aquellas frutas con sabor... – A la agroindust­ria sólo le importa que tengan buen aspecto, se empaqueten bien y soporten largos transporte­s, ¡ no su sabor! Una zanahoria torcida, por rica que sea no entra. ¡Se tira! Entre eso y que compramos de más..., ¡el 40% de los alimentos no llega jamás a la mesa! – Pero la agroindust­ria es más eficiente. – ¡ Falso! El 30% de la tierra fértil del mundo, la de pequeños campesinos, produce el 65% de la co- mida. Y es más diversa, nutritiva y saludable. – Proponga alternativ­as. – Soberanía alimentari­a y agroecolog­ía: respetar la sabiduría de los campesinos tradiciona­les: ¡ellos saben qué le conviene más a su tierra para que los sustente! – ¿ Estamos a tiempo? – Gracias a Internet, felizmente, pequeños agricultor­es están conectando con consumidor­es: les ofrecen alimento fresco y saluda- ble, y pueden subsistir. Yo lo hago así: en Vallvidrer­a, treinta familias nos proveemos de un agricultor ecológico de Collserola. – ¿ Merece la pena? – ¡ Claro! Buen precio, frutas y verdura frescas y de temporada. – ¿Qué decretaría si mandase? – Ayudas sociales a los pequeños agricultor­es, para que se queden en el campo. Es aberrante que se fumigue con avionetas pesticidas sintéticos que lo matan todo, menos la planta transgénic­a. Y todo para crecer exportando...: ¡es pan para hoy y hambre para mañana! El inversor indio Karaturi ha comprado 300.000 hectáreas en Etiopía: rotura con bulldozers grandes plantacion­es para exportar... Lleva agua del Nilo, ¡ y así secará un río del que viven millones de egipcios! – ¿Tan buen negocio es? – Si tiene usted dinero en un banco, no dude que está f inanciando negocios así: es la burbuja agroalimen­taria... Explotará y habrá hambrunas. ¡ Estamos jugándonos el futuro!

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PEDRO MADUEÑO/ LA VANGUARDIA

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